Mientras Fernández Rundle se prepara para su 7mo mandato, un nuevo jefe de Policía podría alterar su cargo de fiscal estatal

La fiscal estatal de Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle, dijo la semana pasada que tiene la intención de postularse a un séptimo mandato el próximo noviembre. Una victoria, sin embargo, significaría que la fiscal estatal que más tiempo lleva en el cargo en la historia de Miami-Dade pudiera adentrarse en territorio desconocido.

Por primera vez en lo que serían sus 31 años de carrera judicial, Fernández Rundle, demócrata de 73 años nombrada por primera vez en 1993 y elegida un año después, trataría directamente con un jefe de Policía electo. Y, aunque algunos observadores políticos afirman que es demasiado pronto para saber cómo pudiera cambiar la dinámica entre los dos máximos responsables de la aplicación de la ley en el condado a un año de las elecciones, admiten que hay muchas posibilidades.

Un jefe policial electo republicano duro con la delincuencia pudiera sentir la necesidad seguirle el juego a su base, yendo contra de una política que ahora permite a la Policía emitir citaciones civiles por delitos menores como fumar marihuana. Y a diferencia de la mayoría de los condados de la Florida, aquí los fiscales estatales firman la causa probable tanto para el arresto como para las órdenes de registro antes que un juez dé el visto bueno, eliminando posibles errores legales por parte de la Policía y haciendo menos probable el abandono de un caso.

Otra política que la oficina de Fernández Rundle implementó es la incorporación de investigadores estatales a algunas unidades policiales. Es habitual que un investigador estatal se presente en las escenas de delitos importantes. Los investigadores también asisten a los interrogatorios por delitos graves y permiten que la Policía cuente con representación jurídica en el lugar de los hechos tras los tiroteos policiales, prácticas inauditas en la mayoría de los demás condados.

Bajo el mandato de Fernández Rundle, la fiscalía también ha creado una docena de grupos de trabajo de investigación, desde la unidad de tráfico de seres humanos hasta las de pandillas o delitos de odio. Un jefe policial electo con control total de los lugares donde se cometen delitos pudiera echar por tierra alguna o todas esas unidades y políticas a finales del próximo año.

“Soy optimista y creo que podremos seguir avanzando como siempre”, dijo Fernández Rundle. “Lo más importante es seguir centrados en la seguridad pública. Espero que, independientemente de quién sea el jefe electo, seamos capaces de liderar juntos”.

La mayoría de los expertos en aplicación de la ley dicen que pronosticar el futuro es difícil.

“Es difícil decir cómo será. Realmente depende de la persona”, dijo Alex Piquero, profesor de Criminología de la Universidad de Miami y ex director de la Oficina de Estadísticas de Justicia del Departamento de Justicia federal en Washington. “Este es uno de esos casos en los que no se sabe lo que no se sabe”.

Miami-Dade se deshizo de un jefe de policía electo hace 57 años, tras una serie de escándalos que se prestaron a una investigación de un jurado de instrucción. Los jurados emitieron un informe mordaz que descubrió que la oficina del jefe policial electo había estado protegiendo chanchullos de juego, cobrando sobornos de redes de prostitución y extorsionando a proveedores de abortos ilegales. En 1966, los electores votaron a favor de la autonomía, que —con la esperanza de despolitizar la policía del condado— ordenaba al alcalde del condado nombrar a un director de Policía.

Incluso así, algunos confían en que la transición tenga pocas consecuencias para la fiscalía estatal. Steadman Stahl, presidente de la Asociación Benévola de Policías del Sur de la Florida, el sindicato que representa a la mayoría de los más de 3,000 agentes de Miami-Dade, dijo que la mayoría de las políticas ahora en vigor han servido bien a los habitantes del condado.

“No importa quién sea el jefe electo, uno todavía tiene que hacer un arresto y este tiene que ser procesado”, dijo Stahl. “Tiene que ser una colaboración”.

Una tragedia enturbia los planes de transición

Es probable que ninguna de estos asuntos hubiera sido motivo de preocupación —al menos en las primeras elecciones— de no ser por un horrible incidente ocurrido el 23 de julio en un tramo de autopista al sur de Tampa. Ahí fue donde el ex director de la Policía de Miami-Dade, Alfredo “Freddy” Ramírez, apartó su SUV a un lado de la I-75 y se disparó en la cabeza cuando volvía a casa con su esposa de una convención de jefes policiales en Tampa.

Ramírez, un aliado de Fernández Rundle, había cambiado su afiliación partidista a demócrata no hace mucho tiempo y era el gran favorito para ganar las elecciones de jefe de policía electo. Se esperaba que su transición al cargo de jefe de policía electo fuera tranquila y que mantuviera la mayoría de sus políticas. Recientemente, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, nombró a la directora interina de la Policía de Miami-Dade, Stephanie Daniels, para ocupar el cargo a tiempo completo y dijo que Ramírez ayudaría en la transición a jefe de policía electo.

Con la ausencia de Ramírez, la contienda para jefe electo se considera más abierta, con un par de pesos pesados republicanos que pueden ser factores en la contienda.

Fernández Rundle sigue siendo una constante

Sin embargo, la única constante de las fuerzas del orden es Fernández Rundle. Una victoria el próximo noviembre sería su séptima consecutiva tras su nombramiento inicial por Janet Reno en 1993, después que el presidente Bill Clinton nombrara a Reno secretaria de Justicia federal.

Fernández Rundle fue la principal ayudante de Reno durante 15 años y tuvo un papel decisivo en la creación de la primera unidad contra la violencia doméstica del estado. Desde entonces, con el fuerte apoyo de las sólidas comunidades hispana y negra de Miami-Dade, ha logrado la mayoría de sus victorias electorales.

Más recientemente, en 2020 derrotó a la activista local y ex subdirectora de la ACLU Melba Pearson por 20 puntos, a pesar de los llamamientos para su destitución y las protestas frente a su oficina durante las marchas de justicia social del verano después de la muerte de George Floyd el 25 de mayo de 2020.

La mayoría de esas protestas fueron a raíz de una época tumultuosa en la Policía de Miami, allá por 2010 y 2011, cuando agentes mataron a tiros a siete negros en siete meses. La fiscalía de Fernández Rundle no procesó a ninguno de los policías, ni siquiera a Reynaldo Goyos, quien fue despedido por dispararle a un desarmado Travis McNeil en su auto mientras tomaba su teléfono móvil.

Los tiroteos fueron en parte responsables de que la ciudad fuera demandada por el gobierno federal y completara un decreto de consentimiento emitido por el Departamento de Justicia que exigía cambios en todo, desde la política hasta la capacitación.

Fernández Rundle afirma que seguirá luchando contra la corrupción pública y exigiendo responsabilidades a la Policía, y que ese será su objetivo en el futuro. Su oficina consiguió recientemente una condena por secuestro a mano armada contra un policía de Hialeah que secuestró a un indigente.

“Sigo intensificando nuestros esfuerzos contra el tráfico de personas, las agresiones sexuales a menores, el fraude y la explotación de ancianos”, dijo Fernández Rundle. “La seguridad pública y responsabilizar agresivamente a los delincuentes son todavía mi prioridad”.