El cuadro pintado que puso en evidencia la vergonzosa atención a los derechos humanos en México
Prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila. Este refrán lo conoce y práctica Andrés Manuel López Obrador desde que recorría los caminos de México, repartía promesas y sembraba esperanzas que le dieran los votos que lo llevaron al poder. Habitar la sede del poder significa que llegó el momento de cumplir los compromisos que sanen los muchos agravios infligidos a diversos grupos de la sociedad, entre los que destacan las mujeres.
La semana anterior algunas mujeres acudieron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a una reunión con la ombusperson Rosario Piedra Ibarra, para solicitar solución para sus demandas, planteadas hace años. Marcela Alemán exigió justicia para su hija víctima de abuso sexual a los cinco años, en el colegio al que asistía. No obtuvo respuesta a su exigencia y las demás asistentes tampoco, por lo que se negaron a abandonar el edificio de la CNDH. Marcela Alemán se amarró a una de las sillas.
La protesta se divulgó y pronto llegaron apoyos y refuerzos de organizaciones de feministas que hicieron suyas las protestas y escalaron el conflicto. Permanecerán en las instalaciones por tiempo indefinido.
La hija de Erika Martínez de 10 años, violada cuando tenía 7, pintó sobre el cuadro de Francisco I. Madero, que estaba en la CNDH y fue exhibido junto a los cuadros de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Benito Juárez, los cuatro volteados de cabeza porque para las manifestantes “todo está de cabeza en este país”. (Animal Político, 8 de septiembre de 2020)
El presidente López Obrador manifestó en su conferencia mañanera que se deben atender las demandas de las manifestantes y expresó que no le “gustó ver a Madero ultrajado, nadie debe de ser ofendido así, vilipendiado, menos un luchador de la democracia como Madero”.
El cuadro de Madero no lo pintó encima una conservadora o que no respete la historia; lo pintó una niña de 10 años que sufrió abuso sexual hace 3 y sigue esperando justicia.
Estas son las historias que se pueden oír en la toma de la CNDH, que cumple 4 díashttps://t.co/ZqF5oBd9EK pic.twitter.com/i0awj9dLH6— Itxaro Arteta M (@iartetam) September 8, 2020
El gobierno de López Obrador cumplirá dos años y su política en materia de Derechos Humanos aparece como asignatura pendiente. Durante sus campañas prometía a miles de familias, con personas desaparecidas, que se eliminarían los abusos contra los derechos humanos cometidos por las fuerzas de seguridad en el país, también respetar la dignidad de los migrantes e investigar, localizar y combatir la desaparición de personas.
Los resultados en Derechos Humanos del gobierno de López Obrador, hasta ahora no son alentadores. Hace unos días, por ejemplo, se reportó que integrantes del Ejercito ejecutaron en Tamaulipas a doce “presuntos integrantes de la delincuencia organizada. Los desaparecidos están siendo localizados por sus familiares en cientos de tumbas clandestinas, están pendientes de localizar 37 mil cuerpos en el país. Los migrantes fueron contenidos en las fronteras norte y sur, donde se mantienen en condiciones precarias, con lo que hizo feliz a su amigo Donald Trump.
No se percibe que la 4T realice esfuerzos significativos que fortalezcan el sistema de justicia penal en México y por el contrario existen evidencias sobre la aplicación selectiva de la ley, como muestran los casos de Rosario Robles y Emilio Lozoya y la impunidad que disfrutan cercanos al presidente como Manuel Bartlett y Eréndira Sandoval lo que hace que perdure la percepción de que continúan las violaciones a los Derechos Humanos.
Una promesa de López Obrador, durante su campaña, para terminar con la violación de los derechos humanos, fue que regresaría a sus cuarteles al Ejército y la Armada. No se cumplió. Fue creada la Guardia Nacional, con liderazgo militar, para cumplir funciones policiales. El Ejercito y la Armada recientemente, por decreto presidencial, fueron legalizados para que realicen actividades de seguridad pública hasta 2024. Lo que implica el reconocimiento tácito del fracaso en el combate a la inseguridad y abre la puerta para que continúe la violación de los Derechos Humanos y la impunidad.
Los rezagos en materia de derechos humanos por violaciones cometidas durante gobierno anteriores siguen sin investigarse y posiblemente continúen así, debido a la llegada de Rosario Piedra Ibarra y el recorte de recursos por la “austeridad republicana”, que generaron recortes de personal y disminución de la estructura de la CNDH.
El discurso de no sancionar las manifestaciones, a pesar de que sean violentas y cometan abusos, ha creado la tendencia entre organizaciones y comunidades, de que pueden hacer justicia por propia mano, lo que ha dejado al margen a las policías locales y otorgado impunidad a manifestantes y ciudadanos que linchan presuntos delincuentes.
Las manifestantes que se mantienen en las instalaciones de la CNDH son evidencia de que los Derechos Humanos no son prioridad para la 4T. Por eso los héroes están de cabeza.
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