Yahoo Noticias Tener alergia al frío: cuánto hay de mito y cuánto de realidad
Estamos viviendo uno de los otoños más cálidos desde que existen registros y las previsiones apuntan a que aún tendremos que esperar un poco más a que las temperaturas desciendan hasta alcanzar valores más propios de esta época del año. No obstante, también hay quien está contento con este insólito calor ya que no suele llevar bien el frío y, de hecho, la afirmación de “yo es que tengo alergia al frío” suele ser una frase bastante popular… lo que nos ha llevado a preguntarnos si realmente existe la “alergia al frío”.
La palabra alergia proviene del griego y se compone de Alos (que significa otro, extraño, diferente) y Ergos (reacción) y por tanto, en un lenguaje cotidiano, entendemos como alergia una reacción exagerada hacia algún elemento externo a nosotros. Desde un punto de vista médico, la propia Sociedad Española experta en este campo (SEICAP) define la alergia como “una reacción de defensa del organismo contra sustancias externas que penetran en el cuerpo. Esas sustancias pueden penetrar por el aparato digestivo (alimentos, medicamentos), por el aparato respiratorio (inhalantes), absorbidas por la piel (contactantes), o atravesando la piel (inyecciones, picaduras)”.
Dentro de esta descripción más específica, el frío no parece encajar bien, aunque también existen definiciones más amplias que incluyen otros agentes físicos como la presión, el roce, el agua o la luz solar que, frecuentemente, se incluyen dentro de las denominadas “fobias” y apuntan a una mayor sensibilidad de algunas personas a estos elementos, como por ejemplo hidrofobia o fotofobia.
No obstante hay que recordar que ya existe un término médico que se ajusta mucho mejor al cuadro de síntomas desplegados en determinadas personas y ese concepto es el de urticaria por frío (urticaria a frigore). En los casos más frecuentes de urticaria el organismo reacciona a la exposición o contacto mediante hinchazones, ronchas (habones) y picor, aunque en casos más graves puede provocar fiebre, dolores de cabeza, fatiga, hipotensión o dificultades para respirar que pueden llegar a ser muy peligrosas, especialmente cuando afecta al tracto orofaríngeo (boca, glotis, tráquea).
Para diagnosticar la urticaria al frío se utiliza un método curioso y bastante eficaz denominado “el test del cubito de hielo”. Tan solo hay que aplicar un cubito de hielo en el antebrazo del paciente durante unos cinco minutos y esperar otros diez minutos para ver si aparecen los célebres habones. También sirve como diagnóstico introducir al paciente en estancias a bajas temperaturas o darse un baño con el agua a temperaturas de entre 5 °C y 10 °C.
¿Por qué se produce esta reacción? La cuestión aún no tiene una respuesta definitiva, ya que desconocemos todos los mecanismos fisiológicos (y posiblemente genéticos) que la originan pero sí sabemos que, cuando la piel entra en contacto con el frío, ya sea a través de objetos sólidos, líquidos o el aire, se estimula la activación de unas células localizadas en la piel y que se llaman mastocitos. Estas células liberan histamina y otros agentes proinflamatorios que actúan como primera barrera de defensa ante una amenaza y que terminan desencadenando la sintomatología de la reacción.
En definitiva la “alergia al frío” no es una alergia en sentido estricto, “aunque es posible que en esa activación de los mastocitos por el frío participe de alguna manera determinados” y por eso, en argot médico, se utiliza en su lugar el término urticaria por frío".
De esta manera si eres como yo (alguien al que simplemente no le gusta el frío) es más correcto decir que “no llevo muy bien el frío”, pero si además has realizado el test del cubito y tu organismo reacciona con ronchas y picor, lo adecuado sería decir que padeces urticaria a frigore.
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Referencias científicas y más información:
Clínica Mayo “Urticaria por frío”
SEICAP “¿Qué es la alergia por frío?”
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