Fue acusado de un escandaloso soborno de militares de EEUU. Venezuela lo entregará

Es uno de los mayores escándalos de sobornos en la historia militar de Estados Unidos: un contratista de defensa que sobornó a docenas de oficiales de la Marina con dinero en efectivo, prostitutas y artículos de lujo por valor de millones de dólares para conseguir más contratos y cobrarle de más al gobierno por sus servicios.

Ahora, el hombre en el centro de esa trama de sobornos, un empresario malasio llamado Leonard Glenn Francis —más conocido como “Gordo Leonard”— regresará a Estados Unidos, tras huir del país antes de la audiencia de su sentencia de 2022, mientras está bajo arresto domiciliario.

Un alto funcionario estadounidense dijo el miércoles que Francis —cuya fuga fue ampliamente vista como un error garrafal del gobierno de Estados Unidos— pronto volará de regreso a Estados Unidos, donde será alojado en un centro de detención federal, describiendo el esquema de Francis como “una de las confabulaciones de soborno más descaradas en la historia de la Marina de Estados Unidos”.

“Estados Unidos ahora se asegurará de que cumpla plenamente su condena, así como que responda por sus intentos de escapar de la justicia”, dijo el funcionario a los periodistas.

¿Qué hizo el ‘Gordo Leonard’?

Según los documentos de acusación, el esquema de sobornos comenzó en 2004, cuando Francis y su compañía Glenn Defense Marine Asia empezaron a ofrecer a varios oficiales de la Marina “dinero en efectivo, regalos, gastos de viaje, entretenimiento y servicios de prostitutas”.

“A cambio de estos objetos de valor, los oficiales proporcionaron a Francis y a GDMA información clasificada y de dominio privado interna de la Marina federal y usaron sus cargos e influenciapara defender y promover los intereses de Francis y GDMA, todo ello según surgían las oportunidades”, se lee en los cargos.

Francis y su empresa le prestaban servicios de “uso de recursos económicos” a la Marina estadounidense, servicios que implicaban la coordinación, programación y adquisición de artículos y servicios para buques y submarinos en puerto.

Pero Francis y GDMA sobrefacturaron repetidamente a la Marina y presentaron reclamaciones fraudulentas, según los fiscales. En un esfuerzo por eludir la detección, Francis también sobornó a un funcionario del Servicio de Investigación Criminal de la Marina (NCIS) a cambio de “información sensible para la aplicación de la ley”, así como “asesoramiento y consejo sobre las investigaciones criminales en curso de NCIS sobre las actividades de Francis y GDMA”.

El esquema duraría casi una década antes de que Francis fuera detenido en una habitación de hotel de San Diego durante una redada de las fuerzas del orden en 2013. Se declaró culpable en 2015 de conspiración para sobornar y confabulación para estafar al gobierno federal. Los fiscales dijeron que estafó a la Marina al menos $35 millones.

Según su acuerdo de culpabilidad, Francis se enfrentaba a una pena de hasta 25 años de prisión.

¿Cómo acabó en Venezuela?

Francis pasó años detenido antes de ser puesto bajo arresto domiciliario en San Diego, bajo supervisión federal, mientras esperaba la sentencia, debido a sus problemas de salud, pero su caso daría un giro en 2022, cuando se cortó el monitor del tobillo y huyó de Estados Unidos solo tres semanas antes de su audiencia de sentencia, de acuerdo con el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, que, junto con NCIS, emitió una recompensa de $40,000 por su captura en ese momento.

Según las autoridades estadounidenses, Francis huyó inicialmente a México y después a Cuba, antes de llegar finalmente a Venezuela, en donde fue detenido antes de embarcar en un vuelo en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en las afueras de Caracas. Desde entonces está bajo custodia venezolana y, de acuerdo con The Associated Press, solicitó asilo en ese país.

Aunque Estados Unidos y Venezuela tienen un acuerdo de extradición, la complicada relación entre ambos países hacía incierto su regreso a Estados Unidos.

Eso cambió, sin embargo, cuando Estados Unidos acordó liberar a un estrecho aliado del presidente venezolano Nicolás Maduro, el empresario de origen colombiano Alex Saab, a cambio del regreso de Francis y 10 estadounidenses destacados por el gobierno de Maduro.