El espionaje en el gobierno de AMLO, un autogol que hizo enojar al presidente como nunca

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, durante una sus conferencias 'mañaneras' en Palacio Nacional. |  FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, durante una sus conferencias 'mañaneras' en Palacio Nacional. | FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Desde que el año pasado el grupo Guacamaya obtuvo de las computadoras de la secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA) gigabytes de información, equivalente a miles de documentos sobre sus actividades de “investigación” realizada en nombre de la Seguridad Nacional, nos enteramos que muchas de las informaciones que capta son ilegales por realizarlas a individuos, organizaciones y medios de comunicación que no representan riesgo para el país y los obtiene con tecnología ilegal, como es el programa Pegasus.

El pasado fin de semana en la conferencia de prensa mañanera tuvo lugar un episodio de periodismo real, ese que no es admitido en Palacio Nacional. Como siempre el protagonista fue el presidente López Obrador que se enfrentó a la periodista Nayeli Roldán, de la publicación Animal Político.

La reportera Roldán informó al presidente que recientemente su medio, la revista Proceso, Aristegui Noticias, y otros publicaron documentos oficiales que comprueban que la SEDENA espía a civiles. Preguntó a López Obrador ¿usted fue informado? ¿Lo autorizó?

Con documentos la periodista comprobó que la SEDENA espió a Raymundo Ramos, activista defensor de Derechos Humanos en Tamaulipas y lo hizo empleando el programa Pegasus con el que habría podido intervenir sus comunicaciones telefónicas personales.

La respuesta de López Obrador se apegó a su práctica retórica de justificar, negar y culpar al pasado. “Se tiene que hacer investigación, que no espionaje, que es distinto y el Instituto de Inteligencia del gobierno hace investigación porque nosotros sostenemos que es muy importante hacer investigación, inteligencia para no usar la fuerza…Estoy enterado del reportaje, pero no hay ninguna ilegalidad… Es un trabajo de inteligencia que se hace en coordinación con el centro de inteligencia del Estado y tiene el propósito conocer movimientos de la delincuencia organizada. Nada más que le quede claro, nosotros no espiamos a nadie, no es el tiempo de los gobiernos neoliberales”.

Las preguntas de la periodista continuaron. Cuestionó la legalidad de las acciones de la SEDENA, el empleo del programa Pegasus para intervenir las comunicaciones de los civiles. Insistió con su interrogatorio ¿Es posible que la Sedena esté haciendo esto sin informarle que se trata de espionaje?

El presidente no puede pasar como ignorante. Aseguró que si le informan y que la investigación tiene como propósito conocer los movimientos de la delincuencia organizada.

Soldaos del Ejército mexicano en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. | (AP Photo)
Soldaos del Ejército mexicano en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. | (AP Photo)

El humor de López Obrador empezó a cambiar. Recurrió a su herramienta retórica preferida. Cuestionó al medio de la periodista Nayeli Roldán. “Animal Político recibía dinero del gobierno anterior”.

En su intento por definir y hacer la diferencia entre espionaje e investigación, dijo que el espionaje era persecución política, limitar libertades e intimidar a los opositores. Entonces asumió su papel de víctima, “lo que nosotros padecimos por años”. Inteligencia, según dijo, es lo que hace su gobierno. Son métodos para prevenir actos de sabotaje y crímenes para que el Estado proteja a las personas.

La reportera Roldan, continuó con su oficio. Hizo referencia a ejecuciones de civiles, insistió en el espionaje militar y solicitó la presencia en esa mañanera del general Audomaro Martínez, director del Centro Nacional de Inteligencia.

En la respuesta López Obrador escaló su enojo. Personalizó, le dijo a la periodista que ni su medio ni ella le dictarían la agenda y pasó a insultar a Animal Político: “todos los días nos atacan, no hay objetividad, no hay profesionalismo, es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada al servicio de los corruptos; por qué les vamos a hacer caso”.

Una joven reportera en la práctica de su oficio de preguntar e investigar para presentar evidencias al publicó sobre los temas que aborda, por medio de su serenidad e insistencia, logró el reconocimiento por omisión, de que López Obrador sí espía. El énfasis de su negación y justificación sobre la “investigación” de la SEDENA y su cambio de humor, fue la firma y reconocimiento de que su gobierno hace lo que dice que no hace.

El Centro Nacional de Inteligencia y Protección Civil | REUTERS/Henry Romero
El Centro Nacional de Inteligencia y Protección Civil | REUTERS/Henry Romero

Los insultos del presidente muestran su personalidad intolerante. Como todos los poderosos, ya en el poder, al subir al tabique se marean. Ahora está en la parte alta de la rueda de la fortuna y ya empezó su bajada.

Se disgustó porque tuvo que justificar lo que como opositor atacó. El software Pegasus es una realidad en su gobierno. Hoy le es útil, para conocer lo que hace y dice la oposición. Antes le fue útil para atacar al gobierno en turno.

El ejercito espía, lo hace desde sus instalaciones y desde las que dirige el general Audomaro Martínez. Que no se olvide. El Comandante Supremo vive en Palacio Nacional. La SEDENA ve, escucha y actúa, con permiso.

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