Esperan un Oscar para Pinocho

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 11 (EL UNIVERSAL).- Los hermanos Arturo y Roy Ambriz están felices porque realizan la continuación de "Frankelda", serie original hecha completamente en stop motion y cuya primera parte se lanzó hace unos meses en Cartoon Network y ahora está disponible en el streaming de HBO Max.

El stop motion, que tomó aire en México por "Pinocho", de Guillermo del Toro, es la técnica con marionetas manipuladas milimétricamente para que, mediante la toma de 24 fotografías por segundo, dé la sensación de movimiento.

A sus 30 y tantos años de vida, los hermanos Ambriz han realizado 240 minutos contabilizados entre serie, cortos y otras producciones, equivalente a casi tres largometrajes de esta técnica.

"Creo vamos tarde en México con eso, porque no puedo creer que en 2023 no se haya lanzado una sola película mexicana en stop motion, cuando hay otros países que tuvieron la suya en los 70 y 80", considera Arturo.

Tiene razón. Son pocos los que se han atrevido a incursionar en la técnica. En México no hay cifras oficiales de producción stop motion, incluso en el cortometraje es raro quien lo ocupa. El año pasado en los festivales de Pixelatl, especializado en animación, así como el de Morelia, sólo participaron dos, siendo "Las plantas también mueren", uno de ellos.

Tampoco hay mecanismos académicos alusivos. Recién con la creación de El taller del Chucho, impulsado por Del Toro y donde se realizaron cinco minutos de "Pinocho", se han elaborado cursos. México podría obtener parte del Oscar que reciba el filme del jalisciense, sin que se le haya apostado bien.

"Nos vemos en la necesidad de generar nuevos artistas", explica Angélica Lares, directora del Taller, sabedora de que la técnica va a explotar a otros estudios.

Los hermanos Ambriz consideran que uno de los problemas para el stop motion en México es la creencia de que es caro. Han compartido presupuestos de sus producciones con otras de acción viva y prácticamente es el mismo costo (unos 20 millones de pesos).

Para la continuación de "Frankelda", que lleva medio año de trabajo, cuentan con 75 personas trabajando entre los distintos departamentos, 80 personajes (más de un centenar de marionetas) y una treintena de escenografías: "Aunque aquí la diferencia es que estas son obras que viajan, son traducidas a distintos idiomas y hacen más fácil recuperar la inversión", expresa Roy.