Elecciones legislativas: Biden habla sobre el aborto, pero Estados Unidos irá a votar con el bolsillo

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habla durante un evento del Comité Nacional Demócrata el martes 18 de octubre de 2022 en el Teatro Howard, en Washington. (AP Foto/Evan Vucci)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habla durante un evento del Comité Nacional Demócrata el martes 18 de octubre de 2022 en el Teatro Howard, en Washington. (AP Foto/Evan Vucci)

WASHINGTON.- Esta semana, Joe Biden fue de la Casa Blanca al Teatro Howard en Washington para dar un discurso de campaña. Con pocos días antes de las elecciones legislativas, Biden buscó arengar a los demócratas a que vayan a votar. Le dedicó casi todo mensaje a un solo tema: el aborto. Biden advirtió que, si los republicanos toman el control del Congreso, prohibirán el aborto en todo el país. Y prometió que, si ganan los demócratas, impulsará una ley para legalizarlo, y la firmará el año próximo.

“Si les importa el derecho a elegir, entonces tienen que votar”, alentó Biden. “Y juntos, restauraremos el derecho a elegir para todas las mujeres en todos los estados de Estados Unidos. Entonces, voten. Tienen que salir a sacar votos. Podemos hacer esto si votamos”, insistió.

Los demócratas han apostado a la furia que desató la decisión de hace unos meses de la Corte Suprema de revocar la protección constitucional al derecho al aborto para empujar a votar a millones de votantes –mujeres, en particular–, y retener el control del Congreso. Las mujeres han sido un pilar de la actual coalición gobernante, que enarbola las banderas progresistas. Pero las encuestas muestran que el país mira hacia otro lado. Como suele ocurrir en casi todas las elecciones y en casi todos los demás países, el principal tema en mente de los norteamericanos para las midterms es la economía.

Las protestas y campañas contra la Corte Suprema.
Las protestas y campañas contra la Corte Suprema. - Créditos: @Jose Luis Magana

El camino hacia las elecciones legislativas que decidirán el futuro del Congreso y de la presidencia de Biden ha ofrecido una agenda muy nutrida de temas. El giro radical de la Corte Suprema al convervadurismo, las nuevas restricciones al aborto, las audiencias en el Congreso por el ataque trumpista al Capitolio que traumó la última transición presidencial, y las investigaciones que pesan sobre Donald Trump, cuya mano sigue marcando el rumbo del Partido Republicano. Todo eso, con el telón de fondo de la guerra en Ucrania, y la amenaza latente de una Tercera Guerra Mundial. Una guerra nuclear. Para los norteamericanos, nada pesa más que el bolsillo.

“La economía es el tema central en la mayoría de las elecciones nacionales, intermedias o presidenciales. Este año no ofrece ninguna excepción”, escribió Frank Newport, de Gallup, sobre la actual campaña.

Estados Unidos irá a votar con un problema ignoto para la gran mayoría del país hasta hace poco: la inflación, que trepó hasta el pico de las últimas cuatro décadas. En elecciones anteriores, los temas centrales sobre la economía eran el desempleo y los salarios, y si la actividad crecía o caía. Si bien ahora la economía está en recesión “técnica”, sigue creando empleo a un ritmo saludable. Y los salarios aumentan, pero pierden con la inflación. El bolsillo siente el impacto. Los salarios reales, es decir, ajustados por la inflación, ya han caído un 3% interanual hasta septiembre, según datos oficiales, una cifra que atormenta a Biden y a los demócratas.

De capa caída

El índice de confianza económica de Gallup se encuentra en uno de sus puntos más bajos en los últimos 30 años, aunque arriba del nivel de 2008, durante la crisis financiera global. Aproximadamente ocho de cada 10 norteamericanos califican la economía como “solo regular” o “pobre”, y más de dos tercios creen que la economía está empeorando, y no mejorando, pese a que sigue creando empleo. Una mayoría del país, el 56%, dice ahora que la inflación está “causando dificultades financieras para su hogar”, según un sondeo de Gallup de agosto. La gran mayoría de los norteamericanos cree que el país va por mal camino. Un 67% de los votantes recortó su gasto en el supermercado este mes, según el Colegio Emerson.

Al malestar de la inflación se suma el malestar con la receta para combatirla. El ajuste en la tasa de interés de la Reserva Federal, una estrategia tradicional que Estados Unidos ha seguido al pie de la letra para controlar los precios, implica otro golpe al bolsillo en un país acostumbrado a moverse con crédito. Las hipotecas se encarecen, al igual que las de tarjetas de crédito en un país donde casi todos tienen una tarjeta de crédito, y es normal tener dos o más.

Rayos; Cielo; tormenta; lluvia; mundo; instantáneas; fotos del día
Una estación de servicio en Nuevo México. Los precios del combustible aumentaron luego de la invasión de Rusia a Ucrania - Créditos: @MARIO TAMA

Los sondeos de Gallup, el Centro Pew, o Fox News o el New York Times, entre otros medios, coinciden en que la economía –y, en particular, la inflación– es la principal preocupación de los estadounidenses antes de las elecciones intermedias del 8 de noviembre. Un 77% de los estadounidenses dijo que la economía era el tema más importante, por delante del control a las armas, el delito o la Corte Suprema. El aborto trepó en la lista luego del fallo de la Corte Suprema, pero así y todo quedó sexto. Un 56% lo mencionó como un tema “muy importante”. El Times difundió su último sondeo con un título inquietante: “Los votantes ven la democracia en peligro, pero salvarla no es una prioridad”.

En la recta final a los comicios, Biden amplió las ventas de petróleo de la reserva estratégica del gobierno federal para evitar saltos en el precio del combustible, una variable a la cual los norteamericanos reaccionan con enorme sensibilidad. Las preocupaciones por la economía, la baja popularidad de Biden –remontó en el verano boreal, pero ahora vuelve a caer y sigue debajo del 45%– y la historia sugieren que el Partido Republicano se encamina a recuperar el Congreso.

A diferencia de sus antecesores, Biden desistió este año de salir al ruedo en la recta final para hablar en grandes rallies de campaña para respaldar a los candidatos demócratas más vulnerables, un indicativo de que la Casa Blanca ofrece escasa tracción y popularidad para las listas del oficialismo. Biden tiene un acto en Florida el 1 de noviembre, una semana antes de los comicios, una cita que rompe con el habitual bajo perfil de su agenda. El Partido Demócrata se aferra a la esperanza de retener, al menos el Senado, resignados ya a ceder el control de la Cámara de Representantes al Partido Republicano.