Ernesto Lumbreras reconstruye su paraíso perdido

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 23 (EL UNIVERSAL).- El retorno a Guadalajara —luego de una larga estancia en la Ciudad de México, luego en Europa, y un importante periodo en Oaxaca— para instalarse a 70 kilómetros de Ahualulco de Mercado, su terruño, un municipio localizado en la región de Valles de Jalisco, llevó a Ernesto Lumbreras a regresar a los años del final de su infancia para desde ahí reconstruir su paraíso perdido y reedificar su pueblo con sus personajes y su cotidianidad.

Igual que lo han hecho otros escritores, como Juan José Arreola con La Feria; Camilo José Cela con La colmena; la recreación de la infancia de Luis Cernuda en sus poemas en prosa Ocnos; y Juan Ramón Jiménez con Platero y yo, que reelaboraron sus paraísos perdidos, Lumbreras escribió Ábaco de granizo (Era Ediciones, 2022), un libro de poemas en prosa, de viñetas recuperadas desde la memoria y la nostalgia sobre su Ahualulco de Mercado.

"Este es un álbum del fin de mi infancia, de ese momento de transición del paraíso perdido, porque solamente hay paraísos perdidos. Tengo 56 años y no es que el presente me resulte anodino, lo cierto es que el pasado se torna una invitación seductora y la niebla de esos días pretéritos empieza a levantarse y la reconstrucción de la memoria vuelve más contundentes, más diáfanos esos días de mi infancia, y en consecuencia ese paisaje humano, ese paisaje rural de Ahualulco de Mercado, una población ubicada en los valles centrales, muy cerca de la población más célebre de la región que es Tequila", señala Lumbreras.

El poeta, ensayista y traductor asegura que en el libro hay personas que fueron importantes para el día a día de ese pueblo que también estaba en una transición, estaba por terminarse una época, "los bárbaros del progreso o las exquisiteces de las promesas del progreso están por borrar paulatinamente una forma de vida rural", por eso, dice, aparece mencionada la novela Al filo del agua, de Agustín Yáñez, y no es gratuito porque también hay un corte en términos de civilización.

El también autor de Espuela para demorar el viaje y Un acueducto infinitesimal. Ramón López Velarde en la Ciudad de México 1912-1921 asegura que este álbum es compatible sentimentalmente con otras comunidades, incluso con otros barrios de grandes ciudades como Guadalajara, de Monterrey, la Ciudad de México, porque también es una convergencia de memorias, de identidades, de paisajes, de memoria olfativa.

"Lo que me propuse en estos relatos, en estos poemas en prosa, es que esta simetría espiritual de Ábaco de granizo tenga sintonía con probables lectores de sintonías muy parecidas a la mía, que han sufrido también parecida pérdida. Regresar a ese pueblo y ver lo cambiado que está... fue inevitable el resorte de la memoria, de la nostalgia, del deseo de reconstruir provisionalmente ese paraíso perdido".

Ernesto Lumbres asegura que son poemas en prosa porque su escritura está regida por el elemento poético, por el cuidado de cada palabra, de las implicaciones que tiene cada vocablo en términos de significado, de imaginario, de cadencia, de ritmo, "pero sí tienen la premisa narrativa, es decir un personaje, una situación".

También es un libro que hace explícitos sus homenajes a Museo de sombras, de Gesualdo Bufalino, "este escritor siciliano que traduje y que reconstruye su paraíso perdido", y sin duda a Ramón López Velarde, pues estos textos breves del libro los fue escribiendo mientras en paralelo escribía su libro sobre López Velarde; "las aguas se contaminaron y están ciertos recursos literarios, retóricos, la degustación por los adjetivos de Ramón López Velarde; también me apropie de esa fascinación del adjetivo, de las esdrújulas, del mundo de López Velarde con su Jerez, aunque disten 100 años, hay esa sintonía", apunta el escritor que presentará Ábaco de granizo en la FIL Guadalajara, el próximo 30 de noviembre.