Exclusiva: “El Mayo” Zambada quería reunirse con su hijo “El Vicentillo” en Las Vegas, Nevada

Exclusiva: “El Mayo” Zambada quería reunirse con su hijo “El Vicentillo” en Las Vegas, Nevada

La tarde del 25 de julio, trascendió la noticia sobre la entrega de Ismael Mario Zambada García, mejor conocido en el mundo del hampa mexicano como “El Mayo” Zambada; se trata del exintegrante del Cártel de Guadalajara y fundador del Cártel de Sinaloa, del que operaba una gran parte de su estructura criminal.

Durante décadas, “El Mayo” Zambada –hoy de 76 años de edad– había sorteado distintos operativos de inteligencia orquestados por el Gobierno de México y de EE. UU., los cuales tenían como objetivo capturarlo y llevarlo a cuentas en ambos países; hace unos días, cayó en desgracia –y, quizás por una confusión o engaño– uno de los capos más escurridizos y con un vasto conocimiento de la orografía del país azteca.

Al principio, algunas versiones apuntaron a una posible ‘entrega pactada’, en la que el capo al padecer diabetes, hipertensión arterial e, inclusive, artritis, optó por cooperar con las autoridades estadounidenses a cambio de mejores condiciones de salud; y a lo mejor, como una especie de redención tras una carrera de más de cuatro décadas en el mundo del narcotráfico.

En un escueto comunicado, el Departamento de Justicia de EE. UU. detalló que fueron detenidos “dos presuntos líderes adicionales del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones de tráfico de drogas más violentas y poderosas del mundo. Ismael Zambada García, o ‘El Mayo’, cofundador del Cártel, y Joaquín Guzmán López, hijo de su otro cofundador, fueron arrestados hoy en El Paso, Texas”.

Y agregaron: “Ambos hombres se enfrentan a múltiples cargos en los Estados Unidos por liderar las operaciones criminales del Cártel, incluidas sus mortales redes de fabricación y tráfico de fentanilo”.

Horas más tarde, el diario The Wall Street Journal haría pública una versión más enfática, al asegurar que un “miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa” engañó a “El Mayo” Zambada y a uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Joaquín Guzmán López; para acudir a una zona al norte de México para “inspeccionar una pista clandestina”.

El avión privado tenía como destino una zona serrana al norte del país azteca; la sorpresa para ambos narcotraficantes acusados de conspiración para distribuir cocaína, fentanilo y otras sustancias, fue que aterrizaron en una pista clandestina en la ciudad de El Paso, Texas.

La operación habría sido liderada por la Oficina de Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional y el Buró Federal de Investigaciones de EE. UU. (FBI); no intervino la Agencia Antidrogas (DEA) como se especuló.

El avión en el que viajaban “El Mayo” y Guzmán López era una aeronave tipo Beechcraft King Air y, hasta el momento, se desconoce la ruta de vuelo; el origen de la aeronave y la comunicación al interior de la misma.

El Gobierno de EE. UU. tuvo la deferencia de informar a la adminsitración del presidente Andrés Manuel López Obrador de la captura, una vez que esta ya se había efectuado en territorio estadounidense. Solo así y tras la petición del primer mandatario, fue que enviaron una serie de fotografías de los sujetos que ya permanecen en un centro preventivo en Texas, en el caso de “El Mayo” Zambada; mientras que Guzmán López es trasladado a Illinois, donde es requerido por cargos de narcotráfico.

Cabe mencionar que, “El Mayo” Zambada es un capo de la vieja guardia que trabajó en el Cártel de Guadalajara con Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero; tras la muerte de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, asumió el liderazgo del Cártel de Juárez siempre con un perfil bajo. Se hizo amigo, colega e incondicional de Joaquín “El Chapo” Guzmán cuando decidieron fundar el Cártel de Sinaloa, a la par que trabajaba con Edelio López, exlíder del Cártel del Golfo; e Ignacio Coronel, otro jefe máximo de la organización sinaloense.

En lo que respecta a Joaquín Guzmán López, por quien el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. ofreció cinco millones de dólares por su captura, era una pieza clave para el Cártel de Sinaloa, pero no fundamental para su operación. Desde muy joven, se involucró en el trasiego de drogas operando cargamentos, gestionando pagos y afianzando alianzas estratégicas en México, EE. UU. y algunos países de Europa.

La reunión que no se logró

Hace unas semanas, un integrante de la familia Zambada contó que en exclusiva que a finales del mes de julio y/o principios de agosto, Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo”, viajaría a Las Vegas, Nevada, para reunirse con su padre.

La intención era lograr ese reencuentro que, por años, habían estado buscando. Mientras esa reunión se gestaba, “El Mayo” Zambada ya había tenido conversaciones con agentes del FBI y del Departamento de Justicia de EE. UU. para entregarse e, inclusive, para cooperar a la distancia; pues su salud no era la mejor. La diabetes y la hipertensión están afectando seriamente su estilo de vida.

El familiar cercano al “Vicentillo” y al propio “Mayo” Zambada contó que el líder longevo del narcotráfico estaba cansado de las operaciones del Cártel de Sinaloa; había estado delegando funciones a tíos, primos y gente cercana al capo. “Él quiere descansar, aunque a veces es necio, y prefiere hacer las cosas por su cuenta”, dijo la fuente.

También reveló que hay una pugna interna por el control de la facción de “El Mayo”: “Todo mundo quiere un pedazo del pastel, y mis primos están queriendo levantarse en armas, solamente porque ambicionan un nuevo estilo de vida, de narcojuniors”. Y matizó: “Son de esos muchachos que quieren exhibir sus lujos, sus armas y sus mujeres en TikTok”.

En una serie de llamadas telefónicas, el integrante de la familia Zambada confesó que “El Vicentillo” no estaba en territorio estadounidense –muy probablemente en Europa– lo cual complicaba la logística del encuentro con su padre; por lo que quería apresurarse a afianzar la reunión, antes de que “El Mayo” tomara una decisión precipitada como tomar un avión sin saber el destino del mismo.