¿Es posible evitar que Donald Trump gane la candidatura republicana?

El amplio triunfo de Donald Trump en los caucus de Nevada –con 45.9% de los votos– y sus anteriores victorias en Nuevo Hampshire y Carolina del Sur han puesto sobre la mesa republicana, y ahora con punzante intensidad y urgencia, la pregunta sobre si el magnate es ya imparable en la competencia por la candidatura presidencial del Partido Republicano.

Es decir, si la ola contestataria y antiestablishment que Trump ha catalizado en la derecha estadounidense y lo ha impulsado a la cima de las encuestas y a ser el más votado en tres estados, ha logrado ya neutralizar contra todas las expectativas al aparato del liderazgo tradicional y sus grandes megadonantes. Si Trump es ya el virtual candidato republicano para la elección general de noviembre.

Muchos creen, o temen, que el triunfo del magnate en el proceso primario republicano es ya irreversible y no solo con base en animadversiones.

image

Donald Trump continúa como el #1 en la contienda por la candidatura republicana, y cada vez tiene la nominación más cerca. (AP)

Una de las claves sobre si la nominación de Trump sería inevitable está en si sus oponentes tienen realmente la capacidad para frenarlo. El retiro de Jeb Bush de la contienda mostró que la filiación a una dinastía política histórica entre los republicanos, contar con muchos millones en las arcas de un Super PAC bien pertrechado por poderosos donantes y la formulación de planes de gobierno y de políticas públicas en sincronía con los valores conservadores no han sido en este proceso las herramientas que conducen a la nominación.

Por el contrario, han sido la agresividad, las posiciones extremas aunque vagas en temas socialmente álgidos y el rechazo de la noción misma de ser político profesional lo que ha aupado a Trump, quien ha sabido cultivar esos factores con maestría apoyado en su imagen de éxito, fama y poder económico.

En esas ligas, no se ve que ninguno de los candidatos restantes –Marco Rubio, Ted Cruz, John Kasich o Ben Carson- tengan en sí mismos los tamaños para frenar a Trump, al menos con la estrategia seguida por ellos hasta el momento.

Y el tiempo se agota.

Se esgrime que una de las razones que ha propiciado el auge de Trump, (además de su personalidad, su fama previa y el malestar de las bases republicanas hacia el liderazgo tradicional de su partido) es la fragmentación del voto entre una multitud de precandidatos. Ciertamente, eso generó que al magnate se le percibiera en 2015 como dominante en las encuestas, cuando en realidad solo era el beneficiario de la minoría más grande de las intenciones de voto, más pequeña que la suma de los apoyos distribuidos entre múltiples candidatos menores.

image

Las bases del Partido Republicano se inclinan en enorme proporción por Donald Trump, un ‘outsider’ sin experiencia política pero gran empuje. (AP)

El problema es que la decantación que ha ido sucediendo sería, quizá, demasiado tardía no solo porque Trump le ha sacado enorme tajada sino porque incluso si se consolidara la competencia de modo drástico, dejando, presumiblemente, solo a Rubio y Cruz como rivales, ninguno de ellos tendría el aliento por sí solo para rebasar al magnate.

Pero incluso eso parece improbable en lo inmediato, como comenta el portal Salon, pues ninguno de los candidatos parece dispuesto a seguir la estela de Bush, al menos no hasta después del llamado ‘supermartes’ del próximo 1 de marzo, cuando hay procesos primarios republicanos en 12 estados y están en juego el 24% de todos los delegados (595 de 2,472) a la Convención de ese partido.

Para entonces si Trump se hace, como es altamente probable, de una fuerte tajada de esos delegados, el resto de la ruta se le simplificaría significativamente incluso con menos competidores que ahora.

Así, como calculó The Washington Post, si Trump mantiene el paso con un 30% de los votos en el resto de las primarias y caucus, obtendría suficientes delegados para ganar la candidatura, o al menos estaría muy cerca para definirlo todo en algunas contiendas decisivas. Y, claro está, si lograse más su posición sería aún más fuerte.

De acuerdo a datos de PredictWise, que analiza la contienda con modelos de predicciones de mercado, Trump tiene actualmente entre 67% y 71% de probabilidad de ser el candidato republicano, contra un 26% de Rubio, quien es el único entre los rivales del magnate que en ese modelo aún no es marginal. Y en las encuestas el magnate sigue arriba a escala nacional y en gran parte de los estados en juego.

La matemática estaría, por ahora, del lado de Trump.

¿Puede, por otro lado, una brutal inyección de dinero alterar ese flujo? Se ha especulado que si los grandes donantes del aparato republicano, que dieron decenas de millones de dólares a Bush, concentran su fuerza para tratar de frenar a Trump, eso podría ponerle la zancadilla. Pero eso implicaría, a estas alturas, más que gastar para promocionar a un candidato, gastar para atacar frontalmente al magnate y hasta el momento, salvo excepciones que no han inclinado la balanza, no ha habido ataques sustantivos contra Trump y los que ha habido no han incidido en los resultados.

Pero esa posibilidad tampoco está clara. De acuerdo a Politico, muchos de esos grandes millonarios, como los hermanos Koch, hasta ahora se han enfocado más que nada en atacar a los demócratas y no estarían necesariamente dispuestos a costear una campaña, que sería carísima y debería ser agresiva, para hacerle mella a Trump. Y también se ha afirmado que esa clase de ataques podría resultar contraproducente, pues le daría al magnate el argumento de que los grandes intereses corporativos han desatado una campaña negra contra él para controlar la elección y seguir dominando al margen de las bases partidistas.

Eso no quiere decir que esos poderosos grupos se hayan rendido ya, pero sí que estarían calibrando muy bien sus pasos a seguir. Por ejemplo, también de acuerdo a Politico, un alto operador de los Koch se ha sumado al equipo de Rubio, presumiblemente para impulsar su candidatura.

¿Hay otros caminos? Hay quien piensa que a estas alturas solo una actitud radical, como la que el propio Trump ha emprendido, tendría posibilidades de frenar al magnate. Por ejemplo, la influyente (y antiTrump) revista conservadora National Review recuerda que hasta el momento solo un 4% de los 215 millones de dólares gastados por SuperPAC se han gastado en atacar a Trump y que, pese a algunos intentos de Cruz, no se ha dado una campaña sistemática de ataques al magnate capaz de frenarlo.

image

Hay quien cree que solo una alianza de Cruz y Rubio, en la que acuerden ser uno candidato a presidente y otro a vicepresidente, frenaría a Trump. (AP)

Así, para National Review, la única opción para evitar que Trump sea el nominado republicano es que Rubio y Cruz llegen a un acuerdo, incluso que acuerden abiertamente ser uno candidato a presidente y el otro a vicepresidente. A fin de cuentas, al menos desde la perspectiva de National Review, Rubio y Cruz son senadores republicanos con valores conservadores mientras que, para esa revista, Trump es solo un oportunista que podría causar la debacle del Partido Republicano.

Finalmente, y salvo que alguna revelación sustantiva, que hasta ahora no ha sucedido y que quizá no se dé, descarrile la campaña de Trump, la única alternativa del establishment republicano para frenarlo es que se llegara a la Convención sin un candidato con la mayoría de los delegados.

Allí, se ha especulado, los añejos aparatos partidarios podrían manejar las cosas de modo que Trump no resultase el nominado, quizá sacando de último minuto un candidato alternativo aceptable (se ha especulado, por ejemplo, con el nombre de Paul Ryan, líder de la Cámara de Representantes). Pero incluso en ese escenario no es claro que las masas que votaron por Trump y el propio magnate se quedarían con los brazos cruzados: una candidatura independiente sería, así, un resultado probable y con ello se estaría despejando el camino para que los demócratas retuvieran la Casa Blanca.

Y, cabe señalar, el resultado de noviembre tampoco está definido. Se ha dicho que el magnate no podría vencer a quien gane la nominación demócrata en la elección general, pero eso es aún incierto, aunque hasta ahora las predicciones dan a los demócratas 61% de probabilidad de retener la presidencia.

Pero el fenómeno Trump ha sacudido poderosamente a los estamentos políticos y a amplias bases de votantes en EEUU y esa marea aún podría aportar nuevas sorpresas.

Más comentarios en Twitter: @JesusDelToro