¿Qué podemos esperar del 2025? Guerras, fracturas políticas y discusiones internacionales

El año 2025 se anuncia tan tenso como los precedentes entre las guerras en Ucrania y Oriente Medio, las alianzas entre regímenes autoritarios y el regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos, cuya política exterior pesa en la agenda mundial. Los temores de una Tercera Guerra Mundial están en la mente de millones de personas, aunque esto no llegue a ocurrir, hay una serie de conflictos que afectan a muchos países de forma directa.

Desde el ataque del movimiento islamista palestino Hamás el 7 de octubre de 2023 en Israel,
la región se ha visto envuelta en un baño de sangre, y al borde de una guerra generalizada. La escalada parece bajo control entre Israel e Irán, principal apoyo de Hamás y del Hezbolá libanés, ¿pero hasta cuándo?
El gobierno israelí de Benjamin Netanyahu, reforzado por sus victorias en el terreno, no parece dispuesto a una solución política con los palestinos. La vuelta de Trump y el nombramiento de aliados incondicionales de Israel en su administración parecen anunciar, salvo sorpresa, un cheque en blanco para Netanyahu. “El conflicto en Gaza podría entrar en una especie de limbo, con Israel imponiendo una solución militar (…) sin el inicio de una solución política”, estima Michael Horowitz, analista de la consultora de seguridad Le Beck International.

Cuando Trump vuelva al Despacho Oval, la invasión rusa de Ucrania habrá cumplido casi tres años. Ucrania enfrenta una situación muy difícil, por la falta de soldados y la dependencia de la ayuda occidental frente a una Rusia que gana terreno, reforzada con soldados norcoreanos. La presión aumenta sobre Kiev para que negocie, lo que desde el punto de vista de Moscú equivale a su capitulación. Trump aseguró antes de su elección que solucionaría el tema “en 24 horas”. Su complacencia con el presidente ruso Vladimir Putin durante su primer mandato, el nombramiento para su futuro gabinete de figuras críticas con Ucrania y el posible cese de la ayuda militar a este país hacen temer lo peor a Kiev. Pero la imprevisibilidad del magnate estadounidense y su diplomacia transaccional vuelven complicado predecir qué hará.

El 2025 será un año crucial para Ucrania, en función de las presiones de Washington y la capacidad de Europa para apoyarla.

La elección de Marco Rubio como futuro jefe de la diplomacia estadounidense anuncia un “endurecimiento de la relación y de las sanciones” hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela, según Carlos Malamud, analista del centro de reflexión Real Instituto Elcano. Sin embargo, será la futura política comercial y migratoria estadounidense la que podría impactar con fuerza en América Latina.

“La llegada de Trump, con el aumento del proteccionismo y el fortalecimiento del dólar, no son buenas noticias para las economías latinoamericanas. Si a esto sumamos las posibles expulsiones de migrantes ilegales, la bandeja está servida”, agrega el experto. El republicano prometió una política de mano dura en la frontera con México, poner fin a los programas de acogida y “la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos”.
Más allá de cortar sus sueños de una vida mejor, los expertos alertan del impacto económico en los países de origen, sobre todo en Centroamérica, donde las remesas suponen más del 30% del PIB en El Salvador o Nicaragua, según la agencia de calificación Fitch Ratings.

La llegada de Trump, con el aumento del proteccionismo y el fortalecimiento del dólar, no son buenas noticias para las economías latinoamericanas

Además, si persisten las crisis en Cuba y Venezuela, el éxodo de sus ciudadanos podría continuar y, ante un Estados Unidos fortaleza, podrían buscar nuevos destinos en Europa y en países de América Latina que ya acogieron a cientos de miles.
“En México, la capacidad de absorción de esta mano de obra es mayor dado el tamaño de su economía, pero para países con menor músculo económico, como Panamá o Costa Rica, esto es un problema”, apunta Malamud.
México ya está bajo presión. Trump amenazó con imponer aranceles a las importaciones mexicanas si no se detienen la migración y el tráfico de drogas.

Taiwán reúne todos los ingredientes para un futuro conflicto mundial.
China lo reivindica como parte de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para tomar el control. En los últimos años reforzó su presión militar enviando regularmente aviones de guerra, drones y buques alrededor de la isla. Estados Unidos es el principal apoyo de Taiwán en materia de seguridad, aunque no lo reconozca diplomáticamente. Y si bien demócratas y republicanos comparten una posición hostil hacia Beijing, Marco Rubio es famoso por su oposición a China, donde tiene prohibido ingresar. Mike Waltz, que se espera ejerza como consejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, llamó a “armar Taiwán desde ya”.

Corea del Norte, poseedora de bombas atómicas, aumentó sus pruebas balísticas en 2024 y, al igual que Irán realizó un acercamiento sin precedentes con Rusia, firmando incluso un tratado de defensa mutua.
“Putin quiere soldados y municiones de Corea del Norte y, a cambio, Pyongyang quiere tecnología militar”, resume Fyodor Tertiskiy, investigador de Carnegie. Andrew Yeo, del centro de reflexión estadounidense Brookings, prevé “una nueva fase de gran inestabilidad y una posible escalada en el noreste de Asia”.
“La cooperación militar con Moscú se produce en un contexto de escalada de tensiones en la península de Corea”, apunta Yeo, que cita la destrucción por Pyongyang de carreteras entre las dos Coreas, la presunta incursión de drones surcoreanos en su vecino y el ensayo de un nuevo misil balístico intercontinental norcoreano en noviembre. N
(Con información de AFP)

 

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