Etiquetado frontal: frenada en Diputados, organizaciones temen que la ley se caiga

Chile. El modelo que se implementó en Chile hace dos años se basa en un octógono negro con una leyenda que alerta si hay un exceso de grasas, sodio o azúcares
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La ley de Promoción de Alimentación Saludable, más conocida como de Etiquetado Frontal, está a un paso de ser un hecho. Pero ese paso es cada vez más largo. Resta que la Cámara de Diputados le otorgue el visto bueno para que los argentinos puedan tener precisiones claras de aquello que consumen cada día, sobre todo de los alimentos ultraprocesados. Sin embargo, los tiempos en el recinto se dilatan y las organizaciones que pugnan por su aprobación temen que la normativa integral quede en la nada o una resolución nacional realice algunas modificaciones “a medias”.

Sellos frontales que advierten sobre exceso de azúcares, grasas saturadas y calorías, o límites a las publicidades de comestibles no saludables son algunos de los ejes de la ley de Promoción de Alimentación Saludable que tiene media sanción del Senado desde octubre del año pasado y que hace siete meses espera su debate en Diputados. “Hubo varias reuniones informativas en la Cámara, pero lo concreto es que siguen posponiendo el debate formal. No hay plazos de cuándo se trataría”, advirtió Ariana Krochik, integrante de la organización Consciente Colectivo que promueve la aprobación del proyecto #EtiquetadoClaroYa a través de las redes sociales.

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Si la ley no avanzara por esa vía legislativa, el Ejecutivo –mediante la cartera de Agricultura Ganadería y Pesca, de Salud y de Producción- podría aprobar con anterioridad una resolución para modificar el Código Alimentario Nacional, pero que difiere del texto del proyecto de ley. “Ya hubo reuniones y consultas a través de la Comisión Nacional de Alimentos (Conal)”, explicó Krochik en diálogo con LA NACION. Pero ese organismo, indicó Marcos Filardi, integrante de la Red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria y Colectivos Afines (Calisas) y de la Red de Abogadas y Abogados por la Soberanía Alimentaria (Redasa), “no tiene competencia sobre la regulación de la publicidad de alimentos para los niños y sobre los entornos escolares saludables”. Además, agregó, “están analizando la cuestión con estándares alimentarios más bajos que los que tiene el proyecto de ley”.

“Si se aprueba esa resolución, la Conal y los ministerios mencionados evitarían que se fomente que los establecimientos educativos sean instituciones en las que la alimentación saludable sea un derecho garantizado para las infancias. La última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2) arroja datos alarmantes en las infancias: el exceso de peso en la población menor a 5 años alcanza el 13,6%, mientras que el sobrepeso y obesidad afecta al 41,1% de los niños y niñas de entre 5 y 17 años”, señaló Redasa a través de un comunicado.

Etiquetado frontal: el último paso para convertirlo en ley

Tanto la organización Consciente Colectivo como las demás entidades que acompañan la iniciativa reclaman: “Pedimos que se apruebe el proyecto sin modificaciones porque fue elaborado con la mejor evidencia científica y según los estándares de organismos regionales e internacionales”. Redasa convocó: “Diputados y Diputadas, cada día que pasa en el que ustedes dilatan y prolongan la votación del proyecto de ley en cuestión, es un día más en el que mueren miles de personas por Enfermedades No Transmisibles (ENT), como diabetes, cánceres o enfermedades cardiovasculares que tienen como principal causa la mala alimentación”.

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Krochik resaltó: “El exceso de nutrientes críticos es un verdadero problema. Estamos alimentando a nuestros niños con estos ingredientes y no los sabemos”. La activista dijo que actualmente solo el 13% de la población argentina sabe leer las etiquetas que hoy por hoy están en la parte trasera de los envases. “Con esta ley -agregó la mujer - en seis segundos el consumidor podrá saber qué está comprando”.

“Comer ideas”

“Estamos comiendo ideas y no productos”, lanzó el nutricionista Ignacio Porras, director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Nutrición y Alimentos Reales (Sanar). “Te dicen que te están vendiendo un yogur con pera, pero lo cierto es que no tiene nada de la fruta natural”, dijo el especialista.

“La etiqueta frontal le acercará información a la gente de aquello que está comprando. Niños y grandes, con mayor o menor preparación educativa, todos podrán entender la información”, resaltó Porras, que agregó que una vez aprobada la ley, el Estado deberá adecuar sus programas alimentarios de asistencia a grupos vulnerables.

El proyecto, que fue aprobado casi por unanimidad el pasado 30 de octubre por la Cámara alta, ahora debe ser tratado en tres comisiones de Diputados: Legislación General; Acción Social y Salud Pública; y Defensa del Consumidor. Ya hubo una reunión y debería haber otro encuentro para dar dictamen sobre la media sanción y así remitir el texto al recinto.

En un comunicado difundido en diciembre de 2020, Unicef advirtió que “de convertirse en ley, tal como fue aprobado por el Senado de la Nación, la Argentina daría un paso sustantivo y ejemplar en la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, en la mejora dela alimentación y en la salud pública, previniendo enfermedades, discapacidad y muertes”.

¿Qué dice el proyecto de la ley de Promoción de Alimentación Saludable?

  • Aquellos productos comestibles y bebibles que contengan “exceso” de algún nutriente crítico, como azúcares, sodio, calorías, grasas y grasas saturadas, deben tener en sus respectivos paquetes etiquetas octogonales de advertencia que serán negras con letras blancas y deberán estar impresas en el frente de los envases.

  • Se regula la publicidad de alimentos dirigida a niños, niñas y adolescentes y se prohíbe que se utilicen figuras públicas, dibujos animados o personajes infantiles para fomentar el consumo de los productos con al menos una de esas etiquetas especiales.

  • Fomenta entornos escolares saludables: prohíbe la comercialización en los comedores y kioscos que están dentro de las instituciones educativas de aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia.