Este bebé tan solo es un año menor que su madre. Y no es el único récord que posee.

Molly podría parecer un bebé más, una de esas caritas redondas y amorosas en un cuerpecito achuchable.

Dormida en su cuna, todavía no es consciente de todos los récords que ha roto.

Molly es un bebé extraordinario, pero aún no lo sabe.
Molly es un bebé extraordinario, pero aún no lo sabe.

Sólo se lleva 18 meses con su madre. Sí, Molly es sólo año y medio menor que esa mujer feliz que la sostiene en brazos. Porque Molly, aunque parezca un bebé, tiene en realidad 27 años.

Molly fue gestada en octubre de 1992. El espermatozoide y el óvulo que se unieron para formar el cigoto que luego fue feto, después embrión y después Molly comenzaron el proceso de crear una nueva vida hace 27 años.

La mujer que acaba de darle a luz, su madre, Tina, había nacido tan sólo un año y seis meses antes, en abril de 1991.

Molly, en la cuna del hospital, con 27 años .
Molly, en la cuna del hospital, con 27 años .

¿Qué le pasó a Molly desde octubre de 1992, cuando fue gestada, hasta noviembre de 2020, cuando ha nacido?

Ha estado congelada. A casi 400 grados bajo cero. En un tanque de nitrógeno líquido.

Molly se acaba de convertir en el feto con mayor tiempo de congelación que consigue implantarse con éxito en un útero y nacer.

Hoy, Molly y Emma han podido nacer gracias no sólo a la generosidad de la pareja que donó los embriones, sino también a los avances médicos y a Tina y Benjamín, que decidieron darles la oportunidad de convertirse en seres humanos. La pareja llevaba años tratando de ser padres, pero él sufre una enfermedad llamada fibrosis quística que le provoca infertilidad.

Pero no son los únicos récords de esa familia. Molly tiene una hermana, Emma -la niña sonriente que posa a su lado en la fotografía- que antes de nacer pasó 24 años congelada, y que proviene de la misma madre y padre genéticos. Las dos son hermanas no sólo de madre gestante sino de madre y padre biológicos, que donaron anónimamente sus cigotos congelados para que mujeres que deseaban ser madres y no podían tuvieran la oportunidad de tener hijos. Lo que seguro que no pensaron los donantes era que sus “hijos biológicos” nacerían casi 30 años después.

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