Escuelas sin subvención. La odisea de los colegios y los padres para seguirle el ritmo al aumento de las cuotas

En el Instituto Educativo Punta Mogotes, de Mar del Plata, la situación económica sin ayuda estatal se complejiza
En el Instituto Educativo Punta Mogotes, de Mar del Plata, la situación económica sin ayuda estatal se complejiza - Créditos: @Mauro V. Rizzi

La situación es desesperante. Tanto para los padres, que cada mes reciben una notificación del colegio de sus hijos de que la próxima cuota vendrá con aumento. Y también para los colegios que ya no saben qué malabares hacer para sostener la ecuación frente a la inflación galopante y los aumentos de sueldo y de los costos de mantener activo el servicio. Desde la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires detallan que el 95% de las escuelas que no reciben aportes pidieron subvención después de la pandemia. Frente a esta situación, el panorama es desalentador. “Los empleados de la administración del colegio parecen arqueros de hockey, porque reciben todos los pelotazos. Todos los días llegan padres indignados. Hay veces que los padres vienen a plantear que no pueden más. Otros nos pagan en dos partes, a medida que tienen plata nos van trayendo.Y los entendemos. Flexibilizamos todo lo que podemos, pero no tenemos cómo hacer frente a estos aumentos”, explica a LA NACIÓN Silvia Saperi, directora de una escuela de Monte Grande, una las instituciones afectadas. El foco del conflicto son los constantes aumentos que vienen sufriendo las cuotas de los colegios privados que no tienen subvención del Estado.

Según datos de la Confederación Argentina de Institutos de Enseñanza Privada (Caiep) en el país hay unas 14.000 escuelas privadas, de las cuales el 70% tienen algún tipo de subvención. Es decir, que hay 4200 escuelas que no reciben aportes oficiales. “Y contra lo que puede creerse, no todas son escuelas que atienden al segmento ABC1, que tiene cuotas más elevadas. Hay más de 2100 escuelas que reciben alumnos de sectores de clase media y clase trabajadora, que hacen un esfuerzo enorme para mandar a sus hijos y que están siendo muy castigadas por los aumentos interanuales que en algunos casos son muy elevados y que no reciben ayuda económica y que están en una situación muy complicada. Estamos hablando de aumentos interanuales por encima del 100% y al no tener subsidios, el impacto se traslada al arancel. Hoy la fuente de ingresos en más del 90% de los estudiantes que van a escuelas privadas, es un salario. Si la cuota aumenta 7000 a 8000 pesos cada mes, el panorama es muy complicado”, explica Rodolfo de Vicenzi, presidente de Caiep.

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En la práctica, mandar a sus hijos a una escuela que no tiene subvención significa para los padres una variabilidad en el valor de la cuota de todos los meses. Y en no pocos casos, el tener la duda de si el colegio va a poder continuar brindando el servicio al año siguiente. Algo que se empieza a notar en estos meses, donde se incrementa la morosidad en el pago de la matrícula, ante las dudas de qué va a ocurrir. Y muchos padres prefieren esperar a diciembre e incluso empiezan a buscar vacantes en escuelas con cuotas subsidiadas o en el Estado. “En mayo del año pasado, la cuota del colegio era unos 12.000 pesos. En marzo de este año, pasó a ser de unos 30.000 pesos, y ya la cuota de septiembre será de casi 60.000 pesos. Es decir, en un año y medio la cuota se quintuplicó. Y muchos alumnos se empezaron a ir del colegio”, explica Romina F., mamá de Thiago, de 9 años, alumno de una escuela privada de jornada simple de Lomas de Zamora, que no recibe subvención.

En la Escuela Saperi, en Monte Grande, ya perdieron más de 150 familias que se pasaron a establecimientos del Estado por no poder afrontar el pago de las cuotas
En la Escuela Saperi, en Monte Grande, ya perdieron más de 150 familias que se pasaron a establecimientos del Estado por no poder afrontar el pago de las cuotas - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

“Mis dos hijos van a escuelas sin subvención, las dos en Belgrano”, explica Lorena, que es licenciada en Recursos Humanos. “Mientras que la de mi hijo arrancó con una cuota de 90.000 pesos en marzo y ahora cuesta 120.000 pesos, la de mi hija, que está en secundaria y que valía más o menos lo mismo que el del hermano, ya superó los 200.000 pesos. Además de la matrícula y el campamento, es muchísima plata. Mucha gente se está yendo de la escuela”, explica.

“Situación desesperante”

El panorama no es alentador. Acceder a los subsidios no es un trámite sencillo y en la práctica lo que se dice es que no es muy frecuente que se incorporen nuevas instituciones. Además, las cuotas de los colegios que no reciben aportes del Estado se rigen por el decreto 2417/93, que es el marco legal que a nivel nacional limita los aumentos. Sin embargo, al no contar con aportes económicos del Ministerio de Educación, los montos de los aranceles se regulan dentro de las bandas autorizadas por la Secretaría de Comercio de la Nación. Con lo cual, es limitada la respuesta e intervención que puede generarse desde el Ministerio de Educación de cada jurisdicción. “El decreto es de 1993 y establece que las escuelas que no reciben subvención deben informar antes del 30 de septiembre a las familias cuál será la cuota del año siguiente, debiendo calcular cuánto será la inflación, algo muy difícil de prever en estos tiempos. Después, a partir de marzo de año siguiente, pueden trasladar a las cuotas los aumentos docentes que surjan de las paritarias. Sin embargo, no pueden trasladar el total, sino sólo el 50% del aumento docente, debiendo absorber el resto. Tampoco pueden trasladar aumentos como los servicios o gastos estructurales. Hay que tener en cuenta que el 80% de los gastos de una escuela se relacionan con los pagos de salarios docente y no docentes”, explica Martín Zurita, de Asociación de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba). “Las escuelas no deberían aumentar sus cuotas más que esa ecuación. Si lo hicieran, los padres pueden reclamarlo. Sin embargo, la situación que hoy se vive en las escuelas es desesperante. Son muchas las instituciones que están al borde de cerrar sus puertas”, detalla Zurita.

"Sabemos que si seguimos subiendo las cuotas, más familias no van a poder pagar", admiten los directivos de la Escuela Saperi en Monte Grande - Créditos: @Noelia Marcia Guevara
"Sabemos que si seguimos subiendo las cuotas, más familias no van a poder pagar", admiten los directivos de la Escuela Saperi en Monte Grande - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

“Hay un millón y medio de alumnos en la escuela privada a nivel de la provincia de Buenos Aires. Lo que se está viendo con la indexación de salarios nunca se vio en nuestro sector. Tenemos un 25% de morosidad, tampoco se le puede seguir pidiendo más a las familias porque tiene un límite. Todos los meses las cuotas aumentan”, explica Zurita y agrega que el incremento docente por paritaria fue del 75% en lo que va del año. ¿Cómo esto se traduce en la cuota? Depende de la planta de cada colegio y la cantidad de alumnos, según se explicó a LA NACIÓN desde el Ministerio de Educación bonaerense. El último aumento de paritaria pudo haber impactado entre un 6% y un 15%, aproximadamente, se informó oficialmente. Sin embargo, los números que manejan las familias de escuelas sin aportes del Estado son otros.

Pese a que desde hace muchos años no se asignaban nuevas subvenciones, después de la pandemia la historia cambió. Muchas instituciones tuvieron que cerrar sus puertas y otras, subsisten a costa de endeudarse. Algunas generaron grandes deudas previsionales. Desde la cartera educativa bonaerense detallan que el 95% de las escuelas que no reciben aportes, pidieron subvención después de la pandemia.

“Sobre un total de 6294 instituciones, 4398 cuentan con algún porcentaje de aporte estatal, que va del 40% al 100%. Hay 1896 instituciones que no cuentan con aporte estatal. Desde enero de 2020, se recibieron 1790 pedidos de nuevos aportes, de los cuales fueron priorizados 725, en tanto que 403 ya fueron otorgados y 322 se encuentran en el circuito administrativo. Las instituciones beneficiadas con nuevos aportes bajaron sus cuotas, resultando un beneficio directo para las diferentes comunidades”, explican desde la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, que conduce Alberto Sileoni.

Zurita explica que la mitad de las escuelas privadas que hay en el país están en la provincia de Buenos Aires. “Entre nuestros asociados hay más de 1500 instituciones que nunca habían pedido subsidio lo hicieron después de la pandemia. Hay 150 de ellas que están en una situación desesperante. Otras 300 ya recibieron la subvención. Y hay 35 instituciones que están al borde de la quiebra”, explica.

En la ciudad de Buenos Aires funcionan 474 establecimientos educativos privados, en todos los niveles. De ellos el 40% no recibe aporte estatal, informan desde el Ministerio de Educación que dirige Soledad Acuña. El aporte se destina exclusivamente al pago de salarios. En lo que va de 2023, 16 escuelas han solicitado la subvención, o mayores aportes. Las incorporaciones se toman en cuenta teniendo en consideración el nivel educativo de la institución, el proyecto educativo, las necesidades del sistema educativo y la situación socioeconómica de la comunidad, priorizando el nivel de vulnerabilidad de la población destinada.

"Nunca a las familias les costó tanto hacer frente al pago de la cuota", señala Sebastián de la Canal, representante legal del Instituto Educativo Punta Mogotes, de Mar del Plata. - Créditos: @Mauro V. Rizzi
"Nunca a las familias les costó tanto hacer frente al pago de la cuota", señala Sebastián de la Canal, representante legal del Instituto Educativo Punta Mogotes, de Mar del Plata. - Créditos: @Mauro V. Rizzi

Silva Saperi es la fundadora y directora del complejo Vicente Francisco Saperi, de la ciudad de Monte Grande. El colegio abrió sus puertas en 1989 como una guardería, veinte años después inauguró la primaria y seis más tarde, la secundaria. Desde sus orígenes trabaja sin recibir subvención del Estado, pero después de la pandemia la situación se volvió insostenible. Perdieron más de 150 familias que se pasaron al Estado. A la vez, los aumentos salariales los obligó a seguir aumentando las cuotas. No recibieron los aportes del Estado ni siquiera durante la pandemia. Y desde esa fecha incrementaron su deuda con el Estado por la falta de pago de aportes, algo que ocurrió con muchos colegios. “Todos los meses tenemos que subir la cuota. La administración del colegio parece una arquería de hockey, porque recibe todas las quejas. La mayoría de nuestras familias son comerciantes. Nosotros entendemos a los padres, pero no nos queda opción. Es desesperante porque sabemos que si seguimos subiendo las cuotas, más familias no van a poder pagar y nuestra situación se vuelve más complicada. Por eso insistimos en el Ministerio de Educación, las familias nos preguntan, juntan firmas, pero sabemos que no estamos en el listado prioritario. Una de las cosas que te piden para recibir la carpeta es que la escuela no tenga deudas, pero si no tuviéramos deudas, ¿para qué estaríamos pidiendo la ayuda del Estado? Hicimos un plan de pago con la deuda previsional para estar en la lista. Nuestra escuela cumple una función social muy importante, como oferta educativa de la zona”, explica Saperi.

Una situación similar se vive en el Instituto Punta Mogotes, en el sur de Mar del Plata. La escuela funciona desde hace 32 años. “Pese a que todos los años volvemos a presentar la carpeta para la subvención, no hemos logrado contar con el aporte del Estado para todos los niveles. Sólo tenemos para la primaria, lo cual genera una gran disparidad en la cuota en los demás niveles. Nosotros intentamos trasladar lo menos posible a las cuotas, sabemos que con apoyo podríamos hacer más cosas. Pero es muy difícil la situación. Nunca a las familias les costó tanto hacer frente al pago de la cuota”, explica Sebastián de la Canal, representante legal de la escuela. “Se hace muy difícil mantener la escuela funcionando. Tenemos el mismo valor de las cuotas de los colegios que están subvencionados pero no lo estamos”, apunta.