"El EZLN concientizó sobre los indígenas", señalan expertos

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 31 (EL UNIVERSAL).- A 30 años del levantamiento zapatista en Chiapas, personajes centrales en aquella época de los diálogos de paz consideran que el movimiento insurgente y los acuerdos de San Andrés Larráinzar fueron de gran valor histórico y permitieron voltear a ver a las comunidades indígenas y reconocerlas dentro de la institucionalidad y los derechos.

Francisco López Bárcenas, abogado mixteco y exasesor del EZLN en las mesas de diálogo para la firma de los acuerdos de San Andrés Larráinzar, señala que "el gobierno estaba reconociendo que los pueblos nunca habían estado dentro de la institucionalidad y dentro de los derechos, ese sigue siendo su gran valor".

Los acuerdos de San Andrés siguen vigentes porque el gobierno federal sigue sin reconocer territorios indígenas y los gobiernos autónomos de las comunidades; se han visto algunas simulaciones con las cuotas por parte del INE, explica.

Además, en la actual administración los pueblos indígenas y organizaciones han realizado distintas protestas para denunciar la violación a sus derechos a la autonomía, la libre determinación y el acceso a sus tierras en la construcción de obras insignia, como el Tren Maya, el Interoceánico o el asesinato de defensores indígenas del medio ambiente.

López Bárcenas, que recuerda con emoción su participación en el proceso, recalca que fueron muchos los que asistieron a las mesas de negociación, entre invitados, asesores y mediadores del gobierno federal.

"Yo formé parte de la asesoría, se acordó con la comandancia del EZLN realizar mesas de trabajo en cada proceso", indica.

Otro actor activo hace 30 años, el panista Luis Felipe Bravo Mena, que participó en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), explica a EL UNIVERSAL "el momento crítico, el momento histórico, la coyuntura específica que fue de gran valor para todos. El pronunciamiento del EZLN fue un llamado de atención de que se debía atender el problema de los pueblos indígenas, nadie se había metido a fondo a escucharlos en la vida nacional y la justicia".

"El presidente [Carlos] Salinas, su primer impulso fue iniciar un combate armado al enviar al Ejército, fue una cosa bárbara, en ese sentido se detuvo a tiempo y nombró más bien un negociador y nominó al licenciado Manuel Camacho Solís para intentar mediar con el EZLN y abriera un proceso de diálogo, en cambio el obispo Samuel Ruiz fungió como mediador por parte del Ejército Zapatista", afirma.