De fanfarrón a líder en asistencias

Phil Dunster en Los Ángeles, el 1.° de mayo de 2023. (Ryan Pfluger/The New York Times)
Phil Dunster en Los Ángeles, el 1.° de mayo de 2023. (Ryan Pfluger/The New York Times)

El nuevo Jamie Tartt es muy diferente del antiguo Jamie Tartt. Interpretado por Phil Dunster, un actor inglés de 31 años, el Tartt que cierra la tercera y quizá última temporada de “Ted Lasso” es serio, cándido y emocionalmente maduro, muy distinto del mujeriego y egoísta estrella del fútbol malcriado que se nos presentó en la primera temporada.

Ese Tartt era egoísta y engreído, un acaparador de balones en el campo y una carga para los que se veían obligados a aguantarlo, incluido su entrenador del AFC Richmond, Ted Lasso (Jason Sudeikis); su rival profesional convertido en entrenador personal, Roy Kent (Brett Goldstein), y su novia intermitente, Keeley Jones (Juno Temple). En los últimos episodios de la exitosa comedia de Apple TV+, Tartt se ha abierto a estos personajes, entre otros, y ha aprendido a perdonar a su padre maltratador (Kieran O’Brien). Lo más sorprendente de todo es que lidera la Liga Premier en asistencias; el fanfarrón ahora juega en equipo.

En el final del miércoles (a partir de este punto, habrá revelaciones de la trama), Tartt consigue un comercial de Nike en Brasil, comparte una larga conversación con Kent y visita a su padre en recuperación, mostrando lo mucho que ha progresado en los últimos tres años.

Ha sido una reinvención drástica para un personaje que antes era conocido estrictamente por su actitud de chico malo. Y Dunster, enfrentado a la tarea de hacer convincente esta transformación, tenía dudas de que pudiera conseguirlo.

“Estaba aterrorizado de manera constante”, admitió la semana pasada en una videollamada desde su apartamento de Londres. “Cada vez que leía un nuevo guion, pensaba: no sé cómo [palabra malsonante] hacer eso”.

Le da crédito a Sudeikis, como estrella y cocreador de la serie, por ayudarle a superarlo, especialmente en una escena importante del episodio once en la que Tartt se derrumba y llora por el estrés de un partido inminente ante el público de su ciudad natal.

“Hay cosas muy bonitas que la gente ha dicho después de ese episodio y la respuesta honesta es que fue idea de Jason”, comentó Dunster.

Afable y juvenil, con un aire pensativo que a menudo lo hacía mirar a media distancia antes de hablar, Dunster parecía ansioso por reflexionar sobre “Lasso” conforme se acercaba su final. (Aunque no se ha hecho ningún anuncio oficial sobre el futuro de la serie más allá del final de la tercera temporada del miércoles, actualmente no hay planes para más episodios ni para series derivadas). Rememoró el proceso de audiciones con una alegría melancólica, hablando en un tono de refinamiento inglés bien educado que contrasta fuertemente con el acento de Mánchester que tiene Tartt.

En aquel momento, aseguró, Tartt se llamaba Dani Rojas, que era “lo que el personaje de Jamie es ahora, pero quizá europeo o sudamericano, representando de dónde vienen muchos futbolistas que pueden tener un espíritu de diva”. (Rojas se convirtió más tarde en un personaje aparte, una Pollyanna mexicana amante del fútbol interpretada por Cristo Fernández).

Dunster hizo la audición “con una especie de acento español”, relató, que “no era exactamente lo que buscaban”. Supuso que ahí acababa todo. Pero una tarde, tiempo después, mientras jugaba al voleibol, Dunster recibió una llamada de su agente diciéndole que los productores querían que volviera, esta vez sin el acento español.

“La nota era esta: encuentra un acento que represente a los futbolistas del Reino Unido y que no suene como yo”, señaló. Como aficionado al fútbol de toda la vida, su mente se dirigió directamente a Mánchester, hogar del cacareado Manchester United y del actual gigante de la Liga Premier, el Manchester City. En lugar de “yo”, Tartt dice “yo-o”; “Keeley” se convierte en “Ki-la”.

“Hice todo lo posible por hacer una elección bastante atrevida de quién era”, comentó Dunster. “Fue una pincelada bastante amplia: un joven hambriento de fama con una idea deformada de la celebridad que piensa que la longevidad en esta industria consiste en ser todo lo ostentoso que se pueda”.

Dunster, que creció en Reading, Inglaterra, se sintió atraído por la actuación desde una edad temprana, apareciendo en producciones escolares que le granjearon la atención tanto en clase como en casa.

“No quiero atribuirlo únicamente a mi interpretación de Oliver en una producción de tercer grado, pero eso sentó las bases de mi afición por el espectáculo”, afirmó.

Aunque tiene orígenes militares (tanto su hermano como su padre sirvieron en las fuerzas armadas), afirma que su familia apoyó su decisión de dedicarse profesionalmente a la actuación matriculándose en la Bristol Old Vic Theatre School. En parte porque, como explica secamente, “también sabían que mis aptitudes académicas eran nulas, así que decían: ‘Sí, amigo, no tienes nada más a tu favor’”.

Después de graduarse, Dunster aceptó un trabajo como mesero en un restaurante asiático de Brixton, pero tras un solo turno de prueba, se dio cuenta de que eso no era para él.

“Me desplomé. Tenía a alguien que cuidaba de mí y aun así me las arreglé para meter la pata”, dijo. En el autobús de vuelta a casa, estaba consternado: “Recuerdo que pensé: ‘¿Qué estoy haciendo? No puedo ser actor si tengo que hacer esto’”.

Afortunadamente, no tuvo que hacerlo: casi de inmediato le ofrecieron un papel importante en la película británica de gánsteres de época “The Rise of the Krays” (2015), y así de sencillo, Dunster pasó de ser un graduado ansioso a un actor profesional, y desde entonces no ha dejado de trabajar.

A continuación, se dio a conocer con papeles en la oscura comedia sobre padres “Catastrophe” (2015-19) y en la película de Kenneth Branagh “Asesinato en el Orient Express” (2017). Pero unirse al reparto de “Ted Lasso” en 2020 elevó el perfil de Dunster a nuevos niveles, pues la serie se convirtió en un fenómeno de la era pandémica y enamoró al público y a los críticos con su sinceridad dulcemente cómica.

“Ted Lasso” es ante todo un espectáculo sobre la bondad, sobre encontrar la bondad en los demás y sacar la bondad de nosotros mismos. Eso incluye a Tartt, de quien Dunster aseguró que llegó a “dejarse llevar por el amor en lugar de por el odio”, algo que “nunca pensó que elegiría”. Quizá no sorprenda que su paso por “Lasso” haya enseñado a Dunster la importancia de “trabajar con gente buena”. Ahora que la serie llega a su fin, al menos por ahora, eso es lo que está buscando de nuevo.

“El papel puede ser cualquiera: grande o pequeño, un tipo bueno o un tipo malo, un primer ministro o lo contrario a un primer ministro”, continuó. “En realidad no importa, siempre que la gente que lo haga sea buena”.

c.2023 The New York Times Company