Fieles acuden al Danubio para la misa del papa en Hungría
Decenas de miles de húngaros llenaron el domingo la principal plaza de Budapest para la misa final del papa Francisco en el país, congregados a orillas del Danubio mientras el pontífice cerraba un fin de semana en el corazón de Europa con peticiones de una resolución pacífica de la guerra de Rusia al otro lado de la frontera.
La misa en la Plaza Kossuth Lajos, junto al parlamento húngaro y el famoso Puente de las Cadenas de Budapest, era la cita destacada en los tres días de visita de Francisco, dominados por la preocupación del Vaticano por la situación en la vecina Ucrania.
Unas 50.000 personas participaron en la misa, según dijo el Vaticano citando cifras de la organización local, 30.000 de ellas en la misma plaza en una luminosa mañana de primavera. Entre ellos estaban la presidenta, Katalin Novak, y el primer ministro, el populista conservador Viktor Orban, cuyo tibio apoyo a Ucrania ha molestado a otros miembros de la Unión Europea.
Tras la misa, Francisco tenía un último acto programado en Budapest antes de regresar a Roma: un discurso sobre cultura europea en la Universidad Católica Pazmany Peter.
El pontífice, de 86 años, ha intentado hacer un equilibrio diplomático entre sus peticiones de que termine la guerra, expresar su solidaridad con Ucrania y mantener la puerta abierta a un diálogo con Moscú. El sábado rezó con refugiados ucranianos y después se reunió con un enviado del patriarca ruso Cirilo, que ha apoyado con firmeza la invasión de Moscú y la ha justificado como una batalla metafísica contra el Occidente progresista.
Francisco besó la cruz de Hilarion, el metropolitano de la Iglesia ortodoxa rusa, en un gesto de respeto durante una reunión de 20 minutos en la embajada vaticana en Budapest, que la Santa Sede describió como “cordial”. Hilarion, que tiene buenas relaciones con el Vaticano tras su larga experiencia como ministro de exteriores de Cirilo, dijo haber informado a Francisco sobre su puesto actual como representante en Budapest del Patriarcado de Moscú.
La visita de Francisco a Hungría, la segunda en otros tantos años, le ha llevado lo más cerca que había estado hasta ahora del frente de Ucrania, pero también al corazón de Europa, donde el gobierno de Orban, que se describe como conservador cristiano, se ha presentado como baluarte contra un mundo occidental en proceso de secularización.
Sin embargo, el papa empleó la visita para pedir al continente que recupere su espíritu de unidad y propósito, y señaló a los puentes de Budapest sobre el Danubio como símbolos de unidad y conexión.
El escenario para su última misa no podría haber sido más apropiado para ese mensaje: la amplia plaza lleva el nombre de uno de los estatistas más famosos de Hungría, que sirvió como primer ministro tras la revolución de 1848-1849 contra el régimen de los Habsburgo. Está separada de la orilla izquierda del Danubio por el parlamento neogótico de Hungría, el edificio más grande del país y que acoge su Asamblea Nacional. Cerca se encuentra el Puente de las Cadenas, uno de los que cruzan el río y conecta los lados de Pest y Buda de la ciudad. ___
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