Es 2020 y Estados Unidos todavía debate si una mujer puede ser presidenta

Elizabeth Warren suele contar, con cierta épica, que en 2012 sus amigos le insistían en que no tenía chances de arrebatarle una banca en el Senado al popular republicano que representaba a su estado. "Podés postularte, pero es mejor que entiendas: Massachusetts no elegirá a una mujer para un cargo tan importante", recuerda que le dijeron. Pero ella se postuló y se transformó en la primera senadora de ese distrito.

El año pasado, con la misma lógica, la exprofesora de Harvard se lanzó a una populosa interna demócrata que definirá quién enfrentará a Donald Trump en las presidenciales de noviembre. Es la campaña en la que más mujeres se presentaron, seis en total, después de que en 2016 una mujer logró por primera vez ser candidata presidencial de uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos: Hillary Clinton.

Y entonces vuelve a instalarse la pregunta: ¿Estados Unidos está preparado para una presidenta? Sí, es 2020 y el interrogante sigue vigente en la gran potencia occidental. Sí, la capacidad de que una mujer llegue a la Casa Blanca sigue siendo cuestionada en el país que vio nacer el #MeToo, pero que tuvo 45 presidentes y 48 vicepresidentes hombres.

La cuestión del género fue central en un debate demócrata después de que trascendiera que Bernie Sanders le había dicho a Warren que una mujer no podría ganarle a Trump. Ella luego confirmó esa conversación y él la desmintió. "¿Cómo podría alguien en un millón de años no creer que una mujer podría convertirse en presidenta de Estados Unidos?", preguntó retóricamente el senador en el debate.

Warren fue por el contragolpe y apuntó contra los cuatro candidatos que la rodeaban: "Los hombres en este set, juntos, han perdido diez elecciones. Las únicas personas aquí que han ganado todas las elecciones a las que se presentaron son las mujeres: Amy Klobuchar y yo". Contundente.

Warren y Klobuchar son las dos mujeres mejor posicionadas en las primarias demócratas, aunque solo la senadora por Massachusetts suena con posibilidades, entre un grupo de hombres: Sanders, el exvicepresidente Joe Biden, el magnate Michael Bloomberg y el joven exalcalde Pete Buttigieg, la sorpresa del cuestionado caucus del lunes pasado.

Warren, una progresista de 70 años, y Klobuchar, moderada y de 58, son, además, las candidatas a las que The New York Times decidió apoyar para la interna demócrata."Que gane la mejor mujer", decía el texto.

¿Están preparados?

La decisión inédita del diario de apoyar a dos personas busca contrarrestar una tendencia instalada en Estados Unidos: una candidata debe, además de hacer campaña con sus propuestas, demostrar que tiene la capacidad de ganar. Demostrar su elegibilidad. Algo que los candidatos masculinos dan por descontado.

Varias encuestas muestran que ahora hay un mayor interés entre los demócratas por votar a una mujer que a un hombre. Sin embargo, la gran barrera es el temor a quedarse solos en esa elección. Más de la mitad de los estadounidenses asegura que está preparado para tener una presidenta, pero solo el 16% cree que su vecino se siente así, según un sondeo de Ipsos de 2019. Entre los demócratas e independientes los números cambian, pero no lo suficiente: el 74% se sentiría cómodo con una mujer en la Casa Blanca, pero creen que solo el 33% de sus vecinos sentirían lo mismo. Entonces se convierte en una profecía autocumplida: como nadie cree que una candidata puede ganar, no la votan y no gana.

Kelly Dittmar, investigadora del Centro para las Mujeres y Política de Estados Unidos de la Universidad de Rutgers, descarta en un artículo que las mujeres no puedan llegar a la Casa Blanca y enumera cuatro motivos. El primero: que Hillary Clinton obtuvo, de hecho, tres millones más de votos que Trump en 2016 (perdió por el complejo sistema electoral estadounidense). El segundo, que otras mujeres ganaron en los swing states (los estados que oscilan entre los dos partidos) en los que la exsecretaria de Estado perdió. Señala además que las candidatas tuvieron "incluso mejores resultados que los hombres" en las elecciones de 2018, en las que fueron las grandes responsables de la "ola azul" que devolvió la mayoría demócrata a la Cámara de Representantes. Por último, dice que no hay suficiente evidencia de que el género sea un factor decisivo para los votantes.

Más de la mitad de los estadounidenses asegura que está preparado para tener una presidenta, pero solo el 16% cree que su vecino se siente así

"Estos datos no niegan el hecho de que existen obstáculos y desafíos para las mujeres que se postulan a la presidencia que son distintos de sus pares masculinos, pero demostraron que pueden superar esos obstáculos para ganar elecciones", dijo Dittmar a LA NACION.

"El hecho de que haya barreras no significa que no se puedan romper. La gente decía que Estados Unidos nunca elegiría un presidente católico antes de John F. Kennedy, o un presidente negro antes de Barack Obama", señaló, por su parte, Amanda Hunter, directora de investigación y comunicaciones de la Barbara Lee Family Foundation, que estudia la representación femenina en la política.

La vara alta

Un informe de esa fundación concluyó que la idea de que las mujeres son menos elegibles que los hombres es un "mito", pero que "eso no significa que los midan con la misma vara durante la campaña".

"En nuestros estudios, todas las hipotéticas candidatas ganan o empatan contra un hombre blanco heterosexual del partido contrario. Pero en los focus groups, los votantes reconocen que las mujeres están sometidas a estándares más altos en lo que respecta a las calificaciones y la empatía", contrapone.

En otras palabras: la vara siempre está más alta para las mujeres, lo cual en muchos casos puede ser además desalentador antes de comenzar una carrera. Eso hace que haya menos candidatas, y en consecuencia, menos ganadoras. La propia Klobuchar lo dijo en un debate: "Las mujeres tenemos que trabajar más duro, y eso es un hecho".

"Las candidatas deben lidiar con un doble imperativo: las condenan si son muy blandas y las condenan si son muy duras", graficó a la BBC Kim Churches, CEO de la Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias.

El factor Trump

Tener del otro lado del ring a Trump, en su cómodo camino hacia una reelección, es un factor de peso para los votantes demócratas. Muchos todavía sufren la derrota de Hillary en 2016 y prefieren cambiar de estrategia: elegir a un hombre para hacer frente a un candidato que tiene un historial de declaraciones misóginas y denuncias de abuso sexual en su contra. Hace cuatro años, se cansó de decir que a Clinton le faltaba "aguante" e incluso en esta semana, una de las mejores de su presidencia, se trenzó con una mujer: la líder opositora Nancy Pelosi.

Dittmar señala que una nueva candidata demócrata profundizaría las opiniones sexistas entre los republicanos, pero podría tener también un efecto positivo en la carrera hacia noviembre: "Las campañas tienen que ver con hacer un fuerte contraste con un oponente, y la nominación de una mujer para enfrentar a Trump ayudaría a marcar mejor ese contraste. Además, él no reacciona bien cuando las mujeres, en particular, cuestionan su poder; nominar a una mujer para que haga eso sin dudas lo irritaría de una manera diferente de lo que lograría un candidato".

¿La derrota de Clinton inhabilita, entonces, nuevas candidaturas femeninas? Hunter lo deja claro:"Cuando la gente dice que no debería haber una mujer esta vez porque una mujer perdió la última vez, bueno... los hombres han estado perdiendo la presidencia por cientos de años".