Fallece Astrud Gilberto, la cantante brasileña que dio voz a la “Garota de Ipanema”
NUEVA YORK (AP) — Astrud Gilberto, la cantante brasileña, compositora y artista, cuyo improvisado cameo en inglés en “Garota de Ipanema” (“La chica de Ipanema”) la convirtió en una voz mundial del bossa nova, murió a los 83 años.
El músico Paul Ricci, amigo de la familia, confirmó que Gilberto falleció el lunes. No proporcionó detalles adicionales.
Nacida en Salvador, Bahía, y criada en Río de Janeiro, Gilberto se convirtió de la noche a la mañana en una superestrella en 1964, gracias a que sabía el inglés suficiente para ser reclutada por los creadores de “Getz/Gilberto”, el álbum clásico de bossa nova con el saxofonista Stan Getz y el entonces esposo de ella, el cantautor y guitarrista Joao Gilberto.
“The Girl from Ipanema”, la melancólica balada escrita por Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, ya era un éxito en Sudamérica. Pero el productor de “Getz/Gilberto”, Creed Taylor, y otros pensaron que podrían expandir el atractivo del disco al incluir voces en portugués e inglés. En una entrevista de 2002 con amigos, publicada en su sitio web www.astrudgilberto.com, Astrud Gilberto recordó que su esposo le dijo que tenía una sorpresa para ella en el estudio de grabación.
“Le supliqué que me dijera qué era, pero se negó rotundamente y sólo decía: ‘Espera y verás...’ Más tarde, mientras ensayaba con Stan, mientras repasaban la canción ‘The Girl from Ipanema’, Joao me pidió casualmente que me uniera y cantara un coro en inglés, después de haber cantado el primer coro en portugués. Entonces, hice exactamente eso”, explicó.
“Cuando terminamos de interpretar la canción, Joao se volvió hacia Stan y le dijo algo así como: ‘Mañana Astrud canta en el disco… ¿Qué te parece?’ Stan se mostró muy receptivo, de hecho, muy entusiasmado; dijo que era una gran idea. El resto, por supuesto, como diría uno, ‘es historia’”.
Astrud Gilberto canta “The Girl from Ipanema” con un estilo ligero y despreocupado, como si ya hubiera pasado a otros asuntos, que terminó por influir en artistas como Sade y Suzanne Vega. Pero sus palabras, traducidas del portugués por Norman Gimbel, serían recordadas como pocas de la época.
“Tall and tan and young and lovely/ The girl from Ipanema goes walking/ And when she passes/ Each one she passes goes, ‘Ah’” (Alta, bronceada, joven y adorable/La chica de Ipanema pasa caminando/Y cuando pasa/Todos a los que pasa dicen ¡Ah!)
“Getz/Gilberto” vendió más de 2 millones de copias y “The Girl from Ipanema”, lanzado como sencillo con Astrud Gilberto como única vocalista, se convirtió en un estándar de todos los tiempos, a menudo clasificado justo detrás de “Yesterday” como la canción más versionada en tiempos modernos. “The Girl from Ipanema” ganó un Grammy en 1965 por grabación del año y Gilberto recibió nominaciones a mejor artista nuevo y mejor interpretación vocal. La serena cantante de cabello oscuro estaba tan estrechamente asociada con “The Girl from Ipanema” que algunos asumieron que ella era la inspiración. En realidad De Moraes había escrito la letra sobre una adolescente brasileña, Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto.
Durante los siguientes años, Gilberto estuvo de gira con Getz y otros, también lanzó ocho álbumes (con canciones en inglés y portugués), entre ellos “The Astrud Gilberto Album”, “Beach Samba” y “The Shadow of Your Smile”. Pero después de 1969, hizo solo siete álbumes más y para 2002 prácticamente se había retirado del negocio y dejó de dar entrevistas, dedicando sus últimos años al activismo por los derechos de los animales y una carrera en las artes visuales. Ella llegó a afirmar que no recibió dinero por “The Girl from Ipanema” y que Taylor y Getz (quienes se referirían a ella como “sólo una ama de casa”) se atribuyeron un crédito indebido por “descubrirla”. También se sintió distanciada de su país natal, alegando que la prensa la trató con desdén y rara vez actuó allí después de convertirse en una estrella.
“¿No hay un antiguo proverbio que dice que nadie es profeta en su propia tierra?”, dijo en 2002. “No tengo reparos con los brasileños y me divierto mucho cuando voy a Brasil. Por supuesto, voy allí como visitante de incógnito y no como artista”.
Astrud Weinert era la menor de tres hermanas, nacida en una familia tanto musical como familiarizada con los idiomas extranjeros: su madre era cantante y violinista, su padre profesor de lingüística. Cuando era adolescente, formaba parte de un círculo de amigos musicales y conoció a João Gilberto, una estrella en ascenso en la emergente escena bossa nova de Río.
Después de conocerlo, “el clan se hizo más grande, para incluir a gente ‘mayor’”, como Tom Jobim, Vinícius de Moraes, Bené Nunes, Luis Bonfá y João Donato, y sus “otras mitades”, recordó. “(João Gilberto) y yo cantábamos a dúo, o él me acompañaba con la guitarra, los amigos siempre me pedían que cantara en estas reuniones, así como en nuestra propia casa cuando venían a visitarnos”.
Se casó dos veces y tuvo dos hijos, João Marcelo Gilberto y Gregory Lasorsa, quienes trabajarían con ella. Mucho después de su apogeo comercial, siguió siendo una artista en vivo popular, su canto se volvió más cálido y cercano al jazz a medida que interpretaba versiones y material original. También tuvo algunos momentos notables como artista de estudio, ya sea respaldada por el trompetista Chet Baker en “Fly Me to the Moon” o cantando con George Michael en el estándar de bossa nova “Desafinado”. En 2008, recibió un Grammy Latino por su trayectoria.
“Un periodista frustrado ocasional me ha etiquetado como ‘una reclusa’. El diccionario define claramente recluso como ‘una persona que se retira del mundo para vivir en reclusión y, a menudo, en soledad’. ¿Por qué alguien debería suponer que sólo porque un artista elige no dar entrevistas es un recluso?”, dijo en 2002.
“Creo firmemente que cualquier artista que se hace famoso a través de su trabajo, ya sea música, películas o cualquier otro, no tiene ninguna obligación moral de satisfacer la curiosidad de los periodistas, fanáticos o cualquier miembro del público sobre su vida privada, o cualquier otra cosa que no tenga ningún reflejo directo en su trabajo. Mi trabajo, ya sea percibido como bueno, malo o con indiferencia, habla por sí mismo”.