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El nacimiento de un nuevo país llamado México

Imagen tomada de Twitter vía @lopezobrador_
Imagen tomada de Twitter vía @lopezobrador_

Desde que abrieron las casillas en todo el país millones de mexicanos cumplieron con su obligación y su derecho de salir a votar. Fueron los conteos rápidos o sondeos de salida, los que empezaron a perfilar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, los primeros, a las 11 de la mañana, informaban sobre la tendencia que se consolidó en el transcurso de la jornada electoral de manera que sus dos
principales adversarios no esperaron el resultado anunciado para las 23 horas por el INE.

A las 20 horas reconocieron el triunfo del candidato de Juntos haremos Historia. Atrás quedó la guerra sucia de la propaganda y el proceso de la disputa por el poder. Lo que viene es una oportunidad que los mexicanos se están dando al elegir a López Obrador, para que lleve a la práctica lo que dijo en su campaña. El reto se lo puso alto, dijo que México experimentará en los próximos seis años su cuarta gran transformación y será de fondo, como la Independencia, la Reforma y la Revolución. Asegura que trabajará para hacer en un sexenio lo que se haría en dos.

La mayoría de los mexicanos determinaron que López Obrador sea el presidente del Poder Ejecutivo Federal para que, desde ese que es el más alto puesto de responsabilidad pública, se inicie la construcción de un México más justo y con oportunidades para todos no sólo para unos cuantos. El mandato implícito en el voto es que el próximo gobierno emprenda reformas estructurales que recuperen el rumbo del país para que la riqueza natural, como los energéticos, beneficien también al pueblo, no solo a la inversión privada.

Con su voto dice el pueblo que la educación sea para preparar mejores mexicanos, con mayor sensibilidad y comprensión de la naturaleza, la ciencia y tecnología, pero también la sociedad, las artes y la cultura, para que sean mejores hombres y mujeres y no solo la mano de obra especializada que va a servir a la empresa. Todo se puede, con la participación de todos.

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Que Andrés Manuel López Obrador vaya a ser el presidente de México a partir del primero de diciembre significa que en los años por venir experimentaremos cambios y reformas que se presentarán en diferentes áreas de nuestra vida social, política y económica. La primera gran reforma social, por impostergable, será recuperar la paz social mediante el cambio de estrategia en el combate a la delincuencia. No deberá extrañar la amnistía a la delincuencia, pero difícilmente a los criminales que roban, matan, trafican, extorsionan, violan y demás. Existen los que delinquen para comer, ellos podrían recibir opciones para que cambien sus actividades productivas o se empleen a cambio de un sueldo decoroso.

(AP Photo/Marco Ugarte)
(AP Photo/Marco Ugarte)

En lo político, después de la experiencia electoral que terminó hace unas horas, el mandato del pueblo es que se lleve a cabo una profunda reforma política que realmente construya una democracia para todos y no solo para las camarillas que dominan y usufructúan el presupuesto público que les entrega el Estado para su operación. El principio se desvirtuó cuando los partidos se convirtieron en agencia de empleo para la familia de los que dominan la organización. En el camino se perdió la lucha en función de una ideología para llegar a un “pragmatismo de conveniencia”.

El cambio profundo en la economía y las finanzas del país debe empezar, como lo anunció por años López Obrador, por instrumentar un gobierno sin corrupción, austero, eficiente y comprometido con la eficacia en el servicio público. Desde luego que debemos esperar una profunda reforma económica, sobre todo fiscal para que todos los de deben pagar impuestos lo hagan y no solo los contribuyentes cautivos.

Millones de mexicanos se benefician de la infraestructura del país, pero no colaboran con sus impuestos a su mantenimiento y crecimiento. Debemos esperar que a los grandes contribuyentes, por causa de un juicio, el fisco ya no les regrese los miles de millones de pesos que antes le pagaron. Todo eso indigna a los que cumplen y son millones.

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En el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y el reconocimiento que de él hicieron Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez, sus adversarios, debemos de identificar que hoy nació un México nuevo, mas democrático, que está determinado a cambiar y que lo hace por la vía del respeto y la tolerancia, pero el cambio depende de todos nosotros, para estar en condiciones de exigir un mejor país y no el que al final de sexenio nos entregan los políticos. El cambio empieza por nuestra persona y por la igualdad entre todos, por ello debemos exigir que termine la licencia para robar llamada fuero.

Hoy los mexicanos dictaron un mandato por medio de su voto y ya desde antes López Obrador, cuando solicitaba la confianza de los mexicanos, con insistencia decía “No les voy a fallar”. Ya veremos. Pasamos de la esperanza a la realidad.