El EuroPride en Serbia, nuevo campo de batalla del nacionalismo prorruso

Belgrado, 21 ago (EFE).- Serbia, dividida entre sus aspiraciones europeístas y sus vínculos con Rusia, ha visto como la próxima celebración en Belgrado del EuroPride, el acto reivindicativo LGBTI+ más importante de Europa, ha desatado una reacción de la derecha, que lo ve como un ataque de Occidente a las tradiciones del país.

Bosko Obradovic, líder del partido ultraderechista Dveri, ha pedido que se prohíba la celebración, entre el 12 y el 18 de septiembre, argumentando "razones morales, de seguridad, económicas y sanitarias".

El obispo Nikanor, de la Iglesia Ortodoxa, ha ido más lejos, haciendo una llamada a rebelarse e incluso a impedir con las armas el EuroPride, cuyo acto central es un desfile el 17 de septiembre.

LLAMADA A LAS ARMAS

"Maldigo a todos quienes organizan y participen en algo así. No puedo hacer más. ¡Emplearía armas si las tuviera!", exclamó el religioso en lo que parece un ataque directo a la primera ministra serbia, Ana Brnabic, que es lesbiana y de origen croata, una doble afrenta para los círculos más conservadores y nacionalistas.

La Iglesia Ortodoxa no ha comentado las amenazas de su obispo, pero el presidente del país, el nacionalista Aleksandar Vucic, acusó al religioso de haber "insultado y humillado" a la iglesia serbia.

El pasado domingo, días después de la arenga de Nikanos, unas 5.000 personas se manifestaron en Belgrado con pancartas como "No queremos la marcha gay ni la ocupación de Occidente".

"EURO-OTAN-PRIDE"

Obradovic dejó claro que la protesta no sólo iba contra lo que llamó la "Euro-OTAN-Pride" sino también en "apoyo a Rusia".

El coordinador del EuroPride, Goran Miletic, declaró a Efe que los círculos xenófobos y derechistas han visto "un buen momento para aumentar su visibilidad y atraer votantes", después de varios años de celebración sin problemas de desfiles LGBTI+ en Belgrado.

"Obtuvimos el EuroPride hace tres años y entonces no le importaba a nadie. De repente, les viene bien para ganar espacio en los medios", indica, y advierte del peligro de que Dveri, un partido con sólo seis de los 250 escaños del Parlamento, no se haya distanciado de los llamamientos a la violencia.

INFLUENCIA RUSA

El director del laboratorio de ideas Instituto de Asuntos Europeos, Naim Leo Besiri, asegura a Efe que la protesta contra el EuroPride ha sido organizada "con la influencia maligna de Rusia", a la que acusa de querer desestabilizar Serbia y la región.

"La gente gritando que se ve en esas protestas es la misma que se opone a la vacunación, a la entrada en la UE, a la cooperación con la OTAN, a la solución de las relaciones entre Serbia y Kosovo, a la cooperación regional. Es gente de retórica nacionalista contra los musulmanes bosnios, los albaneses y los croatas", explica.

Así, cree que las protestas no son tanto contra el EuroPride "sino contra la modernización de Serbia, su europeización y una Serbia en Occidente", y que los organizadores están asesorados por círculos próximos a Rusia y a sus servicios de inteligencia.

NO SE PROHIBIRÁ

Miletic critica que el Gobierno no haya condenado la retórica extremista, pero afirmó que no cree que el presidente serbio Aleksandar Vučić, vaya a cancelar la celebración, ya que mandaría el mensaje de que "quienes recurren a la violencia son fuertes y el Estado es débil".

El presidente serbio afirmó recientemente que a principios de septiembre se evaluará la situación de seguridad y se tomará una decisión.

Besiri cree que ceder ante las amenazas afectaría al prestigio internacional de Serbia y vulneraría las sentencias que declararon como inconstitucionales varias prohibiciones de la marcha del orgullo gay entre 2009 y 2013.

Prohibir el EuroPride, advierte Besiri, acarrearía condenas de la Unión Europa y demostraría que, aunque el país tiene una primera ministra homosexual, la situación del colectivo no ha mejorado.

Se calcula que unas 15.000 personas, la mitad extranjeros, acudirán al EuroPride de Belgrado, que logró hacerse con la celebración frente a candidaturas como la de Barcelona.

La comunidad LGBTI+ todavía sufre de discriminación legal y social en los Balcanes Occidentales.

En Serbia, la principal exigencia es una ley que legalice las parejas homosexuales.

"Los cambios no se pueden detener", dice Miletic, quien recuerda que actualmente el 56 % de los serbios considera la homosexualidad como una enfermedad, frente al 72 % en 2008, o que la inmensa mayoría de la población defiende la igualdad de derechos para las personas LGBTI+.

Snezana Stanojevic

(c) Agencia EFE