Encuentran evidencias de tormentas solares pasadas que tendrían un gran impacto en la Tierra hoy

Encuentran evidencias de tormentas solares pasadas que tendrían un gran impacto en la Tierra hoy

Un grupo de científicos descubrió cuatro “súpertormentas solares” extremas que han golpeado a la Tierra en el pasado, y que si ocurrieran hoy en día, podrían dañar satélites, sistemas eléctricos, y redes de comunicación.

Las tormentas solares surgen como un flujo de partículas cargadas lanzadas desde el Sol, que cuando llegan a la Tierra pueden causar fluctuaciones magnéticas y eléctricas en la atmósfera; esto resulta en la formación de auroras espectaculares.

En tiempos modernos, las tormentas solares extremas también pueden interrumpir transmisiones eléctricas, funciones satelitales, e incluso se cree que podría afectar las conexiones a Internet a nivel global.

Por ejemplo, una de las tormentas solares más fuertes en la historia documentada, que ocurrió en 1859, provocó que los sistemas telegráficos de toda Europa y Norteamérica funcionaran mal y se incendiaran.

Ilustración artística de una tormenta solar (NASA)
Ilustración artística de una tormenta solar (NASA)

Una nueva revisión de estudios evaluó las investigaciones existentes en busca de signos de tormentas solares pasadas en los anillos de árboles antiguos.

Para detectar estos eventos cósmicos, los autores de estos estudios utilizaron una técnica emergente que analiza los niveles de la forma radiactiva del carbono que se produce en la atmósfera.

Cada vez que se producen las tormentas solares, los niveles de radiocarbono se elevan por encima de los niveles naturales, y esto deja una clara marca en los anillos de los árboles, ya que estos absorben dióxido de carbono de la atmósfera.

Utilizando estos anillos como “huellas dactilares”, los científicos han podido determinar con precisión la aparición de tormentas solares en el pasado.

Anillos de un subfósil de árbol enterrado cerca del río Le Drouzet, Francia (Cécile Miramont)
Anillos de un subfósil de árbol enterrado cerca del río Le Drouzet, Francia (Cécile Miramont)

El primer intento de este tipo para determinar la fecha de las tormentas solares a través de los anillos de los árboles fue realizado en 2012 por Fusa Miyake, física japonesa especializada en rayos cósmicos.

Utilizando el mismo método, ahora se han confirmado otras cuatro tormentas solares extremas que ocurrieron en el pasado, en los años 993 d. C., 660 a. C., 5.259 a. C. e incluso en 7.176 a. C.

Dibujo de una aurora observada en Okazaki, Japón, el 4 de febrero de 1872 (Shounji Temple)
Dibujo de una aurora observada en Okazaki, Japón, el 4 de febrero de 1872 (Shounji Temple)

Según los científicos, hoy en día, una tormenta similar podría ser catastróficas para la sociedad tecnológica moderna, ya que podrían dañar sistemas satelitales y redes eléctricas.

De acuerdo a los investigadores, este nuevo enfoque, que aúna a físicos solares, científicos ambientales y arqueólogos, es crucial para entender mejor la frecuencia con que suceden estas súpertormentas solares masivas, así como los riesgos que acarrean.

“Creemos que las mediciones anuales de radiocarbono nos permitirán comprender mejor la naturaleza de las erupciones solares extremas”, dijo el autor del estudio, Ilya Usoskin, de la Universidad de Oulu en Finlandia.

Aurora fotografiada desde la Estación Espacial Internacional (ESA)
Aurora fotografiada desde la Estación Espacial Internacional (ESA)

A medida que los científicos aprenden más sobre las tormentas solares extremas del pasado gracias a las marcas en los anillos de los árboles, este conocimiento puede facilitar la preparación para futuros eventos.

Se sabe que estas intensas tormentas solares ocurren en medio de fluctuaciones a largo plazo en los ciclos de actividad solar. Sin embargo, aún no se conoce la causa exacta de las supertormentas solares, ni cuál es su conexión con los ciclos de variación solar, mejor comprendidos por la ciencia.

“Comprender las tormentas solares extremas y los ciclos de variación solar puede ser la clave para predecir de forma más precisa la actividad del Sol, así como el clima espacial relacionado”, afirmaron los investigadores.

Traducción de Sara Pignatiello