Federico Agustín Gómez: la historia del jugador “alternativo” que se metió en un torneo ATP desde el puesto 367° del ranking
CORDOBA.- Con el score 5-4 y 40-15 en el segundo set, Federico Agustín Gómez sacó abierto y con potencia. Renzo Olivo no pudo conectar una buena devolución, y el hombre de Merlo, del oeste bonaerense, gritó un triunfo especial y revoleó al cielo la pelotita que le quedaba. Sobre el polvo de ladrillo de la cancha 1 del Polo Deportivo Kempes, a los 27 años, y desde el puesto 367º del ranking, con un triunfo por 6-4 y 6-4, se metió por primera vez en su carrera en el cuadro principal de un torneo ATP. Gómez, que venía de perder en la primera rueda del Challenger de Punta del Este, sólo ostentaba un lejano antecedente en este nivel del circuito, cuando perdió con el español Carlos Taberner en la primera rueda de la qualy del Argentina Open en el Buenos Aires, en febrero de 2022; mucho antes, transitó varios futures, algunos interclubes y torneos universitarios sobre el cemento norteamericano. En Córdoba, Gómez se dio un gusto enorme y con dos muy buenos triunfos, frente a jugadores con mucha más experiencia en esta categoría, como el rosarino Olivo y el francés Corentin Moutet, al que venció el sábado en el debut, después de remontar un set de desventaja.
“Nací en Merlo, pero vivo en Parque Leloir, en Ituzaingó. Mi papá jugaba cuando era chico, pero cuando yo empecé, ya no estaba con el tenis. Empecé a jugar en el club El Jagüel, que ya no está más. Con los años me fui moviendo por la zona. Siempre me entrené por el oeste”, le cuenta Gómez a LA NACION sobre sus comienzos en el mundo de las raquetas. A los 18 años, con el apoyo de su familia, emigró a los Estados Unidos para estudiar y jugar al tenis universitario. Empezó en el ASA Junior College, en Miami, por una cuestión de elegibilidad, y luego jugó División 1 en Louisville, en Kentucky.
“La idea de irme a Estados Unidos siempre la tuve, también el apoyo de mi familia, que me lo inculcaron desde chiquito. Después me acuerdo que me fui a Europa en 2015, y cuando volví no estaba muy bien con el tenis. Había sacado algunos puntos de ATP el año anterior, pero al regresar de Europa a Estados Unidos, pensé en darle una oportunidad más al deporte, y no me arrepiento ni un poco de haberlo intentado”, recuerda Gómez, dueño de un tenis de golpes potentes, con 1,91m de altura y 95 kilos de peso. Sin grandes marcas que lo auspicien. Viste una remera roja porque... es hincha de Independiente. Llegó a Córdoba como jugador “alternativo”, cuando le avisaron que surgían varias bajas en el cuadro de clasificación... y terminó por ganarse un lugar en el cuadro principal. Este lunes por la noche tendrá su bautismo en el circuito ATP frente al ascendente Facundo Díaz Acosta.
-Elegiste un camino alternativo.
-Sí, la verdad que sí. Pero muy competitivo, ¿eh? Allá en Estados Unidos hay un altísimo nivel. Me costó un poco adaptarme al ritmo americano, al ritmo de estudiar y ser americano con las cosas. Los entrenamientos y la parte física me costaron bastante, pero lo fui llevando, me fui metiendo, y una vez que uno lo consigue se hace todo mejor. Está muy bueno, te dan el espacio para crecer en lo académico, en lo deportivo y como persona.
-¿Cómo hiciste con los viajes y gastos?, ¿tuviste algún sponsor?
-La verdad es que siempre tuve el apoyo de mi familia. Obviamente, la carrera del tenista es muy cara y es muy difícil de soportar, más estando en Argentina. En cierto modo, las razones de irme a Estados Unidos fueron para seguir jugando al tenis y tener un buen nivel. Sponsor no tengo, estoy en las mías, tengo unos amigos que me ayudan un poco, pero no hay nada cerrado. Hace un par de meses empecé con Slice Token, que es una plataforma de inversión, donde la gente ayuda y es un buen método para apoyar a los deportistas. Estoy con eso, mi entrenador (Mauricio Pérez Mota) es uno de mis mejores amigos y también me da una mano, y tengo un preparador físico (Francisco Piovano) que está radicado en Europa, así que no me puedo quejar en ese sentido.
-¿También jugaste Interclubes?
-Sí, en 2017 fue mi primer año. Pero por cuestiones de la Universidad no me daban los tiempos, así que por ese lado fue complicado. Recién el año pasado fui a Francia y jugué, y gracias a un amigo ahora voy a ir a jugar a Alemania, que es muy importante para poder financiar mi carrera y estar algo más tranquilo en ese sentido. Es una alternativa que desde afuera no se ve, pero muchas veces las usamos para entrenarnos. Por lo general, cuando estamos en Europa es por giras largas, y con esos torneos estamos muy bien.
-Imagino que en todo este camino hubo dudas.
-Sí. Me gradué en Administración Deportiva en 2019, y dejé. Volví a jugar en octubre de 2021. Fueron dos años largos. Estuve trabajando en la academia de Willy Cañas en Aventura, en Florida, luego hubo gente que me animó para volver al circuito, me anoté en unos futures [la categoría más baja en el tour profesional] en México. Gané la prequaly para jugar la qualy del ATP de Buenos Aires en febrero de 2022, y luego empecé en la academia de Franco Davin en Key Biscayne, que también me ayudó mucho. Davin es una gran persona. También me dio una mano Marcelo Albamonte, que fue mi primer entrenador, que trabaja junto con Davin. Él me puso una raqueta en la mano, así que les estoy muy agradecido.
-¿Y qué te aconsejó Davin?
-Je, un poco lo que me dicen todos. Que el potencial lo tengo, que sea más valiente, que depende de mí y tenga la decisión de mejorar, y sufrir en la cancha y trabajar por lo que uno quiere. Obviamente la parte económica siempre fue una traba. Estoy tratando de mejorar en la parte mental, por ahí yo era una persona que, en las situaciones bajo presión buscaba la excusa o me ponía más presión. Me imagino que ahora estarán contentos de ver estos resultados, pero hay que seguir. No es mucho, pero son partidos que motivan y empujan para seguir adelante.
-Para otro puede que no sea mucho, pero para vos sí es importante esto.
-Sí, para mí significa mucho, me hace darme cuenta del nivel que puedo llegar a tener, de cómo puedo competir, de las cosas que puedo llegar a hacer dentro de una cancha de tenis y eso me pone muy contento.
-¿Cuántas cosas cambiaron en estos dos días de la qualy al cuadro principal?
-Mucho. No sé si en dos días, pero sí en cuatro sets. Porque en el arranque contra Moutet me sentía errático, apurado, nervioso. Y gracias a técnicas de relajación, a lo que me decía mi entrenador, cambió mi mentalidad, a pensar que puedo competir con ellos, que este es el lugar al que pertenezco, a animarme a competir. Uno puedo ganar o perder, pero me siento más motivado.
-Aquí está el cuadro principal de un ATP, y está tu nombre en la lista. ¿Qué sentís?
-Y… uno ve los nombres que hay. Están Fran (Cerúndolo), con el que entrenamos en el mismo lugar, Seba Báez, Fran Comesaña, chicos más jóvenes que yo que vienen haciendo las cosas muy bien… Hay históricos como el Peque, jugadores a los que en algún momento veía por la tele, y tener ahora la posibilidad de enfrentarlos es algo hermoso.
-Sos un trabajador del tenis, un jugador que tuvo que remarla bien desde abajo. ¿Ves este logro como una reivindicación?
-No, lo veo más como un premio al trabajo, a la segunda oportunidad que me di. Estos últimos meses fueron muy buenos. Desde agosto del año pasado vengo jugando muy bien, se fueron dando algunos resultados. Arranqué bien esta temporada, pero un microdesgarro me tiró para atrás anímicamente. En las últimas dos semanas me sentí jugando muy bien en los challengers de Punta del Este [fue campeón en dobles, junto a Murkel Dellien] y en Piracicaba. Lo veo más que nada como un resultado del trabajo que vengo haciendo, del tiempo fuera de la cancha escuchando a las personas que me quieren ayudar. Quiero aprovechar esto todo lo que pueda.