El encontronazo por la reforma laboral no va a romper el Gobierno como muchos auguran

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (izda.), y la de Economía, Nadia Calviño (dcha.) no coincidirán en la reunión de esta tarde sobre el Gobierno de coalición. (Photo By Eduardo Parra/Europa Press via Getty Images)
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (izda.), y la de Economía, Nadia Calviño (dcha.) no coincidirán en la reunión de esta tarde sobre el Gobierno de coalición. (Photo By Eduardo Parra/Europa Press via Getty Images)

"La coalición vive un momento delicado". De esta manera ha resumido Yolanda Díaz la salud del Gobierno formado por PSOE y Unidas Podemos. La intromisión de la ministra de Economía, Nadia Calviño, en las negociaciones de la ministra de Trabajo para la derogación de la reforma laboral no ha sentado nada bien en el alma morada del Ejecutivo. Entienden que Calviño ha ido por libre, mirando a lo suyo, velando por sus propios intereses, saltándose el código de conducta preestablecido y desautorizando las directrices de la vicepresidenta tercera. Tan claro lo tiene Díaz, que ha optado por actuar de la misma manera.

Después de los fuegos de artificio lanzados el viernes por la líder del partido morado y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, denunciando la injerencia de Calviño, la ministra de Trabajo se dio un baño de masas en el Congreso Confederal del sindicato de Comisiones Obreras (CCOO): Y emulando a Calviño, pero en dirección opuesta. Fue a lo suyo, miró por sus intereses -y los de la futura marca política con la que rivalizará con el PSOE en las urnas- y afeó el papel de su colega socialista: "Vamos a derogar la reforma laboral a pesar de todas las resistencias", señaló antes de apostillar el mensaje con un aviso: "...que son muchas".

Díaz firmaba así el acuse de recibo de las palabras de Calviño, pero se lo devolvía con un giro postal en forma de advertencia. Y los afiliados que abarrotaban la sala enloquecieron cuidando a la primera ministra de Trabajo en décadas que parece defender exclusivamente los derechos de los trabajadores y no los de las empresas.

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Si el PSOE pensaba hacer recular la posición a Díaz, la ministra no solo demostró su estoicismo, sino que lo recubrió de orgullo obrero para advertir al PSOE de que parece haberse olvidado de lo que significa la 'O' de sus siglas. Así las cosas, esta misma tarde se va a celebrar una reunión de la Comisión de Seguimiento del Acuerdo de Coalición. Un foro que no se reúne desde el 16 de julio de 2020. Y en el que unos y otros van a tener que dar muchas explicaciones para imponer sus postulados.

¿Pero eso significa que se va a romper esta semana la coalición o que vaya a haber elecciones anticipadas antes de 2022? Ni por asomo. Y menos aún ahora que se ha desactivado la bomba de relojería de la negativa del PP a renovar los principales órganos judiciales. De hecho ni Díaz ni Calviño van a asistir a la cita. Un síntoma, el de delegar, que ya indica en qué términos se va a desarrollar la cita. Si una de las partes quiere romper la relación, la rompe. Pero no pregona que el idilio está en entredicho.

Unai Sordo, el secretario general de CCOO reelegido este fin de semana por mayoría es quien mejor lo ha resumido: "Cuidado con jugar con fuego. Cuidado con precipitar finales acelerados de legislaturas. Cuidado con la experiencia de la repetición electoral y lo que pasó con la irrupción de la extrema derecha por hacer el tonto". Tanto el PSOE como Unidas Podemos saben lo que está en juego y saben lo que perdieron con la repetición de 2019. Lo que ocurre es que ya están sobrepasando el ecuador de la legislatura y tienen que empezar a marcar perfil propio. Es lo habitual en las coaliciones. Especialmente desde el lado del partido minoritario, que teme ser engullido por el mayoritario como así lo demuestran las estadísticas.

Es más, ya se pronosticó que la coalición se rompería por la subida del salario mínimo. O por la negociación de la ley de vivienda. Y se dirá la mismo con la tramitación de la reforma de la ley mordaza. Pero en realidad lo que más ha tensionado el matrimonio de conveniencia de Moncloa es el caso Alberto Rodríguez y el papel jugado por la presidenta del Congreso en el asunto. Y ojo, que el movimiento de Meritxell Batet ha generado también bastante dentro del PSOE por plegar el Poder legislativo al Poder Judicial.

Por eso hay que leer más allá de los titulares. Díaz no solo ha insistido este fin de semana en que derogará la reforma laboral, sino que también resaltó su compromiso con el Gobierno y, tras señalar al verdadero enemigo de la coalición, ha insistido en que lo importante es "rebajar la tensión y trabajar".

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