Todas las elecciones oscilan, incluso en un país polarizado. En 2024 volverá a pasar

Un gran apoyo latino a favor de Donald Trump fue una de las noticias de las elecciones de 2020. (Anna Moneymaker/The New York Times)
Un gran apoyo latino a favor de Donald Trump fue una de las noticias de las elecciones de 2020. (Anna Moneymaker/The New York Times)

En los últimos años, muchas cuestiones podrían haber llevado a los votantes estadounidenses a reconsiderar sus lealtades.

En esta época polarizada es fácil asumir que nada importa en la política estadounidense, que cada cuatro años se repiten las mismas elecciones una y otra vez, con los mismos grupos demográficos apoyando a los mismos candidatos en los mismos estados.

Desde este punto de vista, cualquier indicio de cambio debe recibirse con escepticismo. ¿Una menor diferencia entre el voto popular y el Colegio Electoral? Ridículo. ¿Según las encuestas, Donald Trump gana terreno entre los votantes jóvenes o no blancos? Absurdo.

Yo tengo una perspectiva diferente.

En todas las elecciones que he cubierto, la noche electoral ha traído enormes cambios que, a menudo, han ido mucho más allá de lo que se había imaginado.

Esta es una manera de verlo en cifras: en los últimos 16 años, en todas las elecciones presidenciales ha habido al menos un distrito electoral que ha variado un mínimo de 20 puntos con respecto a las últimas elecciones presidenciales. A nivel estatal, eso bastaría para convertir Rhode Island en “rojo” o Montana en “azul”.

Por lo general, hay señales de advertencia. Las encuestas de 2020, por ejemplo, mostraron que a Trump le iba mucho mejor entre los votantes hispanos que en 2016. Dos años antes, en las elecciones de medio mandato de 2018, el condado de Miami-Dade y el sur de Texas fueron raros puntos brillantes para los republicanos. Y, a pesar de estas advertencias, nadie anticipó que Trump ganaría de 30 a 50 puntos en un enclave cubano como Hialeah, Florida, o a lo largo del río Grande.

Se puede contar una historia como esa en todas las elecciones desde 2004. Y cada año, los analistas tienen dudas perfectamente razonables sobre si los grandes cambios en las encuestas podrían ser reales. Estas dudas son más creíbles cada año porque la creciente polarización hace que sea más difícil imaginar grandes cambios, mientras que las dificultades reales para encuestar facilitan descartar los resultados inesperados.

Sin embargo, los grandes cambios siguen produciéndose.

¿Cómo son posibles estos cambios en un país tan polarizado? La razón más importante: muchos votantes no tienen opiniones ideológicamente coherentes sobre los diversos temas.

Es posible que tú, querido lector, tengas opiniones coherentes entre izquierda y derecha, pero muchos votantes no las tienen. Hay mucha gente que apoya el Obamacare y quiere deportaciones masivas, o que quiere impuestos más bajos y el derecho al aborto. Muchos votantes no tienen puntos de vista muy firmes sobre muchos temas políticos.

La segunda razón es que los temas cambian mucho de un ciclo a otro. Si eres un partidario ideológicamente coherente, puedes pensar que nuestras elecciones presentan más o menos la misma opción cada cuatro años. En la medida en que algo cambia, esos cambios incluso pueden haber reforzado tus lealtades políticas.

Puede que seas un liberal cuya determinación de derrotar a Trump solo se haya visto reforzada por la decisión de la Corte Suprema de anular el caso Roe contra Wade o por su conducta el 6 de enero. O puede que seas un republicano MAGA (Make America Great Again) que, tras algunos años de alza de precios, nunca ha estado más convencido de la gestión económica de Trump.

Para millones de votantes menos consistentes ideológicamente, estos acontecimientos complicaron sus lealtades políticas previas.

Un elector negro o hispano que había votado por los demócratas como el partido de los trabajadores podría tener sentimientos muy diferentes después de que los precios de los comestibles subieran por primera vez en una generación. Y una mujer republicana relativamente moderada podría haber dicho finalmente que su partido había ido demasiado lejos con el 6 de enero y la revocación de Roe contra Wade.

En los últimos años, muchas cuestiones podrían haber hecho que la gente reconsidere sus lealtades: ha habido una pandemia; un debate sobre la obligatoriedad de las vacunas; la guerra en Gaza; la invasión rusa a Ucrania; el aumento del precio de la vivienda y la indigencia; la izquierda concienciada y la reacción conservadora en su contra, desde los derechos de las personas trans hasta la teoría crítica de la raza.

Todo esto también puede ocurrir a la inversa. A medida que los temas más antiguos se desvanecen, la base partidista previa de un votante puede desvanecerse con ellos. Es bastante plausible, por ejemplo, que, en 2020, muchos votantes eligieran basándose en sus opiniones sobre la pandemia o el movimiento Black Lives Matter. ¿Qué harán ahora?

Estos cambios afectarán la manera de pensar de millones de estadounidenses. Esto es claro en los datos y se puede ver en el mundo real. La fortuna de Elon Musk se construyó en parte gracias a las grandes subvenciones federales para enfrentar el cambio climático, pero la constelación de temas en torno al “virus de la mente concienciada” lo convierten ahora en partidario de Trump. Muchos árabes y musulmanes estadounidenses se hicieron demócratas a raíz de la guerra de Irak; ahora los signos de deserciones demócratas entre los musulmanes y árabes estadounidenses son visibles en todas partes. Entre ellos se incluyen las marchas contra las políticas sobre Israel y Gaza y la decisión del alcalde de la única ciudad de Estados Unidos con un ayuntamiento totalmente musulmán (Hamtramck, Míchigan) de apoyar a Trump. Mientras tanto, los Cheney, que apoyaron la guerra de Irak, ahora apoyan a Harris.

Por supuesto, es probable que la mayoría de las cosas no cambien con respecto a las últimas elecciones. Somos un país polarizado. Y en conjunto, muchas de las oscilaciones que se produzcan se anularán mutuamente: por cada escéptico sobre las vacunas que los demócratas pierden a causa de los mandatos de vacunación, ganan un republicano horrorizado por el escepticismo de MAGA sobre la capacidad de las vacunas para salvar vidas. Este fenómeno oculta cuánta agitación se produce bajo la superficie de una elección a la siguiente, y es una de las principales razones por las que la gente tiene la impresión de que nada cambia. Pero estas fuerzas compensatorias rara vez se anulan exactamente. Cuando no lo hacen, pueden producirse enormes oscilaciones en determinados grupos demográficos, regiones o incluso estados.

Este noviembre, algo será diferente. Si la historia reciente sirve de precedente, podría ser fácilmente un cambio mayor de lo que sugieren las encuestas o tu imaginación. Las señales de advertencia están por todas partes, desde el aumento de votos republicanos entre los jóvenes y los votantes no blancos hasta las inusuales pautas de las elecciones de medio mandato estado por estado. Y si el resultado es diferente del pasado, no será difícil de explicar. Desde la inflación y el debate sobre lo concienciado hasta el 6 de enero y el fin de Roe, los últimos cuatro años han traído un nuevo conjunto de cuestiones que pocos imaginaban hace una década.

Por supuesto, si el resultado es una repetición de 2020, ¿quién podría sorprenderse? Al fin y al cabo, se trata de otras elecciones alrededor de Trump. Pero tanto si el resultado de las elecciones trae consigo una repetición de 2020, una repetición de 2022 o algo totalmente distinto, no me sorprenderá que las cosas no salgan según lo esperado. Tampoco a ti debería sorprenderte.

c. 2024 The New York Times Company