No le he dado al equipo el más mínimo chance de ganar. Lanzador de los Marlins destroza todo tras derrota

Nada más puso un pie en el dugout, Trevor Rogers dio rienda suelta a su frustración. No hubo nada que se interpusiese entre el lanzador y su rabia descontrolada: vasos de agua, gorras, semillas para masticar. Cuando se fue a las duchas, solo la destrucción quedaba a su paso.

El resto de los peloteros de los Marlins miraron hacia otro lado, como si aquello no fuera con ellos, pero todos sabían que la noche del viernes estaba condenada al fracaso, como bien lo mostró el marcador final 8-2 a favor de los Filis en un loanDepot park bastante animado por 15,119 aficionados, que en su mayoría respondían a los colores visitantes.

“Debe haber mucha gente molesta aquí’’, comentó el manager Skip Schumaker.

“Todos estamos cansados [de perder]. La molestia es buena a veces porque demuestra que sí te interesa el equipo. Si no te molestas es que no estás hecho para esto’’.

Decir que las cosas van mal para Miami es llover sobre mojado, especialmente tras la partida del venezolano Luis Arráez que ha visto al equipo perder seis veces en siete juegos, para colocar su récord en 10-30, a diez partidos por debajo de la marca de .500.

Pero si en el plano colectivo las culpas a repartir son muchas y más allá del terreno, en lo personal se entiende el profundo malestar de Rogers, que todavía no ha ganado un juego en la temporada, presenta balance de 0-6 y su promedio de carreras limpias se eleva a 6.57.

“Se trata no solo de este juego, sino de todo un momento en que no he podido hacer mi trabajo’’, expresó Rogers de descarga furiosa. “No le he podido dar al equipo el más mínimo chance de ganar. Tiré la pelota por todas partes del plato, mis primeros lanzamientos no son en strike’’.

Salvo un par de aperturas de calidad, lo cierto es que Rogers vive un momento de franco retroceso porque si ahora admitió cinco carreras limpias en 3.1 episodios, en su salida previa en Oakland fue castigado con ocho en apenas 2.1 innings de faena.

Lo cierto es que Rogers no ha podido recuperar el impulso de aquellos días del 2021 en que fue elegido para asistir a un Juego de las Estrellas, mientras que su promesa volaba alto en el cielo de las Mayores y se le veía como un pilar de la rotación durante mucho tiempo.

Fanáticos protestan frente al parque de los Marlins ante lo que consideran un pésimo trabajo del equipo

Prácticamente, Rogers no tuvo un momento de tranquilidad en el montículo y fue castigado con nueve imparables, incluyendo un cuadrangular de Nick Castellanos en la segunda entrada que marcó el inicio de un ataque despiadado de un equipo en extremo potente.

Y si Rogers explotaba en mil pedazos, Filadelfia contaba con un Ranger Suárez que está presentando credenciales tempraneras para optar por el premio Cy Young, al punto que se apuntó su séptima victoria sin la sombra de un fracaso, a la vez que se efectividad mejoraba a una excelente 1.50.

Esta fue la quinta victoria de por vida de Suárez -trabajó siete entradas en blanco- sobre los Marlins que solo pudieron pegarle tres imparables, mientras que el ataque de Filadelfia se cebaba sobre los lanzadores de casa al son de 15 indiscutibles, entre ellos cinco dobles y otro jonrón de Johan Rojas.

Miami despertó en la octava entrada, cuando Josh Bell pegó un doble que remolcó dos carreras, pero se trató de un esfuerzo demasiado tardío y en extremo poco ante unos rivales que les superan en todos los departamentos, sobre todo en el del talento.

Reconstrucción con el ala rota en los Marlins, ¿por qué este nuevo proceso es más perverso que los anteriores?

Así las cosas, Filadelfia continúa su marcha imparable hacia los playoff -como si fuera una tradición- al ganar su octavo juego en sus últimas 11 presentaciones, instalada en la punta de la División Este por encima de los poderosos Bravos, mientras que los Marlins siguen en su naufragio permanente.