Entrevista al embajador argentino en Gran Bretaña: “El funeral de Estado de la reina Isabel II será histórico”

Javier Figueroa embajador argentino en el Reino Unido
Javier Figueroa, el embajador argentino en el Reino Unido - Créditos: @Elisabetta Piqué

LONDRES.- “El funeral de Estado de la reina Isabel II va a ser histórico y para mí representar a la Argentina es un enorme honor, en lo profesional y en lo personal”. Javier Figueroa, embajador argentino en el Reino Unido, representará al país en el funeral de Estado de la reina Isabel II, el lunes próximo, evento ya rebautizado “el funeral del siglo”, al que asistirán 2000 mandatarios, entre ellos Joe Biden, jefes de gobierno y líderes de realezas de todo el mundo.

Javier Figueroa embajador argentino en el Reino Unido
Javier Figueroa embajador argentino en el Reino Unido - Créditos: @Elisabetta Piqué

En su despacho de la legación de la Argentina en Londres del coqueto barrio de Mayfair, Figueroa, embajador de carrera que ya estuvo al frente de la representación argentina en Sudáfrica y en Cuba, al margen de admitir de sentirse honrado al representar al país en este evento sin duda alguna único, al mismo tiempo defendió la decisión de no viajar del Presidente, que ya tenía agendada una visita a Nueva York para la Asamblea de Naciones Unidas.

Para él se trató, además, de una decisión en línea con la tradición, ya que también para las exequias del padre de la reina, Jorge VI, en 1952, representó al país un embajador (Domingo A. Derisi), diplomático que también estuvo en la coronación de Isabel II, en 1953.

De 60 años, casado con una colega diplomática, Alejandra Viggiano, y padre de una hija de 15 (Delfina), Figueroa, que es porteño, conoce muy bien al Reino Unido. Fue su segundo destino entre 1998 y 2005, cuando trabajó con tres embajadores distintos: Rogelio Pfirter, Vicente Berasategui y Federico Mirré.

Fueron ocho años súper intensos, tres administraciones distintas en la Argentina, además fue la crisis de 2001, los años de Tony Blair, los acuerdos de Semana Santa de Irlanda del Norte y los atentados en Londres, al poco tiempo del de las Torres Gemelas”, evocó.

Aunque aún no sabe si tendrá que llevar galera para el funeral de Estado del lunes, al que irá junto a su esposa, vestirá el llamado “morning suit”, es decir, un jaqué con corbata negra, contó. Para la recepción que el rey Carlos ofrecerá a los invitados a las exequias el domingo por la noche en el Palacio de Buckingham, en cambio, un traje negro.

Javier Figueroa embajador argentino en el Reino Unido
Embajada de la Argentina en el Reino Unido - Créditos: @Elisabetta Piqué

-¿Cómo es posible que la Argentina esté desaprovechando un momento en el que Londres se convertirá en la capital del mundo, el lunes próximo, y en el cual el presidente Alberto Fernández podría haberse codeado con los grandes protagonistas del escenario internacional, como Joe Biden?

-El único presidente latinoamericano que hasta el momento confirmó la presencia es (Jair) Bolsonaro. El resto de los presidentes latinoamericanos no asisten a las exequias.

-¿Se debe a algún motivo en especial?

-La verdad es que la mayoría irá a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que empieza el 18. Tengo entendido que el Presidente llega el 18 a Nueva York, junto al canciller (Santiago Cafiero). Es una decisión. Y la verdad es que uno se codea con todos los presidentes en la Asamblea General. Y de América Latina solo un presidente está viniendo. El resto es representado por embajadores, que somos representantes plenipotenciarios o expresidentes.

-¿Pero la relación bilateral es buena, al margen de la irresuelta cuestión de la soberanía sobre las Malvinas?

-Con el Reino Unido nosotros tenemos un problema de fondo que todo el mundo conoce, donde ellos tienen su posición y nosotros la nuestra. Mi trabajo consiste en permanentemente tratar de plantear la posición argentina. Y el resto de la relación bilateral, por ejemplo, en lo comercial, es buena, ya que tenemos un récord de exportaciones argentinas.

-¿De qué?

-Son básicamente productos de agroindustria y el producto estrella en cuanto a elaboración de imagen en el mercado es el vino, ya que el Reino Unido es el segundo mercado a nivel global, después de Estados Unidos. Así que es realmente importante la relación a nivel comercial, así como a nivel cultural, por ejemplo, con una presencia argentina muy fuerte en el Festival de Cine de Londres.

-¿De no haber existido el conflicto por la soberanía de las Malvinas, el Presidente habría viajado para el funeral de Estado?

-No lo sé, porque la verdad es que, repito, el resto de América Latina no tiene ningún problema con el Reino Unido y no vienen los presidentes. El único presidente de América Latina que vendrá es Bolsonaro.

-¿Se pusieron de acuerdo?

-No, no coordinamos. Todos los países decidieron por las suyas y muchos tienen a su canciller y a su presidente en la Asamblea General. Entiendo la situación de los países del Commonwealth, donde la reina es jefa de Estado, y de los países europeos, que son los principales socios del Reino Unido, o las monarquías, que vendrán todas.

-¿La decisión de no venir del Presidente pudo tener que ver con la delicada situación que vive políticamente el país, después del intento de magnicidio de la vicepresidenta, Cristina Kirchner?

-La situación política del país todos sabemos que es compleja, el intento de magnicidio de la vicepresidenta ha sido un shock. Y en la Argentina todo se politiza y francamente lo que yo pienso es que cualquier decisión que hubiese tomado el Poder Ejecutivo hubiese sido criticada por otros sectores. Es una situación ‘palos porque bogas, palos porque no bogas’, como dicen en España. Lo concreto, repito, es que el Presidente tiene una agenda en Naciones Unidas y después también una agenda económica en Houston, o sea que la decisión fue la representación por el cuerpo diplomático. Y la verdad es que no me sorprendió nada la decisión de que fuera yo como embajador. Y el antecedente inmediato es que fue el embajador argentino, Domingo A. Derisi, que estuvo presente en las exequias del padre de la reina, Jorge VI (1952), y en la coronación de la reina (1953).

-¿Conoció a la reina, ante quien presentó las cartas credenciales vía zoom durante la pandemia?

-Sí, la conocí personalmente, como al resto de la familia real, durante esos ocho años que estuve en la legación, acompañando a diversos embajadores, de 1998 a 2005. Todos los años hay un calendario de actividades de la realeza con el cuerpo diplomático, uno es un baile en el castillo de Windsor, una gran gala, que se retomó el año pasado. Después hay un día en las carreras de Ascot, que uno también saluda; y está el té en los jardines de Buckingham, donde la familia real asiste y el cuerpo diplomático tiene una carpa vip especial. En esta última oportunidad, hace unos meses, en el verano, la reina no asistió, porque ya estaba mal. Y ahí tuve la oportunidad de conversar con el ahora rey Carlos III, a quien le comenté que era mi segundo destino en Londres, donde había estado como secretario y donde volví como embajador y hablamos de lo que había cambiado Londres en los últimos 20 años y se quedó un rato largo conversando.

-¿Cómo ve al nuevo rey, Carlos III, sobre todo después de las dos gaffes en pocos días, mostrando cierta impaciencia con tinteros?

-Es irrelevante cómo yo lo veo. Pero en este momento la opinión pública está conmocionada, acá siempre hubo sectores minoritarios republicanos, pero hoy por obvias razones todos esos sentimientos están en sordina y yo creo que va a haber una corriente de simpatía para con el rey. Habrá que ver si el carisma que tenía la reina, lo hereda Carlos. La reina tenía algo por lo que podía combinar esa presencia augusta, importante, solemne, de un símbolo viviente de la unión nacional británica, con una inmediatez con la gente común. Uno veía a la vez una reina y al mismo tiempo, una tía. Mi presentación de cartas credenciales fue súper cálida.

-¿Aun habiendo sido a través de la pantalla?

-Sí, yo estaba muy nervioso, con miedo a que el zoom no funcionara. Pero la verdad es que fue una extensa conversación y súper cálida. Y la impresión fue la de una persona común, porque ella no te hacía sentir el peso de lo que a priori uno se imagina que es la reina de Inglaterra. La sensación era estar hablando con una persona mayor, súper lúcida, muy bien informada y a la vez, cálida. Y la conversación fluía. No sé si esa inmediatez que el pueblo británico sentía con la reina va a volver. No lo sé, nadie lo sabe y es la gran pregunta.