Elecciones en Israel: 7 aprendizajes

Israelíes votan durante las elecciones en Bnei Brak, Israel, el 2 de marzo de 2020. (Dan Balilty/The New York Times)
Israelíes votan durante las elecciones en Bnei Brak, Israel, el 2 de marzo de 2020. (Dan Balilty/The New York Times)

JERUSALÉN — Con más del 90 por ciento de los votos escrutados en las elecciones parlamentarias israelíes, el primer ministro Benjamín Netanyahu llevaba la delantera, pero aún quedaba lejos la certeza de si obtendría los escaños suficientes para lograr la mayoría, formar un gobierno y acabar así con un año de estancamiento político.

Se estima que la bancada de derecha y religiosa de Netanyahu gane 59 escaños, apenas cinco más que los de su principal adversario, el centrista exjefe del Estado Mayor General de las Fuerzas de Defensa de Israel Benny Gantz, y aún le faltarían dos escaños para la mayoría.

Las implicaciones completas de las elecciones continúan siendo inciertas, pues los votos que faltan por contarse podrían afectar el balance del poder en el Parlamento. Esto es lo que sabemos hasta el momento.

El sistema político de Israel sigue en un atolladero

Si el resultado permanece igual, ninguna facción tendrá suficientes escaños para lograr la mayoría en el Parlamento, ni siquiera la de Netanyahu. Todas las miradas están puestas en Avigdor Lieberman, líder de un partido ultranacionalista sin afiliación que ahora ostenta el balance del poder.

Las intenciones de Lieberman son inciertas. Como un secular de línea dura, tiene reservas de ingresar a una coalición con algunos de los aliados ultraortodoxos de Netanyahu. También ha rechazado previamente formar una alianza apoyada por legisladores árabes, los cuales respaldan a Gantz. Sin embargo, el martes 3 de marzo descartó obligar a Israel a unas cuartas elecciones en poco más de un año.

“No estoy seguro de que sepa qué es lo que va a hacer”, afirmó Abraham Diskin, profesor de Política en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Si Lieberman terminara negándose a unirse a cualquiera de los dos bandos, Netanyahu todavía podría formar una coalición con desertores del partido de Gantz. Ambos bandos incluso podrían crear formalmente un gobierno de unidad nacional, aunque las conversaciones realizadas para lograrlo tras las pasadas elecciones, no tuvieron éxito. Si el estancamiento perdura, Israel podría encarar otras elecciones en los próximos meses.

Los israelíes están divididos por partidos, pero se inclinan a la derecha cuando se trata de los palestinos

En cierto modo, las elecciones vuelven a poner de manifiesto las divisiones persistentes dentro de la sociedad de Israel. Aunque Netanyahu emergió con una ligera delantera, el tamaño de los dos principales bloques electorales del país —uno primordialmente religioso y conservador, el otro secular y centrista en comparación— no cambió significativamente.

Sin embargo, un tema unió a muchos votantes: la estrategia de Israel sobre las relaciones con los palestinos.

Tanto Netanyahu como Gantz han declarado su apoyo a la solución del conflicto palestino-israelí propuesta por el presidente estadounidense, Donald Trump, una propuesta que los grupos de derechos humanos han condenado por ignorar intereses palestinos y por anexar amplias zonas de Cisjordania.

Gantz, el líder del partido Azul y Blanco, matizó su apoyo a la anexión al afirmar que debía ser completada en coordinación con la comunidad internacional, la cual se opone ampliamente a la medida. Pero mientras buscaba ganar votantes de derecha, su posición sobre el asunto estuvo ampliamente alineada con la de Netanyahu.

Muchos estuvieron dispuestos a votar por un líder que está siendo investigado

Netanyahu tiene previsto enfrentar un juicio en dos semanas por cargos de corrupción, lo que podría convertirse en el primer enjuiciamiento de un primer ministro israelí en funciones. Gantz convirtió esas acusaciones en el tema central de su campaña electoral, y alegó que los israelíes enfrentaban una decisión entre un presunto cleptócrata y un hombre moral, una elección que podría construir o destruir la democracia del país.

Sin embargo, el porcentaje de votos de Netanyahu parece haber aumentado cinco puntos desde las elecciones pasadas de septiembre, lo que sugiere que su juicio no fue una preocupación decisiva para un número vital de votantes.

“La gente común se negó a aceptar ese argumento”, afirmó David Amsalem, un legislador del partido de Netanyahu, en un programa de debate televisivo el 2 de marzo.

Una crisis constitucional parece inminente

La ley israelí no es clara acerca de si alguien que enfrenta cargos de corrupción puede formar un gobierno de manera legal.

La Corte Suprema se negó a dictar un veredicto al respecto en enero, y alegó que era una pregunta hipotética. Pero ahora esa hipótesis se ha convertido en realidad, y la corte casi con seguridad será absorbida a una crisis constitucional que Netanyahu podría calificar como el intento de un poder judicial no elegido para frustrar la elección del pueblo.

Si Netanyahu logra formar un gobierno, también podría intentar atenuar el efecto del juicio, al despenalizar los actos de las acusaciones en su contra o al concederse inmunidad.

“La gran pregunta es: ¿tendrá la mayoría necesaria para evitar un juicio?”, afirmó Gadi Wolfsfeld, politólogo del Centro Interdisciplinario Herzliya, una universidad privada de investigación. “Si logra formar un gobierno que pueda hacer eso, entonces nos estaremos alejando de lo que convirtió a Israel en una verdadera democracia”.

Los partidos árabes ahora son una fuerza importante

Los árabes conforman cerca del 20 por ciento del electorado israelí, pero históricamente han jugado un rol menor en el parlamento de Israel. Eso cambió enfáticamente este lunes 2 de marzo. La Lista Conjunta, una alianza de partidos árabes, tiene previsto emerger como el tercer partido más importante, con un récord de quince escaños.

Se reportó una alta participación en las zonas mayoritariamente árabes. Los residentes usaron las elecciones para expresar su indignación por el plan de Trump, que cedería varias ciudades árabe israelíes a un futuro Estado palestino.

La Lista Conjunta también fue apoyada por judíos de izquierda que sienten que los partidos tradicionales de izquierda del país se han vuelto inofensivos.

“He votado por la izquierda durante años”, afirmó Judith Posner, una votante nueva de la Lista Conjunta de 73 años, en Jerusalén. “Decidí votar de manera diferente esta vez”.

Netanyahu es experto en campañas políticas

Como la persona en el poder enfrentando un juicio criminal potencialmente condenatorio, Netanyahu no tenía las mejores cartas para jugar en la campaña. Pero en la recta final crucial al voto la semana pasada, logró evitar que Gantz dictara los términos del debate.

Netanyahu alejó la conversación nacional de sus acusaciones de corrupción, al hacer comentarios sobre la vida personal de Gantz, sobre una vergonzosa grabación filtrada de uno de sus asesores, y al ejecutar una serie de llamativas respuestas gubernamentales al coronavirus.

“Es evidente que Netanyahu sabe mucho más sobre campañas políticas que Gantz”, afirmó Wolfsfeld.

Los israelíes no han perdido completamente la confianza en la política

En la víspera a las terceras elecciones de Israel en menos de un año, se temía que la participación se desplomara debido al desgaste electoral y a la ansiedad de contraer el coronavirus (para el 3 de marzo ya había una decena de casos confirmados en el país).

Pero la participación aumentó provisionalmente del 69,8 al 71 por ciento en septiembre. Fue la segunda tasa más alta de participación de este siglo.

Los expertos especulan que el coronavirus persuadió a más israelíes a permanecer en el país durante el día de las elecciones. Otros atribuyeron el crecimiento a un aumento de la participación árabe.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company