El relato de una de las esclavas sexuales del ISIS: “Nos obligaban a rezar y luego nos violaban”

A sus 21 años, Nadia Murad ya sabe lo que es vivir en el infierno. También aprendió cómo escapar de él y con su voz y su ejemplo contar la traumática experiencia que tuvo que vivir. Porque Nadia es una mujer yazidí iraquí, una minoría que se ha enfrentado al Daesh, y pasó varios meses como esclava sexual del grupo terrorista, sufriendo violaciones y malos tratos en una espiral de dolor que probablemente no olvide nunca en su vida.

Aunque hoy es capaz de levantarse y gritar al mundo su historia, mostrando que no tiene miedo y que pese a lo que ha sufrido sigue teniendo fuerza para luchar por ser feliz. Su relato es estremecedor.

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Nadia Murad en Grecia en 2015 (Reuters).

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Junto a 5.000 mujeres más, Nadia fue tomada como prisionera cuando el Estado Islámico inició su avance en el norte de Irak, lugar en el que fundamentalmente estaban asentados los yazidíes. Mataron a más de 300 hombres y se llevaron a las mujeres más jóvenes. El día a día no fue nada sencillo.

“Nos forzaban a rezar y luego nos violaban. Valíamos menos que los animales. Abusaban de las niñas en grupo. Hicieron lo que una mente no puede imaginar”, ha contado delante de un grupo de estudiantes, en una conferencia en una universidad de El Cairo, Egipto.

Tras secuestrarla de su pueblo, a Nadia la mandaron primero a Mosul, una de las ciudades más importantes de Irak, para después ser “distribuida”, tal y como ella misma dice, entre los combatientes. A ella le tocó quedarse como esclava con un hombre que estaba casado y tenía una hija, aunque la joven yazidí nunca llegó a ver a las dos mujeres.

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Nadia se emociona contando su historia (Reuters).

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Su primer intento de fuga falló, pero tuvo que pagar duramente las consecuencias. Fue violada por seis militantes como forma de castigo.

“Cometieron crímenes sobre mi cuerpo hasta que perdí el conocimiento”, confiesa.

Pero suicidarse nunca fue una opción pese a que otras mujeres, incapaces de lidiar con el sufrimiento que estaban padeciendo, optaron por quitarse la vida. Murad finalmente logró escapar en noviembre de 2014, tras tres meses de tortura y llegó a un campo de refugiados, antes de terminar solicitando asilo en Stuttgart, Alemania.

Javier Taeño (@javiertaeno)