Los Estados Unidos ignoran la democracia mexicana bajo su propio riesgo, dice Xóchitl Gálvez

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La candidata de oposición en México dice que los oficiales estadounidenses están dando una mala lectura a la relación bilateral, poniendo demasiado enfoque sobre la migración y el fentanilo en el contexto de las elecciones de noviembre en Estados Unidos, e ignorando las consecuencias del declive democrático en México.

Xóchitl Gálvez, la líder de una coalición heterogénea que competirá en las elecciones de junio próximo en México, advirtió que la administración Biden está sesgando la mirada mientras que el Presidente Andrés Manuel López Obrador desmantela las instituciones democráticas del país.

“No les importa más que la migración y el fentanilo. Por eso yo vine a decir, ‘dense cuenta que en México hay un problema con la democracia,'” Gálvez dijo a The Hill en una entrevista.

Su visita a Washington y Nueva York se dio poco después de la publicación de tres reportajes de prensa acusando supuestas contribuciones financieras del narcotráfico a la campaña presidencial de López Obrador en 2006. López Obrador perdió contiendas presidenciales en 2006 y 2012 antes de ganar con una amplia mayoría en 2018.

Los reportes detallaron que el gobierno de Estados Unidos consideró demasiado riesgoso seguir investigando los nexos con el narcotráfico, y cerraron las investigaciones antes de la elección del 2012.

López Obrador denunció los reportajes como meros ataques políticos e intentos de intervención extranjera.

Un día después, el Presidente Joe Biden llamó a López Obrador para agradecer “el apoyo operacional de México y por tomar pasos contratos para desalentar la migración irregular y ampliar las rutas lícitas de migración,” de acuerdo a un comunicado de la Casa Blanca posterior a la llamada.

La relación entre Biden y López Obrador está desarrollando un patrón de tensión y apaciguamiento, al tiempo que el presidente mexicano se ha posicionado como pieza clave para limitar los flujos migratorios hacia Estados Unidos.

Gálvez dijo que el enfoque en salvaguardar la cooperación migratoria con López Obrador ya le está costando a los Estados Unidos en otros rubros.

“Ellos lo reducen a dos problemas: migración y fentanilo. Estos son los dos temas que les preocupa en México. Ellos creen que el presidente López Obrador les controla los flujos migratorios,” dijo Gálvez.

“Te comento que ni siquiera han sido capaces de defender a las empresas de Estados Unidos que fueron violentadas con la Ley de la Industria Eléctrica, que las sacó del mercado, que les dejó de comprar energía, que les hizo perder millones de dólares porque no les conectó al sistema eléctrico nacional a pesar de que tenían todos los permisos.”

Gálvez dijo eso en referencia a una de las prioridades del inicio del gobierno de López Obrador, devolver la generación eléctrica al control del estado, usando principalmente combustibles fósiles, después de que décadas de liberalización en el sector atrajeron grandes inversiones extranjeras en energía renovable.

López Obrador cuenta a la ex-Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, precandidata de la coalición Juntos Hacemos Historia, entre sus más leales simpatizantes, y se espera que Sheinbaum impondrá un programa de continuidad si sale electa.

Gálvez, quien busca remontar una amplia ventaja de Sheinbaum, dijo que las más recientes propuestas constitucionales de López Obrador deberían preocupar a los Estados Unidos.

“Las iniciativas de ley de reforma constitucional que el presidente ha presentado el pasado 5 de febrero son un atentado contra la división de poderes,” dijo Gálvez.

López Obrador el lunes propuso una serie de reformas constitucionales, incluyendo una para recortar el presupuesto del Instituto Nacional Electoral y reducir el tamaño del Congreso de la Unión, y otra que desmantelaría a los organismos autónomos del estado.

Las reformas reflejan la visión de López Obrador sobre la centralización de poder, misma que el presume como “austeridad republicana,” pero que sus oponentes ven como los cimientos de la corrupción y los malos manejos.

“Hay dinero, pero se gasta muy mal. Hoy mismo el sistema de salud tiene 120 mil millones de pesos, pero hoy estamos comprando 30 por ciento más caro los medicamentos que cuando este gobierno llegó, porque supuestamente él iba a combatir la corrupción,” dijo Gálvez.

Esas ineficiencias también afectan a la economía de los Estados Unidos – desde julio, México es el mayor socio comercial de su vecino del norte, en gran parte por la integración económica que se dio a partir del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y su sucesor, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

Pero Gálvez dijo que la mayor amenaza para Washington está en ignorar los nexos entre supuestos actos de corrupción y el fortalecimiento de organizaciones criminales transnacionales.

“Ellos saben que el narcotráfico controla buena parte del territorio nacional. Ellos saben perfectamente que Andrés Manuel no es un demócrata, que su candidata va a ser una candidata de la continuidad,” dijo Gálvez.

“Pero si ellos creen que eso solo queda en coches de lujo y casas de lujo de los políticos, no se han dado cuenta que ese dinero acaba en la delincuencia y está fortaleciendo a la delincuencia.”

Y los aliados de Gálvez están advirtiendo que la democracia Méxicana es una moneda de cambio geopolítica.

Ante la nueva era de rivalidad entre grandes potencias, López Obrador ha seguido la doctrina Mexicana de la Guerra Fría, abriendo las puertas a los rivales de Estados Unidos, por ejemplo invitando a elementos del ejército ruso al desfile militar del 16 de septiembre, o condecorando al Presidente Cubano Miguel Díaz-Canel con el Águila Azteca en febrero.

“Ha sido muy clara que hay desconfianza que algunos de estos gobiernos están facilitando intencionalmente el movimiento de personas. Creo que Venezuela, Nicaragua – tenemos muchas sospechas que detrás de esto … están los rusos,” dijo Ildefonso Guajardo, el asesor de Gálvez en materia internacional.

Sobre la relación cercana entre López Obrador y el dictador Venezolano Nicolás Maduro, Gálvez dijo que “Maduro y AMLO son iguales. Son dos gobiernos autoritarios, violentadores de derechos humanos.”

La administración Biden ha evitado criticar públicamente a López Obrador, y en los últimos meses varios altos oficiales estadounidenses han invertido tiempo y esfuerzo para mantenerse del lado bueno del presidente mexicano.

Esos esfuerzos han tenido tropiezos. Después de una visita a López Obrador de parte del Secretario de Estado Antony Blinken, el Secretario de Seguridad Interior Alejandro Mayorkas y la asesora de seguridad interior Liz Sherwood-Randall, la Casa Blanca publicó la versión equivocada de un comunicado conjunto entre los dos países, violando el protocolo diplomático.

Esa violación molestó a los oficiales mexicanos, ya que la Casa Blanca incluyó el “declive democrático” como causal de la migración regional, usando una frase que la delegación estadounidense había considerado en privado, pero a fin de cuentas decidió no proponer a sus contrapartes mexicanas.

Este martes y miércoles, Sherwood-Randall dirigió una nueva delegación a reunirse con López Obrador en la Ciudad de México para acordar una estructura de 10 puntos para combatir el tráfico de drogas, en particular el fentanilo.

En una llamada con reporteros el jueves, oficiales de la administración Biden dijeron que la democracia no fue tema de conversación, y que el tema no es parte de la carpeta de Sherwood-Randall.

“Pero tenemos discusiones amplias directamente con los mexicanos sobre estos temas, así que no le daría la lectura que el tema no es prioridad. Simplemente no fue el tema de esta junta,” dijo un oficial de alto rango de la administración Biden.

Sin embargo, las autoridades de Estados Unidos no han reconocido públicamente las fuertes advertencias de la oposición sobre la posibilidad de una elección injusta.

“La preocupación principal de la administración actual es … el fentanilo y la migración, pero vemos que hay otros actores con interés de hacer algo al respecto, especialmente con observadores internacionales, observadores electorales,” dijo Gabriel España, fundador de MexicanosEnDC, una organización de sociedad civil de mexicanos en Washington.

“Pero no va a suceder si no vemos buena fe y un esfuerzo e intención de parte del Congreso. No esperamos ver al gobierno federal hacer algo significativo dado su interés político. Su interés en este momento no es exactamente la democracia en México,” agregó España.

Gálvez sostuvo juntas con varios miembros del Congreso de los Estados Unidos durante su visita a Washington, y está planeando una visita a España para alertar las mismas preocupaciones.

Pero Gálvez dijo que tiene por delante una batalla cuesta arriba, un intento para remontar las encuestas contra una candidata postulada por López Obrador, y que enfrentará una elección de estado.

“De entrada, la elección no va a ser justa. Es más, en este momento la candidata oficial ha recibido muchísimos recursos para su campaña que son evidentes, son visibles,” dijo Gálvez.

“Entonces el uso de dinero de los programas sociales para comprar el voto es algo que se va a vivir en esta elección. Y el Presidente lo ha dicho públicamente, que por eso quiere a los pobres, porque ellos son leales.”

Sin embargo, Gálvez dice que los votantes están agotados con el aumento de violencia por parte de los cárteles y con la política de “abrazos, no balazos,” que en gran medida no ha sido efectiva en controlar al crimen organizado.

“Entonces nosotros tenemos que hacer una campaña donde yo he dicho claramente que lo que está bien se queda, que son los programas sociales, porque ese es el tema que a él le fortalece y obviamente señalar dos problemas gravísimos que es el deterioro del sistema de salud y el tema de la seguridad pública,” dijo Gálvez.

Y Gálvez agregó que el futuro de la democracia mexicana está en juego si Sheinbaum gana en junio.

“Quizá nos lleve dos décadas regresar a la normalidad democrática.”

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