Feminista y semidesnuda, ¿por qué critican a Emma Watson?
En gigantescas vallas publicitarias, en los anuncios que interrumpen la televisión, en cualquier alfombra roja, en los videos musicales, casi omnipresentes lo senos más o menos descubiertos ya no deberían causar escándalo. Cierto, algunas redes sociales, en el colmo de la mojigatería, aún prohíben el pezón. Pero nadie debería ofenderse porque las mujeres ejerzan su derecho a exhibir la parte del cuerpo que les dé la gana.
Y sin embargo los censores de tetas desnudas persisten. Emma Watson, conocida por su trabajo a favor de los derechos de las mujeres y por la actuación en la saga de Harry Potter, ha experimentado en carne propia la condena de estos (y estas) defensores de la pureza de la causa feminista.
La polémica que ha engendrado la fotografía de Watson en el último número de la revista Vanity Fair, trasciende los círculos del feminismo. La discusión abre otro capítulo del profuso debate sobre el cuerpo de la mujer.
¿Acaso la actriz británica traiciona sus ideas cuando posa semidesnuda? ¿Ese gesto la convierte en cómplice de quienes ven a las mujeres como simple objeto sexual? ¿O su decisión de tomar esa fotografía significa lo contrario, o sea, que su libertad también le permite reconocer y mostrar la belleza de su cuerpo?
La controversia
La fotografía de Watson, parte de una sesión para promocionar el filme La Bella y la Bestia, ha atizado la ira de algunos detractores de la actriz al punto de tildarla de “fraude” e “hipócrita”. La periodista británica Julia Hartley-Brewer fue particularmente mordaz: “Feminismo, feminismo… diferencia salarial de género… por qué, oh, por qué no me toman en serio… feminismo… oh, ¡y aquí están mis tetas!”, comentó en Twitter.
Otros recordaron las palabras de Watson sobre las imágenes del disco Beyoncé, producido en 2013 por esa cantante estadounidense. Entonces la protagonista del nuevo remake de Disney confesaba su confusión por el conflicto aparente entre el discurso feminista de Beyoncé y su pose frente a la cámara, que sería una concesión al “voyerismo masculino”.
“El problema no es la reciente foto de Watson, sino lo que dijo hace años. Esa imagen en Vanity Fair no la hace una hipócrita. Sus palabras sí”, afirmó el columnista Vinay Menon, en el Toronto Star.
En defensa de la Embajadora de Buena Voluntad de Naciones Unidas se han levantado voces como las de Gloria Steinem, una de las más reconocidas líderes del movimiento feminista. “Las feministas pueden vestirse como se les antoje”, dijo a TMZ. “Ellas deberían poder caminar desnudas por la calle y sentirse seguras”, añadió.
Desnuda y feminista
Watson no entiende por qué sus senos semidesnudos han engendrado semejante polvareda. “Esto me revela cuántos conceptos erróneos y malentendidos existen sobre qué es el feminismo”, dijo a la agencia Reuters. “El feminismo no es un palo para golpear a otras mujeres. Se trata más bien de libertad, liberación, igualdad. Realmente no sé qué tienen qué ver mis tetas con eso”, señaló.
De hecho, el feminismo, o al menos la interpretación particular que ciertas mujeres han hecho, sí ha servido para condenar el comportamiento de sus congéneres. “Muchas de las primeras feministas aspiraban, con razón, a que las mujeres fuesen reconocidas por su inteligencia, no por sus cuerpos”, apuntó la escritora Jaya Saxena en la revista Elle. “Pero nosotras tenemos tanto cuerpo como mente, y rechazar uno en favor de la otra sería negar la totalidad de cualquier persona.”
Si Watson no se presentara como militante feminista, quizás la susodicha foto habría pasado desapercibida. O para la ortodoxia del feminismo como un ejemplo más de la cosificación de la mujer, porque a los ojos de esta “extraoficial policía feminista”, como la llamó la escritora Andi Zeisler, cualquier manifestación no intelectual del cuerpo de la mujer constituye una sumisión al patriarcado.
¿La imagen de Watson en Vanity Fair es necesariamente un acto feminista? ¿Por qué en su caso exhibir los senos semidesnudos no significa claudicar a la sexualización machista, mientras las modelos que descubren su cuerpo sí serían víctimas de la explotación masculina?
Zeisler, destacada feminista y fundadora de la organización Bitch Media, propone una respuesta: “No todo lo que una feminista hace es un acto feminista”.
A fin de cuentas, escandalillos como este desvían la atención de los grandes desafíos que enfrentan las mujeres: la discriminación en el mercado de trabajo, los derechos reproductivos, la violencia de género, el acceso al poder político… Y en esa lucha, una teta semidesnuda es solo eso: una teta semidesnuda.