El libro que quizá le hayas comprado a tu hija y que le aconseja que te desobedezca, sea sumisa con los chicos y acose en el colegio.

El libro se llama “75 consejos para sobrevivir al colegio”. Una obra para chicas de diez a catorce años -publicada en España- y que contiene barbaridades como estas. El texto aconseja a las chicas, por ejemplo:

* Que no te obedezcan a ti, como padre o madre. “No sigas jamás las sugerencias de tus padres. JAMÁS. (A no ser que te amenacen en serio)”

* Que permitan el bullying:


* Que lo más importante del mundo es tener novio. Sea quien sea el chico. Da igual. Las preadolescentes tienen que tener novio. “Sal con alguien. Con quien sea”.

* Que los hombres pueden acosar a las mujeres y que las mujeres son un maniquí para gustarles a ellos. Que una vez tienen novio, es bueno que el chico esté celoso. Y que ellas tienen que arreglarse para ellos.

Y hay más, mucho más, como recoge una petición en Change.org para que la editorial retire el libro del mercado y que suma ya miles de firmas.

Estos son otros consejos para las niñas adolescentes:

* Se vaga. Sé tonta. Carga el muerto a los demás. Roba el trabajo de los demás. Lo único importante es ser popular. “Busca algo que no dé mucho trabajo y te haga mas popular”.
* Acosa. Machaca a tus enemigas. “No te quieras morir de vergüenza si puede ser tu peor enemiga quien lo haga”.
* Espía a tus padres: “Escucha lo que hablan tus padres cuando creen que no escuchas”.


Es decir, machismo, sumisión al chico, desobediencia a los padres y acoso a los compañeros de colegio. Un libro lleno de consejos como:

Miente, está bien. Acosa a los demás para ser popular y para que no te acosen a ti. Lo más importante en el colegio es ser popular, por encima de todo. Si no tienes novio no eres nadie. Ese novio tiene que estar celoso y controlarte, eso está bien. No obedezcas a tus padres.

Lo más triste de todo eso es que en los institutos la vida es así. En las clases, en la mayoría de las clases, la vida es así de dura y de triste. La lucha por la popularidad e incluso por la supervivencia se vive cada día en las aulas. Pero no podemos aconsejar a nuestros hijos que perpetúen el horror. Tenemos que educarlos para que cambien las cosas.