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Así es la segunda vacuna rusa contra el Covid de la que apenas se habla

Viales de Sputnik V, la primera vacuna presentada contra el covid-19 en el mundo. (Crédito imagen: wikipedia).
Viales de Sputnik V, la primera vacuna presentada contra el covid-19 en el mundo. (Crédito imagen: wikipedia).

A finales del mes pasado, Vladimir Putin anunció que se vacunaría contra el covid, siguendo el ejemplo de otros mandatarios en todo el mundo. La intención, ciertamente loable, era la de aumentar la confianza en las vacunas entre amplios sectores de la sociedad rusa.

Los medios controlados por el mandatario ruso (es decir casi todos) se aprestaron a anunciar que la vacuna era de cosecha propia. Pese a que podría darse por hecho que la vacuna usada por el líder del kremlin fue la famosa Sptunit V, en realidad muchos se preguntan si no se habrá inmunizado con otro compuesto, al que el gobierno ruso ha dedicado mucha menos atención mediática.

La duda sigue en el aire, porque el aparato del estado no ha dicho nada al respecto, pero el asunto ciertamente ha servido para dar a conocer a la segunda vacuna que nos llega desde más allá del lago Peipus (frontera natural entre Estonia y Rusia). Llamada EpiVacCorona, las primeras pruebas con esta vacuna se realizaron en octubre de 2020.

Desarrollada por VECTOR, el famoso Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología que en tiempos de la URSS se dedicó al estudio de las armas biológicas, parece que también ha llegado acompañado de polémica por su falta de transparencia. ¡La habitual marca de la casa rusa! De hecho ni siquiera sabemos el número de fallecidos por covid-19 en el país, aunque hay quien estima que rondan los 100.000 muertos.

Por lo que puedo leer, su desarrollo es vital en los planes de Putin de inmunización colectiva de la población rusa, que intentará administrar 1,5 millones de dosis al mes para cuando llegue el verano.

Como sucedió antes con la Sputnik V, los datos clínicos de la EpiVacCorona son misteriosos (hasta finales de marzo no se publicaron los primeros datos, que además aparecieron en una oscura revista rusa), aunque se sabe que consisten en fragmentos varios de las proteínas del coronavirus. Gracias a ese artículo sabemos que las pruebas de seguridad se hicieron con 14 personas, y que tras eso hubo un ensayo en fase 2 con grupo de control, en el que participaron 86 personas. Aparentemente, los voluntarios produjeron anticuerpos que bloqueaban la infectividad del coronavirus, aunque no se presentan evidencias de que al hacerlo, los inmunizados quedasen protegidos contra el covid-19.

Por si fuera poco, existen dos cartas de queja dirigidas al ministro de sanidad ruso, presentadas por dos participantes en los ensayos, pidiendo que se hagan públicos los resultados (la primera, presentada en enero) y que se revise la vacuna (la segunda, presentada en marzo). Obviamente, ambas cartas han sembrado más dudas sobre la transparencia de las pruebas. Los voluntarios, se sometieron a ensayos de pago en busca de anticuerpos neutralizantes, y afirman no haber encontrado ninguno, por lo que piden una revisión independiente.

En cuanto a los funcionarios de la fabricante, VECTOR, como no puede ser de otra manera defienden los estudios clínicos iniciales, y señalan que ya está llevando a cabo un ensayo en fase 3 en el que participan más de 3.000 personas en Rusia y Venezuela.

EpiVacCorona consta de tres fragmentos sintéticos de la proteína espícula del coronavirus (la que permite al virus adherirse a las células e infectarlas) unidos a una proteína portadora. Estos tres fragmentos (péptidos) tienen utilidades diferentes. Uno de ellos por ejemplo, está diseñado para crear anticuerpos que impidan la unión del virus a la célula. Los otros dos péptidos generan anticuerpos destinados a impedir que el virus se introduzca dentro de la célula. Por ello, los funcionaros de VECTOR afirman que la vacuna posee “tres líneas de defensa”.

Hasta el momento, ni Estados Unidos, Europa o la OMS han autorizado jamás una vacuna basada en péptidos, lo cual ha creado cierta expectación en el mundo científico. En realidad, existes varios ensayos clínicos operativos en estos momentos basados en desarrollos similares, y aunque no hay evidencias de que vayan a ser efectivas, la idea parece prometedora.

Hay que recordar que Rusia es un mundo aparte, y el hecho de que en occidente nos quejemos de la falta de transparencia de sus desarrollos científicos, no implica que los resultados obtenidos sean menos efectivos. Esto ha sucedido por ejemplo con la vacuna Sputnik V, que a pesar de las incertidumbres iniciales que despertó, ha demostrado ser altamente efectiva y ya ha recibido autorización en 60 países. (Y está por ver que incluso en España tengamos que apoyarnos en ella, para suplir las dosis de AstraZeneca que ya no se emplearán en menores de 60 años).

Los expertos señalan que la efectividad de la vacuna contra las diferentes variantes del virus, dependerá de lo acertado de la selección de los péptidos (pequeños fragmentos de proteína). La información facilitada por VECTOR sostiene que los péptidos elegidos varían muy poco entre las diferentes cepas, lo cual hará que la vacuna responda frente a las nuevas variantes, incluyendo la británica. Confían en hacer públicos los resultados del ensayo en fase 3 para finales de mayo.

¿Con qué vacuna se inmunizó Vladimir Putin? Misterio. (Crédito: wikimedia commons).
¿Con qué vacuna se inmunizó Vladimir Putin? Misterio. (Crédito: wikimedia commons).

Putin confía en EpiVacCorona para su campaña de vacunación en Rusia, debido a que es mucho más fácil de producir que la Sputnik V, que se basa en adenovirus modificados genéticamente para componer una proteína de la espícula (mismo mecanismo empleado por AstraZeneca y Jansen).

De funcionar, las autoridades sanitarias rusas tendrán que vencer dos problemas. El primero es la falta de infraestructuras para fabricar vacunas en el país de forma masiva. (De hecho la mayoría de las 500.000 dosis planeadas para este año de Sputnik V se fabricarán en la India).

El segundo obstáculo vendrá de los propios rusos, que desconfían cada vez más de la falta de transparencia de su gobierno. Para evitar la larga mano del Kremlin, de momento (tal y como pasó con Sputnik V) los voluntarios en el ensayo de EpiVacCorona comparten información sobre los efectos adversos y reacciones a través de la aplicación Telegram.

Toca esperar a conocer más información sobre este nuevo desarrollo, aunque ya os anuncio que existen trabajos con una tercera vacuna rusa, aún más desconocida, llamada CoviVac.

Al margen de las batallas geoestratégicas, les deseo a ambas la mejor de las suertes. No me gusta Putin, pero nunca se sabe a qué puerta terminarás llamando.

Me enteré leyendo Science.

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