El triste y silencioso adiós al último glaciar de Venezuela

La Corona ha sido descatalogada como glaciar al no tener la superficie necesaria

Comparativa del último siglo en el Glaciar La Corona, que hace tan solo unas décadas cubría los picos Humboldt y Bonpland | Ramírez, Nerio, et al. Arctic, Antarctic, and Alpine Research
Comparativa del último siglo en el Glaciar La Corona, que hace tan solo unas décadas cubría los picos Humboldt y Bonpland | Ramírez, Nerio, et al. Arctic, Antarctic, and Alpine Research

Hubo un tiempo en que Venezuela lo tenía todo. La naturaleza sacaba de su chistera todos sus trucos y bendecía el país con bellos bosques, frondosas selvas, ríos caudalosos, costas interminables con un agradable clima tropical y hasta glaciares helados en los picos de las majestuosas sierras que dan inicio a la cordillera andina. Sin embargo, este despliegue de diversidad natural se ha quedado un poco cojo… Venezuela ha visto cómo sus glaciares desaparecían en tan solo unas décadas, convirtiéndose así en el primer país que los ha perdido, quizá para siempre.

“En Venezuela ya no hay glaciares, lo que tenemos es un pedazo de hielo con el 0,4% de su extensión original”, explicaba Julio César Centeno, profesor universitario y asesor de la Conferencia de Naciones Unidas para Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED). "Otros países perdieron sus glaciares hace varias décadas después del final de la pequeña Edad de hielo, pero Venezuela es posiblemente el primero en perderlos en los tiempos modernos".

Es cierto que la desaparición de los glaciares es un problema mundial y que la inmensa mayoría de ellos está en retroceso, pero el caso de Venezuela muestra una velocidad preocupante. Los picos de Sierra Nevada de Mérida se elevan a unos cinco mil metros sobre el nivel del mar, entre ellos discurrían seis glaciares de los cuales, cinco ya habían desaparecido para el año 2011, dejando al glaciar Humboldt (La Corona) como el único superviviente.

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Los datos son devastadores: En solo unas décadas, entre 1952 y 2019, la superficie de glaciares en el país ha pasado de 2.317 kilómetros cuadrados a tan solo 0,046 kilómetros cuadrados… Las tasas de retroceso son especialmente veloces después de 1998 con un descenso de casi un 17% cada año, desde 2016 a 2019.

El área de estudio del extinto glaciar La Corona en Sierra Nevada (Mérida) está indicada por el rectángulo rojo | Ramírez, Nerio, et al. Arctic, Antarctic, and Alpine Research
El área de estudio del extinto glaciar La Corona en Sierra Nevada (Mérida) está indicada por el rectángulo rojo | Ramírez, Nerio, et al. Arctic, Antarctic, and Alpine Research

Las proyecciones no daban más de una década de vida al escuálido glaciar Humboldt, pero las últimas evaluaciones han descubierto que en los últimos dos años las anomalías térmicas han reducido su ya escasa superficie mucho más rápido de lo esperado, dejando menos de dos hectáreas de nieves. Este descenso final afecta también a su clasificación y el Humboldt ha sido rebajado de glaciar a campo de hielo ya que, según los estándares internacionales, un glaciar debe medir como mínimo 10 hectáreas.

“El glaciar de Humboldt no tiene zona de acumulación y actualmente solo está perdiendo superficie, sin dinámica de acumulación o expansión”, explica Luis Daniel Llambi, investigador en ecología de adaptación en altitud. "Nuestra última expedición a la zona fue en diciembre de 2023 y observamos que el glaciar había perdido unas 2 hectáreas desde la visita anterior en 2019, pasando de 4 hectáreas a menos de 2 hectáreas ahora".

Imagen del remanente del glaciar la Corona en diciembre de 2023 en el parque nacional Sierra Nevada | foto Susana RODRIGUEZ | AFP
Imagen del remanente del glaciar la Corona en diciembre de 2023 en el parque nacional Sierra Nevada | foto Susana RODRIGUEZ | AFP

¿Soluciones? Sinceramente, no hay demasiadas y las ideas que surgen resultan tan improbables que tan solo despiertan escepticismo entre los expertos. Uno de los proyectos más recientes consiste en una serie de “mallas térmicas de polipropileno diseñadas para mitigar la incidencia de los rayos solares en superficies”. Este plan se ha utilizado en otros países como Austria, Italia, Francia o Chile pero, en la mayoría de los casos, tan solo se proyectó para proteger pistas de esquiar.

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Unos treinta y cinco rollos de estas mallas térmicas (de 2,75 metros de ancho por 80 de largo cada uno) ya han sido transportados hasta la montaña en helicópteros militares, pero aún no se sabe cuándo serán instalados. Los investigadores no solo consideran este último esfuerzo una pérdida de tiempo sino que alertan de algunas desventajas importantes. “Son microplásticos que caerán al suelo y de allí pasan a cultivos, lagunas, al aire”, afirma Enrique La Marca, herpetólogo y ecólogo tropical. “Colocar un manto de esta manera obstruye los procesos biológicos que ocurren debajo, si colocan esos plásticos la vida también morirá”.

El León, La Concha, El Toro, Bolívar eran los nombres de los otros glaciares desaparecidos en la Sierra Nevada de Mérida. Se conocían popularmente como las “águilas blancas” y en estos últimos años el glaciar de La Corona se une a ellas, dejando tan solo un blanco recuerdo en lo que ahora solo es piedra desnuda.

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Referencias científicas y más información:

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Ramírez, Nerio, et al. «The End of the Eternal Snows: Integrative Mapping of 100 Years of Glacier Retreat in the Venezuelan Andes». Arctic, Antarctic, and Alpine Research, (2020) DOI:10.1080/15230430.2020.1822728.

Neelima Vallangi “Venezuela loses its last glacier as it shrinks down to an ice field” The Guardian Science (2024)