“No hay estándares de calidad”. La formación docente es el principal problema educativo percibido por los argentinos
La educación argentina está en crisis, sobre todo el nivel secundario, y el principal problema radica en la falta de formación docente. Estas son las principales percepciones educativas de la sociedad que se desprenden de la primera encuesta realizada por el Observatorio Hacer Educación, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y dirigido por su exrector Alberto Barbieri.
El relevamiento evaluó las opiniones sobre la educación argentina por parte de la población general y la comunidad educativa. Como resultado, se hallaron dos importantes coincidencias entre ambos sectores: en primer lugar, la percepción de que el nivel secundario es el que tiene la peor calidad; en segundo lugar, que la formación y capacitación docente es el principal problema.
Según la encuesta, el 44% de las personas pertenecientes a la población general manifestaron que el principal problema de la educación es la formación y/o capacitación docente. Paralelamente, el 33% de los encuestados del sector educativo contestó lo mismo.
“Sin dudas, lo que se ve es que faltan herramientas para encarar la cotidianidad real de lo que sucede en el aula, especialmente en la secundaria”, sostuvo Aurelia Lupis, coordinadora del Observatorio Hacer Educación.
“Los indicadores muestran que el 80% de los docentes de nivel primario de gestión estatal participaron voluntariamente en acciones de formación continua. Es decir, los docentes se forman, pero el gran problema es que no hay estándares básicos de calidad. Nadie dice ´Bueno, estos son los contenidos y estos los estándares de calidad’. Nadie audita eso. Tampoco hay exámenes de evaluación ni reválida del título”, detalló Lupis.
De acuerdo con las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), un organismo dependiente del Ministerio de Educación y creado en 2007 para diseñar y mejorar políticas de formación docente, existen 1547 institutos de formación docente en todo el país, ya sea de formación inicial, donde los docentes reciben su título, o de formación continua, que contempla todas las capacitaciones que realizan a lo largo de su carrera.
Claudia Romero, doctora en educación, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), señaló que la calidad de la enseñanza es el primer factor de importancia a la hora de analizar la calidad de un sistema educativo. “En la Argentina, no hay control sobre la calidad de las instituciones formadoras, que se multiplican sin ninguna planificación racional, ni evaluaciones docentes. En términos salariales se valora más la antigüedad que los conocimientos y capacidades, es decir, no hay reconocimiento ni estímulos suficientes al mérito para una actividad que ha caído en el desprestigio social y tiene uno de los salarios más bajos del mundo. Es urgente trabajar en una política docente seria y sostenida en el tiempo, que ofrezca una formación de excelencia y una carrera desafiante y bien paga”, consideró.
Por su parte, la pedagoga y presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos, Irene Kit, mencionó al menos dos problemas con la formación docente actual.
“La formación docente no pareciera estar ayudando a los educadores a tener prácticas eficaces de enseñanza en el contexto real y actual de un aula. Hay una falta de articulación entre la teoría y la práctica. Hoy las aulas tienen 30 alumnos adolescentes, que son personas diferentes que vienen de lugares en los que se agravaron las dificultades laborales, alimentarias, familiares. No se los puede tratar como si fueran todos la misma persona ”, dijo.
Y agregó que las condiciones del trabajo docente también son un problema, pero que muchas veces la sociedad no las percibe como tal: “No terminamos de ver como un problema al ‘profesor taxi’, que tiene que trabajar en muchas escuelas diferentes o en muchos cursos y materias diferentes dentro de una misma escuela”.
Según Kit, el problema necesita soluciones creativas, disruptivas y movilizadoras, que combinen el conocimiento disciplinar con el empírico y reconozcan las situaciones diferenciadas de cada alumno.
En la mira
La encuesta también expuso que 7 de cada 10 entrevistados tienen una evaluación negativa de la escuela secundaria y que los docentes de este nivel son los peor conceptuados.
Sobre este punto, Romero dijo: “Las percepciones de la población general y de la comunidad educativa sobre la baja calidad del nivel coinciden con los datos. Más de mil chicos por día abandonan la secundaria, se gradúan solo el 43% de los estudiantes procedentes de hogares pobres y, por ejemplo, en matemática el 70% está por debajo de los niveles deseados. Hay razones externas a la escuela que explican la situación, pero hay también razones internas, como la organización, la propuesta de contenidos, el modo de enfocar la enseñanza, el ausentismo docente, que determinan su fracaso sostenido. No obstente, muchos de los déficits de aprendizaje se hacen visibles en la secundaria, pero se originan antes”.
Lupis añadió que “desde la democracia hasta ahora, la inclusión y la obligatoriedad son rasgos esenciales del secundario. Sin embargo, no se acompañó con herramientas para que esa inclusión sea real. Si no se dan esas herramientas para la inclusión, el sistema termina eclosionando”.
De acuerdo con Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050, la docencia y su formación –inicial y continua– son claves para la mejora de la educación, pero no son el principal ni el único desafío prioritario de la educación en la Argentina.
“Los tremendos problemas que enfrenta la Argentina por los índices de pobreza y el impacto de esta situación en alumnos y alumnas deben también ser una prioridad, así como mantener niveles de inversión y financiamiento educativo altos, junto con la gestión ordenada y eficiente de los recursos. Por otro lado, la información educativa, el monitoreo constante, el cambio, con innovación y tecnología mediante, así como los cambios curriculares y la adaptación al siglo XXI son temas tan cruciales como la formación docente”, opinó.
Por último, Kit indicó que la educación secundaria es la que más tiene que “sacudirse” y todavía no lo pudo hacer, pese a que ya pasaron muchos años desde su obligatoriedad: “No adecuó su formato ni sus contenidos para que realmente pudiera hacerse obligatorio ese recorrido. Esto no quiere decir bajar la calidad, sino generar diversas oportunidades para que todos puedan desarrollar las capacidades previstas en la ley de educación”.
Por ejemplo, describió, “sigue tironeando la asignatura antes que una lógica psicológica. Es decir, el profesor de geografía empieza enseñando cartografía, pero vos a los 13 te enganchas más con los países, no te importan los paralelos y los meridianos. Estamos muy demorados en reconocer que hay que hacer un esfuerzo por salir de la cajita cuadrada en una sociedad que es cada vez más líquida”.