Qué dicen los expertos sobre la vacuna japonesa contra el dengue que se aplicará en la Argentina

La vacuna podrá aplicarse a todas las personas mayores de cuatro años y menores de 60, hayan cursado o no previamente la enfermedad
La vacuna podrá aplicarse a todas las personas mayores de cuatro años y menores de 60, hayan cursado o no previamente la enfermedad

Es una buena noticia. En medio de la crisis sanitaria que provoca la epidemia de dengue en el país, ayer la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de la vacuna contra el dengue desarrollada por el laboratorio japonés Takeda para todas las personas mayores de cuatro años y menores de 60, hayan cursado o no previamente la enfermedad. La novedad fue bien recibida por los especialistas, aunque aclaran que es una herramienta más para luchar en varios frentes contra la enfermedad. Las autoridades del Ministerio de Salud, sin embargo, se mostraron algo escépticos sobre que la llegada de la vacuna signifique el fin de la epidemia.

En un comunicado que difundió el Ministerio de Salud se desliza la reticencia que las autoridades sanitarias encuentran a esta herramienta para controlar la enfermedad. Se señala que la llegada de la vacuna no debería traducirse en un relajamiento de las medidas de cuidado y control del mosquito. Y advirtieron que no previene contra las otras enfermedades de las que es vector, como la zika y la chikungunya.

“Siempre el desarrollo de una vacuna segura y eficaz es una buena noticia. Esta vacuna tiene una eficacia para prevenir hospitalizaciones, es decir dengue grave, de un 84% y para prevenir dengue sintomático del 61%. Además se puede aplicar independientemente de haber tenido dengue previamente y actúa contra los cuatro serotipos, lo cual la convierte en una herramienta súper interesante en la lucha contra esta enfermedad que por el cambio climático y fundamentalmente los movimientos migratorios se está haciendo cada vez más frecuente y contundente en nuestro país”, apunta Bárbara Broese, especialista en Enfermedades Infecciosas, directora de Epidemiología Municipalidad de San Isidro y docente de la UBA.

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“Es importante decir que la prevención de casos sintomáticos es del 61 por ciento, por lo que si no está acompañado de las medidas de prevención que ya conocemos, mientras haya mosquitos y circulación viral esta enfermedad no puede ser contenida, más teniendo en cuenta que no se sabe el precio ni si estará disponible de forma gratuita y esto sumado a qué hay países en los que aún no está aprobada y tienen alta circulación viral, ahí volvemos a los movimientos migratorios y no es posible establecer en una vacuna tan nueva y que no va a estar ampliamente disponible como la de Covid, cuando va a funcionar a nivel global. A nivel individual, son dos dosis separadas por tres meses y como todas la vacunas a partir de los 10 a 14 días de la primera dosis ya se comienzan a generar anticuerpos”, agrega Broese.

Jorge Geffner, doctor en Bioquímica, investigador superior del Conicet y director del Departamento de Microbiología coincide: “Esta es una excelente vacuna. Protege contra los cuatro serotipos, tiene indicación amplia, para todas las personas entre cuatro y 60 años, tal vez 65. No se puede aplicar en embarazadas ni en personas inmunodeprimidas. La ventaja de esta vacuna con respecto a otras es que no generó efectos de exacerbación de los cuadros. Esto es, en otros ensayos clínicos, de un grupo de población que recibió la vacuna, algunos atravesaron cuadros graves tras haber sido vacunados. Con esta vacuna eso no ocurrió. La ventaja es que eso implica que para poder aplicarla, no es necesario testear previamente al paciente para saber si ya tuvo dengue”.

La nueva vacuna, se estima, no estará disponible antes de septiembre. Y habrá que recibir dos dosis con un intervalo de tres meses. Lo que se desconoce todavía es cómo será la cobertura. Si se impulsarán campañas masivas para vacunar a toda la población o si solo se focalizará en las zonas más expuestas.

“Tendría que ser una vacunación masiva al menos en los lugares donde se concentran los brotes. No será obligatorio, pero es importante llegar a amplios niveles de cobertura. Como esta vacuna no tiene efectividad del 95%, es importante no descuidar los otros frentes. Esta es una herramienta importante, pero si no hacemos algo con el Aedes, vamos a seguir con el problema. Hoy, el repelente está muy caro”, dice Geffner.

Reunión en el Ministerio de Salud

Antes de que se anunciara la aprobación de la vacuna, las autoridades del Ministerio de Salud mantuvieron un encuentro con especialistas y expertos para analizar las diferentes vacunas aprobadas contra el dengue, o en vías de aprobación, para estudiar las posibles recomendaciones de implementación. Participaron representantes del laboratorio Takeda, del Instituto Butantan de Brasil y del laboratorio Sanofi-Pasteur, quienes presentaron una actualización de los estudios de fase III de sus vacunas contra dengue.

“El grupo de expertos y autoridades sanitarias consideraron que, en base a los datos presentados, ninguna vacuna cumple función de bloqueo frente a un brote de dengue como el que tiene lugar actualmente en nuestro país. En ese sentido, coincidieron en que la mejor estrategia de prevención sigue siendo la participación de la comunidad en relación al control y eliminación de criaderos de mosquitos, así como el fortalecimiento de la comunicación de las medidas de prevención para evitar picaduras de mosquitos y el empleo de métodos de aislamiento vectorial (repelentes, espirales, mosquiteros)”, dice el comunicado del Ministerio de Salud.

“La mayor carga de enfermedad, que se traduce en sobrecarga del sistema de salud, está vinculada a las formas leves o moderadas que no requieren hospitalización. Por su parte, la tasa de mortalidad y de formas graves es baja, de modo que la incorporación de una vacuna podría pensarse para bajar la carga de enfermedad, y evitar la sobrecarga en el sistema de salud”, agrega.

La conclusión a la que llegaron los especialistas consultados por el Ministerio de Salud fue que, en enfermedades transmitidas por vectores, “la vacunación no es ni debe ser la única estrategia de prevención, aun cuando pudiera contarse con vacunas eficaces, seguras y económicas”. Y que el mismo vector Aedes aegypti es capaz de transmitir otros virus como el zika y el chikungunya, enfermedades para las cuales aún no se cuenta con vacunas.

“Este es un combate que hay que dar en varios frentes y la vacuna es una herramienta clave. Con la vacuna sola no logramos controlar los futuros brotes, que se van a extender en el tiempo por la persistencia del calor. Cada vez hay más población a nivel mundial afectada: ya se habla de unos 400 millones de infectados y unas 25.000 muertes. Pero va a tener un papel muy importante en los próximos años”, dice Geffner.