Elecciones europeas: Meloni sella una victoria que la empodera en el bloque, pero aún más en Italia
ROMA.- Quiso que las elecciones europeas fueran un virtual referéndum sobre sí misma para fortalecerse a nivel interno y externo. Y así fue. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que se había presentado como candidata testimonial de su partido posfascista, Hermanos de Italia y había llamado a los electores a escribir “Giorgia” en las papeletas -aún sabiendo que jamás iría a Bruselas-, logró su objetivo y más.
Después de 18 meses en el poder, en efecto, según una primera proyección de la RAI el partido de Meloni cosechó el 28.5% de los votos y no sólo sigue siendo el más votado por los italianos, sino que tuvo una performance mejor de cuando ganó las elecciones de fines de 2022.
Los primeros datos indicaron, así, que, de acuerdo con esos vientos de derecha que soplaron en toda Europa, Meloni no sólo superó a los partidos de la oposición de centroizquierda, sino también y sobre todo, a sus aliados en la coalición de centroderecha, que casi triplicó ya que Forza Italia habría obtenido el 10%, superando a la Liga de Matteo Salvini, que obtuvo un magro 8,3%.
En una decisión estratégica, Meloni, de 47 años, había decidido a fines de abril pasado involucrarse personalmente en estos comicios presentándose como candidata testimonial en las cinco circunscripciones italianas, bajo el lema de campaña “Con Giorgia, Italia cambia Europa”. “Me presento como candidata para que quede claro que el 8 y el 9 de junio se votará para darle aún más fuerza a nuestro gobierno y a Italia en Europa y lo hago porque siempre me consideré un soldado: los soldados, cuando tienen que hacerlo, no dudan a ir a la primera línea”, aseguró. “Si aún creen en mí, escriban solo Giorgia” en la papeleta “porque sigo siendo solamente una de ustedes, a quien pueden tutear sin formalismos y sin distancia. No me va a cambiar la política, no me voy a aislar. Pero necesito saber una vez más si vale la pena hacer la vida que hago, sólo me interesa el juicio de los italianos”, explicó, al lanzarse en primera persona en estos comicios, vistos por muchos como virtuales elecciones de medio término.
Ese llamado a votar a “Giorgia” también significó un modo para polarizar al máximo la competición con la mujer que es la líder del bando contrario, es decir, la líder del Partido Democrático (PD), Elly Shlein. Shlein, que también fue candidata testimonial -algo mal digerido por muchos en su partido-, llevó al PD a sacar un 23,7%, siempre según una primera proyección de la RAI y a tener una mucho mejor elección con respecto al voto de fines de 2022, superando con creces al Movimiento Cinco Estrellas del ex premier Giuseppe Conte (10,5%), que tuvo un derrumbe. Hizo una buena elección, en cambio, la Alianza Verdes e Izquierda (6,7%), que llevó como candidata a Ilaria Salis, docente de izquierda detenida desde hace un año en Hungría tras un confuso incidente.
En verdad, lo que más le interesaba a Meloni, en el poder desde fines de 2022 al frente de una coalición junto a otros dos partidos de derecha, Forza Italia del fallecido Silvio Berlusconi y la Liga de Matteo Salvini, era dejar en claro quién manda. Objetivo que también logró con creces, ya que Hermanos de Italia, como había ocurrido en los comicios nacionales, dejó en ridículo a estas dos fuerzas y sobre todo a su máximo competidor interno, es decir, su aliado, pero adversario, Salvini, vicepremier y ministro de Transporte e Infraestructura de su gobierno.
A diferencia del también vicepremier y canciller, Antonio Tajani, que también optó por presentarse como candidato testimonial de Forza Italia, Salvini jugó otra carta y no cedió a esta costumbre bien italiana de presentarse como falso candidato. En una movida más que disruptiva, que causó un terremoto interno en la Liga, decidió poner como candidato en las cinco circunscripciones a Roberto Vannaci, un personaje de lo más polémico. Se trata de un exgeneral del Ejército que a mediados del año pasado repentinamente saltó a la fama a través de un libro, Il mondo al contrario (”El mundo al revés”), de contenido machista, xenófobo y homófobo, que se convirtió en un fenómeno editorial.
Vannacci no resultó una buena apuesta de Salvini, que al margen de no lograr el objetivo de superar a Forza Italia, hizo que el legendario “senatur” Umberto Bossi, el creador de la antes llamada Liga Norte hace cuarenta años, de 81 años, anunciara que dejaba de votar por su partido. “La Liga ha sido traicionada”, dijo Bossi, que hizo saber que iba a votar por Marco Reguzzoni, exjefe de la bancada de la Liga en Diputados, que se presentó como candidato independiente de Forza Italia, el partido de su viejo amigo Berlusconi.
El voto no es obligatorio en Italia, país que eligió a 76 diputados de los 720 del Europarlamento y que fue el último de Europa en cerrar las urnas este domingo a las 23 y donde también pudo votarse el sábado. Tal como se temía, hubo una abstención récord: de los 51 millones de personas habilitadas, se presentó menos del 50% según las primeras estimaciones, una caída histórica con respecto al 56,1% de las elecciones europeas de 2019. “Deberían hacer votar un día de semana, no un fin de semana y cuando ya parece verano, con más de 30 grados: muchos se van a la playa”, comentó a LA NACION Mariana, fiscal de una mesa electoral desierta de una escuela del centro de Roma.
GRAZIE! 🇮🇹@FratellidItalia si conferma primo partito italiano, superando il risultato delle scorse elezioni politiche. pic.twitter.com/uYHHm4Nm6S
— Giorgia Meloni (@GiorgiaMeloni) June 9, 2024
“¡Gracias! Hermanos de Italia se confirma primer partido italiano, superando el resultado de las elecciones nacionales pasadas”, celebró Meloni en un posteo realizado pasada la medianoche en X, en el que sumó una selfie de ella sonriente, haciendo la V de la victoria.
Entre sábado y domingo en Italia también se votaba para elegir alcaldes de 3700 localidades y por el presidente de la región Piamonte, donde, siempre según los primeros resultados, logró ser reconfirmado el actual gobernador, Alberto Cirio, de Forza Italia, respaldado por las otras fuerzas de la coalición de derecha ganadora de Meloni. En ciudades importante como Florencia, Bari, Bérgamo y Cagliari, siempre según datos preliminares, se había impuesto la centroizquierda.