El error diplomático que destapó los viajes ilícitos de una ministra y el contrabando de oro venezolano

ANKARA, TURKEY - JANUARY 22: Turkish Vice President Fuat Oktay (R) meets  Vice President of Venezuela Delcy Rodriguez (L ) in Ankara,Turkey on January 22, 2020. (Photo by Arda Kucukkaya/Anadolu Agency via Getty Images)
Dos días después de la polémica escala en Madrid, la vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, se reunió con el vicepresidente turco Fuat Oktay en Ankara, Turquía, el 22 de enero de 2020. (Photo by Arda Kucukkaya/Anadolu Agency via Getty Images)

La estrategia de Pedro Sánchez de restar visibilidad al tema venezolano tuvo un efecto boomerang y le ha costado el primer gran escándalo al recién estrenado gobierno.

El primer movimiento de piezas de su política exterior fue reemplazar la Secretaría de Estado para Iberoamérica por la Secretaría de la España Global.

Y la verdad es que no suena descabellado planificar la retirada gradual de la atribulada Latinoamérica para darle un mayor impulso a la diplomacia económica y al reforzamiento de la imagen del país a nivel mundial.

El asunto es que algunos no dejan de preguntarse si esos cambios en el tablero diplomático habrían incidido en la seguidilla de errores y omisiones que han repercutido tan negativamente en la política doméstica de la coalición PSOE-Podemos.

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha asegurado que la posición de España hacia Venezuela no ha cambiado y que se mantenido "bastante clara y consistente". Enfatizó que Madrid desea "favorecer, fomentar, apoyar y, si es necesario, empujar a las partes para que encuentren una solución".

Pero lo que ha ocurrido del dicho al hecho es lo que colocado en apuros a La Moncloa.

El encuentro secreto que llegó a los diarios

Mucho se debatió sobre la actitud de Sánchez ante la visita del líder de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Unos aplaudieron que el jefe del gobierno español pasara por alto la visita y otros calificaron como un desaire que no dedicara unos minutos a conversar con el dirigente político.

Pero permitir la entrada al Aeropuerto de Barajas a la vicepresidenta de un gobierno que el mismo Reino de España no considera legítimo y que además tiene prohibición expresa de ingresar al territorio de la Unión Europea ha levantado una polvareda que le está pasando factura tanto al régimen de Nicolás Maduro como a La Moncloa.

Sánchez probablemente nunca imaginó que en su breve paso por Madrid el 20 de enero, Delcy Eloína Rodríguez intentaría violar las leyes de la Unión Europea y además se atreviera a darle órdenes.

La falta de transparencia sobre el encuentro del ministro de Transporte, José Luis Ábalos, con Rodríguez en Barajas ha generado al menos seis versiones de lo ocurrido. En uno de los relatos se conoció el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le pidió a Ábalos que impidiera que la mano derecha de Nicolás Maduro se bajara de un avión procedente de Caracas para evitar una crisis diplomática.

Después de una intensa presión de los partidos de oposición, Ábalos admitió que subió a la aeronave y conversó unos 25 minutos con una de las mujeres fuertes del régimen venezolano y que luego la acompañó a la sala VIP de Barajas.

El diario ABC luego reveló que el ministro habría usado su móvil para que la vicepresidenta hablara con Sánchez

"Si recibes a Juan Guaidó no vamos a poder avanzar (...) teníamos un acuerdo...", le habría dicho Rodríguez al jefe del gobierno español.

Otros de los temas conversados habría sido sacar al líder opositor Leopoldo López de la residencia del embajador de España en Caracas y una jugosa oferta en el negocio petrolero. Sánchez desmintió categóricamente haber charlado con Delcy, mientras que ABC mantiene su versión.

La carga dorada

Otras voces de la política española dudan que se pudieran abordar tantos temas sensibles en tan poco tiempo pero no mejoran el panorama para el gobierno. La portavoz de Coalición Canaria en el Congreso insinuó en una entrevista con la periodista Susanna Griso en Antena 3 que el avión de Rodríguez estaba contrabandeando oro.

«Parece ser que el oro de Venezuela se está fundiendo en Turquía y que iba con cajas y lingotes de oro», dijo Ana Oramas ante la mirada atónita de su entrevistadora.

El diario El Confidencial también avaló esa hipótesis al publicar que el gobierno de Maduro tiene al menos dos años enviando grandes cantidades de oro a Turquía y que un alto porcentaje es contrabandeado para llenar los bolsillos de la alta jerarquía chavista.

"Ante la presión de EEUU, la principal salida del oro es la ruta Caracas-Estambul, donde el Gobierno turco refina el metal. Ese es el mismo camino que cubría el avión privado en el que llegó a Madrid en la madrugada del lunes 20 de enero la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, antes de verse con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos", informó el periódico.

Nada pasa desapercibido en uno de los principales aeropuertos de Europa. Rodríguez aterrizó en Barajas en un avión privado modelo Dassault Falcon 900LX, matrícula TC-AKE, propiedad de la empresa turca Ak Havacilik ve Ulastirma.

Luego de la negativa de las autoridades de permitirle el acceso a territorio español y de la conversación persuasiva de Ábalos, Rodríguez se dio cuenta que en España no tiene carta blanca para hacer lo que se le viene en gana como en Venezuela.

Así que no reorganizó su itinerario y viajó en un vuelo comercial Qatar.

El avión privado salió luego hacia Estambul, el destino al que originalmente pensaba ir Rodríguez, para reunirse con el presidente turco y principal comprador de la producción aurífera, Recep Tayyip Erdogan.
El informe publicado en diciembre por Transparencia Internacional Venezuela sobre el contrabando de oro es desolador. Su directora Mercedes de Freitas, afirmó que "entre el 70% y 90% del oro que se extrae sale del territorio del país de manera ilegal en operaciones en las que están implicados altos funcionarios del Gobierno y familiares cercanos al entorno presidencial de Maduro". El contrabando de oro habría arrebatado 2.700 millones de dólares a las arcas públicas de la empobrecida Venezuela.

Observadores se preguntan por qué España permitió que Madrid fuera utilizada como escala de la ruta del contrabando de oro venezolano hacia Turquía.

Guaidó asumió una actitud elegante y de desvinculó completamente del asunto al no mencionar el escándalo ni reclamar que Sánchez fue uno de los pocos líderes mundiales que evitó un apretón de manos. Agradeció a la ministra González Laya por sus atenciones, recibió las llaves de Madrid de las manos del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y siguió su gira hacia Estados Unidos.

Y mientras la visita de Guaidó ya pasó a la historia en los países donde fue recibido oficialmente, en España el encuentro clandestino y las actividades oscuras de la vicepresidenta de Maduro seguirán siendo usados como dardos para minar la credibilidad del gobierno socialista.