La extrema derecha ya tiene a su hombre para la Cámara de Representantes

El representante Mike Johnson, republicano por Luisiana, es elegido presidente de la Cámara de Representantes, en el Capitolio, en Washington, el 25 de octubre de 2023. (Kenny Holston/The New York Times)
El representante Mike Johnson, republicano por Luisiana, es elegido presidente de la Cámara de Representantes, en el Capitolio, en Washington, el 25 de octubre de 2023. (Kenny Holston/The New York Times)

WASHINGTON — A final de cuentas, los republicanos radicales consiguieron a su hombre.

En realidad, no era la persona que quería la facción más extrema de los republicanos en la Cámara de Representantes, quienes preferían a Jim Jordan, el representante de Ohio, padrino de la extrema derecha en la Cámara, quien finalmente fue demasiado tóxico para ascender al puesto más alto y se quedó corto.

Sin embargo, el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson de Luisiana, un hombre desconocido para la mayoría de los estadounidenses, es una segunda opción que la extrema derecha puede aceptar de buena gana. Comparte la ideología profundamente conservadora de su mentor Jordan, pero carece del perfil confrontativo o el estilo intenso del de Ohio. De hecho, si acaso y tiene perfil de por sí.

El representante Mike Johnson, republicano por Luisiana, presta juramento después de ser elegido como presidente de la Cámara de Representantes, en el Capitolio, en Washington, el 25 de octubre de 2023. (Kenny Holston/The New York Times)
El representante Mike Johnson, republicano por Luisiana, presta juramento después de ser elegido como presidente de la Cámara de Representantes, en el Capitolio, en Washington, el 25 de octubre de 2023. (Kenny Holston/The New York Times)

Johnson, un miembro de segundo nivel del liderazgo de la Cámara de Representantes que fue elegido por primera vez en 2016, es el legislador más desconocido en llegar al timón de la Cámara desde que en 1998 sacaron a Dennis Hastert de Illinois casi de los escaños traseros para que se convirtiera en el presidente después de que el representante Tom DeLay, la versión de Jordan durante ese periodo, se dio cuenta de que no podía suceder a Newt Gingrich.

No obstante, Hastert, quien después cayó en desgracia por un escándalo de abuso sexual, había adquirido una reputación por haber encabezado una legislación de atención médica. Si Johnson tiene un ápice de reputación, es el de un abogado constitucionalista hábil y tranquilo que escribió un informe en el que ofrecía una justificación legal para intentar anular las elecciones de 2020 y sirvió como defensor del presidente Donald Trump contra el juicio político.

Para los republicanos, es una ventaja el hecho de que sea casi desconocido fuera de su distrito de Luisiana, pues tiene la oportunidad de presentarse al público en sus propios términos.

Sin embargo, no hay que confundir sus opiniones en extremo conservadoras sobre temas sociales, como el derecho al aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, los cuales se espera que sean la prioridad de los demócratas en sus intentos por vincular a los republicanos más notorios de la Cámara de Representantes con su nuevo líder en la campaña de los demócratas para recuperar el control de la cámara.

Johnson es el primer jefe del archiconservador Comité de Estudios Republicanos que toma el mazo del presidente y, aunque no es miembro del grupo de extrema derecha Freedom Caucus, comparte muchas de sus posturas. Su firme posición sobre la derecha quedó en evidencia minutos después de su nombramiento el martes por la noche. Johnson estaba rodeado de algunos de los republicanos más extremistas de la Cámara, quienes le gritaron preguntas sobre sus intentos de anular las elecciones y otros asuntos políticos, y una legisladora, Virginia Foxx, la representante de Carolina del Norte, les gritó a los periodistas que se callaran.

En esencia, Johnson es más conservador que el presidente destituido de la Cámara, Kevin McCarthy, quien, a pesar de sus frecuentes ataques partidistas, se dio cuenta de que necesitaba llegar a acuerdos con los demócratas para mantener la solvencia y el funcionamiento del gobierno. Este año, aprobó en dos ocasiones leyes cruciales con votos demócratas, lo que con el tiempo desencadenó el golpe que provocó su caída.

En las próximas semanas, se sabrá si Johnson comparte ese mismo imperativo bipartidista frente a una inminente fecha límite de mediados de noviembre para mantener abierto el gobierno. Tendrá que sortear el estancamiento en el gasto que dividió a los republicanos de la Cámara de Representantes, incluso antes de que llegue a las negociaciones con la Casa Blanca y los líderes del Senado, quienes ahora se enfrentan a un nuevo colaborador desconocido y sin experiencia.

En el lado positivo para el nuevo presidente, Johnson seguro disfrutará de un periodo de luna de miel con la gente de la derecha que tenía una profunda desconfianza hacia McCarthy y temía que trabajara con los demócratas, como al final lo hizo. Es probable que le otorguen un margen considerable de maniobra para resolver el atolladero del gasto a pocas semanas de que el gobierno se quede sin dinero.

Johnson ha propuesto la idea de un extenso proyecto de ley de gasto provisional para permitir que la Cámara adopte sus propias medidas de financiamiento, pero las irreconciliables disputas republicanas las han complicado y no se sabe a ciencia cierta si la Cámara podrá aprobarlas.

Johnson estaba lejos de ser la primera opción de sus propios colegas. Fue una especie de candidato por desesperación, pues los republicanos de la Cámara de Representantes entraron a su cuarta semana sin presidente, con lo cual dejaban paralizada a la institución y hacían lucir ineptos a los republicanos. Tom Emmer, representante de Minnesota y el republicano número tres de la Cámara, lo derrotó el martes por la mañana en una votación interna para la nominación de presidente, un resultado que tradicionalmente habría llevado a Emmer a ser presidente electo en el pleno.

Sin embargo, ya no existen las viejas reglas. Los conservadores de extrema derecha no tardaron en ponerse manos a la obra para negarle a Emmer cualquier posibilidad de obtener los votos necesarios en el pleno y le obligaron a retirarse en apenas cuatro horas. Esto abrió la puerta a una segunda ronda de nominaciones. De nuevo, Johnson no obtuvo la mayoría en un inicio, pero a final de cuentas se impuso después de varias rondas de votaciones.

Algunos republicanos más tradicionales se habían opuesto a Jordan porque creían que sus aliados habían saboteado sin escrúpulos Steve Scalise, representante de Luisiana, quien derrotó a Jordan en una votación para la nominación a presidente. Se comprometieron a que Jordan nunca sería recompensado por esas tácticas. No obstante, debido a que el partido se estaba convirtiendo en el hazmerreír nacional por su incapacidad para encontrar a un líder, no surgió ninguna iniciativa para rechazar a Johnson y los republicanos se sumaron al bando de este, a pesar de que en un inicio había perdido ante Emmer.

El episodio les demostró de nuevo a los republicanos de extrema derecha que, si están dispuestos a romper las normas del partido e ignorar la posición de su propia mayoría, todavía pueden imponerse. Johnson podría descubrir más tarde que esto no siempre juega a su favor como presidente de toda la Cámara.

c.2023 The New York Times Company