El exasesor de Boris Johnson critica la "desastrosa" gestión británica de la pandemia

Dominic Cummings, ex asesor especial del primer ministro británico Boris Johnson, llega a la Portcullis House, en Londres

Por Guy Faulconbridge

LONDRES, 26 may (Reuters) - Dominic Cummings, antiguo asesor del primer ministro británico Boris Johnson, afirmó que su exjefe fracasó en la crisis del COVID-19 y que los ministros se quedaron "desastrosamente cortos" respecto a los estándares que la población tenía derecho a esperar durante la pandemia mundial más devastadora en décadas.

Con casi 128.000 muertos, Reino Unido es el quinto país del mundo con mayor número de víctimas mortales del COVID, y Johnson tardó en apreciar la importancia de la amenaza del virus a principios de 2020, cuando se extendió desde China hacia las costas británicas.

Cummings, el estratega que estuvo detrás de la campaña del Brexit en 2016 y de la aplastante victoria electoral de Johnson en 2019, dijo a los parlamentarios que el Gobierno británico y la oficina de Johnson en Downing Street fueron demasiado lentos para reconocer la crisis.

Occidente, según Cummings, no vio la crisis que se avecinaba y a principios de 2020 Johnson consideraba que el coronavirus era una "historia alarmista" sin sustancia, como la gripe porcina, y muchos ministros y secretarios de Estado, incluido el primer ministro, estaban de vacaciones en febrero de 2020, algunos esquiando.

Tal era el escepticismo de Johnson que incluso dijo a los dirigentes que estaba considerando la posibilidad de hacer que el asesor médico jefe del Gobierno, Chris Whitty, le pusiera una inyección del nuevo coronavirus en la televisión en directo para tranquilizar a la población, según Cummings.

"El primer ministro consideró que esto era solo un cuento de miedo", dijo Cummings, añadiendo que los otros dirigentes pensaban que la actitud de Johnson era: "No se preocupen, voy a hacer que Chris Whitty me inyecte en directo en la televisión el coronavirus".

"Cuando la población más nos necesitaba, el Gobierno falló", dijo Cummings a los legisladores. "La verdad es que los ministros de alto nivel, los responsables, los asesores de alto nivel como yo, estuvimos desastrosamente por debajo de los estándares que la población tiene derecho a esperar de su Gobierno en una crisis como ésta".

También dijo que el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, debería haber sido despedido por mentir en las reuniones del Gobierno sobre la pandemia.

"Creo que el secretario de Estado de Sanidad (Hancock) debería haber sido despedido por al menos 15 o 20 cosas, entre ellas por mentir a todo el mundo en múltiples ocasiones, reunión tras reunión, en la sala del gabinete y públicamente", señaló.

Cummings, que dejó el Gobierno tras enemistares con Johnson a finales de 2020, pidió disculpas a las familias de los fallecidos por sus propios errores y los del Gobierno británico.

CRISIS COVID

Interpretado por Benedict Cumberbatch en la película "Brexit: The Uncivil War" ("Brexit: La guerra incivil"), Cummings presenta al Estado británico como un sistema anticuado dirigido por aficionados incompetentes que se resisten a cualquier innovación que les acerque al mundo moderno.

Según él, los funcionarios británicos no aprendieron las primeras lecciones de COVID de Asia, se resisten a las nuevas ideas de los jóvenes científicos, son excesivamente secretistas, demasiado burocráticos y no están sometidos a un verdadero control por parte de unos medios de comunicación nacionales dóciles.

Antes de la comparecencia de Cummings, el secretario de Transportes, Grant Shapps, dijo que la gente no se interesaría por las "habladurías" en el corazón del poder británico en Westminster.

"Dejaré que otros juzguen lo fiable que es ese exasesor como testigo", dijo Shapps a la televisión BBC.

Preguntado por las críticas de Cummings, un portavoz de Johnson dijo el martes: "En todo momento nos hemos guiado por los datos y las últimas pruebas que teníamos".

Reuters ha informado en varios artículos sobre cómo el Gobierno británico cometió varios errores: tardó en detectar la llegada de las infecciones, se demoró con el confinamiento inicial y siguió mandando a pacientes que habían estado hospitalizados a residencias.

El principal asesor científico del Gobierno, Patrick Vallance, dijo en marzo de 2020 que 20.000 muertes sería un buen resultado. Poco después, un pronóstico del peor escenario posible elaborado por los asesores científicos del Gobierno cifraba el eventual número de muertos en 50.000. El número de víctimas se acerca ahora a las 128.000, aunque si se incluyen las partidas de defunción que mencionan COVID-19 son ya 152.000.

Johnson ha admitido que se cometieron errores y que hay que aprender las lecciones, pero sus ministros afirman que tuvieron que aprender sobre la marcha al enfrentarse a la mayor crisis de salud pública en un siglo.

El exaltarle de Londres ha señalado el programa de vacunación británico como un éxito que permitirá que la economía se recupere antes que otras potencias.

Reino Unido tiene el quinto programa de vacunación más rápido del mundo, según el número de vacunas por cada 100 personas, detrás de los Emiratos Árabes Unidos, Israel, Baréin y Chile.

(Reporte de Guy Faulconbridge; edición de Mark Heinrich, traducido por Tomás Cobos)