Familiares recuerdan al connacional que murió en tiroteo en Chicago

CUERNAVACA, Mor., julio 8 (EL UNIVERSAL).- Un mes antes de partir a Estados Unidos, Mario Nicolás Toledo Zaragoza, connacional víctima del tiroteo en Chicago, Estados Unidos, visitó a su hermana Martina en el pueblo de Huixastla, municipio de Tlaquiltenango, y prometió volver pronto para encumbrar el monte y cazar huilotas o algún venado.

El hombre de 78 años viajó a Chicago en febrero, junto con su hijo Ricardo para actualizar documentos y gozar de la jubilación por trabajar en EU.

Era un hombre, dice su hermana, dedicado a los trabajos del campo y lo recuerda con su tractor sembrando maíz y algodón. Esa fue una de las herencias que dejó a sus hijos, pero la desgracia lo atrapó en este viaje que tuvo como objetivo visitar a sus hijos y nietos. En enero pasado, los hermanos Mario y Martina se sentaron a la sombra de un amate y hablaron de sus planes futuros, de la pasión de Mario por el campo, el monte y la cacería.

Las autoridades habían levantado la veda a la cacería en la zona boscosa de la Sierra de Huatia, colindante con el estado de Guerrero, y Mario prometió que subiría nuevamente, como en sus años de juventud.

—"Tú ya no puedes" —le dijo su hermana.

—"Voy a venir con Ricardo [su hijo mayor] y hasta donde llegue la camioneta, ahí nos paramos" —respondió.

La muerte de Mario Nicolás dolió a sus paisanos en Nexpa, su pueblo natal en Tlalquitenango, y también a sus vecinos de Galeana, en Jojutla, donde vivió sus últimos años.

"Le gustó mucho el campo, era un hombre tranquilo, pacífico, bueno y nunca tuvo dificultades con nadie. Todo mundo lo quiso y se dio a querer con toda la gente. En Galeana pasaron su noticia por televisión. Desgraciadamente se nos fue. Era el mayor de los hermanos", recuerda su hermana.

En la conversación Mario también prometió a Martina que regresaría más seguido al pueblo porque se sentía mejor, tras el accidente en Estados Unidos donde una camioneta lo atropelló y lo dejó con lesiones en las piernas, por lo que tenía que usar andadera y cuando se sentía mejor únicamente un bastón.

Mario Nicolás fue el primero de 12 hijos procreados por Agustín Toledo García y Guadalupe Zaragoza Reyna; muy joven se fue a Cuernavaca con su esposa Petra Díaz a cuidar una quinta. El dinero que ganaba lo envió a su padre para comprar un terreno, animales y también maíz para el renuevo, y así fue subiendo.

Allá tuvo a sus dos primeros hijos y cuando ya no los aceptaron en la quinta regresaron a Nexpa para sembrar algodón. Con el dinero que había enviado compró una yegua y después algunos caballos para salir al campo. La primera vez que se fue a Estados Unidos como indocumentado tenía como 55 años y ahí trabajó mucho. Después le siguieron sus hijos y al final allá hicieron familia. Eventualmente regresaban a sembrar.

Martina dice que su hermano será sepultado en el panteón de Nexpa junto a los restos de sus padres, según lo que hablaron con las autoridades. "Ya está todo preparado. Una hija que vive en México platicó con Ricardo [hijo mayor de Mario Nicolás] y le dijo que el cuerpo llega el sábado. Lo vamos a velar y después que se junte toda la familia, lo llevaremos a sepultar", dijo la hermana.

Francisco Toledo Díaz es uno de ocho hijos de Mario y Petra, seis residen en Estados Unidos y dos viven en Morelos.

"Ya era de Dios, porque imagínese habiendo tanta gente, el desfile era tan largo, tres kilómetros que se hace allá, creo. Gracias a Dios no pasó nada más grave, aunque hubo otros tres heridos de la familia no de gravedad, pero ahí estaban mis nietas, mis hermanas y sobrinas", cuenta Francisco, quien trabajó 20 años en suelo estadounidense.

Al terminar la construcción de su casa regresó a Morelos; sin embargo, dice que le queda la satisfacción de haber compartido lo suficiente con su padre.

"Allá también estuvimos juntos con mi papá. Allá se jubiló hace unos 10 años y esta vez se fue por visitar a sus hijos y renovar algunos papeles, pero desafortunadamente se encontró con lo que nadie queríamos", dice.