Fernández busca recostarse en los gobernadores, pero Uñac y Manzur rechazan sumarse al Gabinete

Alberto Fernández reunido en la Quinta de Olivos con Serio Uñac
Presidencia

En medio de la crisis interna que atraviesa su Gobierno, tras las renuncias presentadas ayer por el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y otros funcionarios de primera línea ligados a Cristina Kirchner y La Cámpora, el presidente Alberto Fernández busca el apoyo de los gobernadores para relanzar su gabinete . Durante la jornada de hoy, en la quinta de Olivos, el primer mandatario se reunió con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, y de Tucumán, Juan Manzur.

Según pudo saber LA NACION, el Presidente le ofreció al sanjuanino Uñac el cargo de ministro de Interior, que el gobernador declinó ofreciendo a alguien de su entorno . Lo mismo sucedió con el tucumano Manzur, quien no quiere dejar el mando de la provincia en manos de su vice Osvaldo Jaldo, con quien está enfrentado. De todos modos, ambos ofrecieron a Fernández sumar funcionarios al Gabinete nacional en cargos de menor rango, como una forma de manifestarse su apoyo político.

El reemplazo de De Pedro en la cartera política era este jueves un objetivo del Gobierno, después de que la Casa Rosada dejara correr la versión de que la renuncia del dirigente camporista había sido aceptada por el Presidente, lo que luego fue desmentido por la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Las fuentes consultadas por este diario deslizaron que, más allá de las idas y venidas, Fernández busca rearmar el Gabinete con un criterio “federal”, con el respaldo político de los gobernadores.

Fernández no pisó en toda la jornada la sede de gobierno, que dejó ayer pasadas las 21.30. El día después de la jornada más caótica de su gestión, el primer mandatario trabajó desde la quinta de Olivos. Allí además de reunirse con Uñac y Manzur, se juntó con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Economía, Martín Guzmán. Por afuera de esos encuentros operaron dos ministros leales al Presidente: Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Gabriel Katopodis (Obras Públicas).

Promediando el mediodía y tras la mañana de llamados y reuniones, Fernández lanzó varios mensajes en sus tuits en la red social. El objetivo pretendido era desacelerar la escalada del caos interno desatado ayer, con frases de tono más conciliador, pero Fernández terminó marcando límites. “La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente” , fue uno de los mensajes más destacados del “hilo” de tuits presidencial, en los que dejó en claro su posición ante la situación desatada.

La reacción del mandatario contrastó con la lectura compartida por varias voces en la Casa Rosada, entre quienes reinaba la impresión de que ayer, al desconcierto y la sorpresa por la serie de renuncias se sumó la falta de un mensaje público que dejó crecer la sensación de desorden. Y, en ese contexto, consideraban otro error la invitación a Aníbal Fernández. “Si buscaban apaciguar la crisis, por ahí no era seguro”, deslizó un funcionario.

Las publicaciones en Twitter fueron el corolario de una mañana en la que Fernández mantuvo reuniones con Cafiero, principal objetivo de la avanzada del cristinismo, y con el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien en las últimas horas recibió un llamado de Cristina Kirchner, que pareció correrlo de la mira. Y con Uñac y Manzur.

Durante las primeras horas del día, Fernández también mantuvo una serie de llamadas en busca de desactivar la marcha organizada por el Movimiento Evita, para respaldarlo en medio de la crisis interna que desató la serie de renuncias de ministros. La marcha, prevista para las 15, en Plaza de Mayo, había sido confirmada poco antes por los propios referentes del Movimiento, entre ellos Emilio Pérsico, también funcionario del gobierno nacional, como Fernando “el chino” Navarro.

Pero cerca de Fernández resaltaban que el propio mandatario se había comunicado para pedir que se diera de baja, lo que fue leído como otra forma de buscar calmar los ánimos, exacerbados en el correr del día de ayer. “No queremos que nuestra participación masiva a Plaza de Mayo sea considerada como un impedimento al diálogo que hay que construir para la unidad nacional” , comunicaron desde el Movimiento en sintonía con el mensaje que se busco transmitir desde presidencia.