El apoyo de AMLO a Donald Trump que muestra una doble cara y una total ignorancia

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el expresidente de EEUU, Donald Trump, en una foto de archivo tomada en la Casa Blanca en Julio de 2020 | REUTERS/Kevin Lamarque
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el expresidente de EEUU, Donald Trump, en una foto de archivo tomada en la Casa Blanca en Julio de 2020 | REUTERS/Kevin Lamarque

En el último tramo de su gobierno AMLO hace expresiones sobre temas de política exterior que ponen en evidencia su visión sobre la realidad del mundo. Exige respeto a la soberanía de México, la no injerencia en los asuntos internos de las naciones y rechaza el intervencionismo de las grandes potencias, en particular de los Estados Unidos, en la vida interna de los países latinoamericanos.

Como sucede desde hace algunas décadas, recientemente el Departamento de Estado de Estados Unidos, presentó su reporte sobre los Derechos Humanos en el mundo en el que dice que, en México, se advierten altos niveles de impunidad, violencia generada por el crimen organizado, ejecuciones y detenciones ilegales, desapariciones forzadas, torturas y tratos crueles de la policía, el ejército y actos de corrupción.

En relación con López Obrador, el reporte señala que, desde su mañanera desacredita periodistas y organizaciones de la sociedad civil a los que públicamente presenta “como parciales, partidistas y corruptos”. Estas condiciones dan origen a la “autocensura y reducen la libertad de expresión y de prensa”.

Desde su conferencia mañanera López Obrador rechazó el reporte del Departamento de Estado. Lo tachó de injerencista. Afirmó que Estados Unidos no quiere abandonar la doctrina Monroe y el destino manifiesto, “se creen el gobierno del mundo y nada más ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Cuestionó las acciones del gobierno de Estados Unidos en el combate al consumo de fentanilo y la venta de armas que llegan a manos de la delincuencia en México.

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Para López Obrador el reporte sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado es politiquería para echarle la culpa a México. “Se les hace fácil decir: México violan derechos humanos; México, nos están invadiendo con fentanilo; México, no se respeta la libertad de prensa.”

Los principios de respeto a la soberanía y no intervención de otros Estados en los asuntos internos de México es la fórmula utilizada en el discurso de López Obrador para apelar al nacionalismo y remitir a experiencias históricas adversas. No obstante, en la práctica de su política exterior estos principios no son recíprocos. El presidente exige que se acaten desde afuera, pero se concede la licencia de no hacer lo propio.

Existen ejemplos de la “injerencia” de López Obrador en los asuntos de otras naciones. Referimos el más reciente relacionado con la política interna de los Estados Unidos.

Desde la mañanera, López Obrador salió en defensa de Donald Trump. Al comentar una nota periodística internacional: “Está declarando el presidente Trump, que lo van a detener por un asunto presuntamente amoroso, que lo van a detener. Si fuese así pues todo mundo sabría, porque no nos estamos chupando el dedo, de que es para que no aparezca en la boleta electoral y si digo esto es porque padecí de la fabricación de un delito, porque no querían que yo fuese candidato y eso es completamente antidemocrático”.

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Al defender a Donald Trump, López Obrador intervino en los asuntos internos de Estados Unidos y dejó pasar la oportunidad de no opinar sobre lo que no sabe, pero la aprovechó para ponerse como víctima cuando dijo que él también padeció la fabricación de un delito, intentó comparar su caso, lo que es impreciso ya que él fue acusado por no respetar una sentencia de la Suprema Corte y a Donald Trump la Fiscalía de los Estados Unidos no lo acusa por tener relaciones sexuales con una actriz porno, sino por pagarle, presuntamente para que guardara silencio sobre ese tema, y hacerlo pasar en medio de la campaña electoral que lo llevó a la presidencia.

Además de esa errónea comparación, López Obrador incurrió en otra cuando supuso que el sistema político electoral de Estados Unidos es similar al de México. Según la ley de ese país, si Donald Trump es acusado y llega a ser condenado, aun así, podría aspirar a la presidencia y hasta ser elegido.

Actualmente Donald Trump enfrenta algunas denuncias e investigaciones en su contra, como el pago mencionado a la actriz porno Stormy Daniels; alentar el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021; sustraer documentos confidenciales de Estado al dejar su cargo; mentir y actuar con negligencia durante la pandemia; denunciar fraude electoral sin comprobarlo; y hasta conspirar con Vladimir Putin para llevar a cabo una campaña en contra de Hillary Clinton.

En materia de política exterior el criterio del presidente López Obrador es flexible, lo que no estaría mal si fuera congruente, pero no sucede así. Pide respeto y no lo da. Rechaza la intervención, pero opina sin saber, sobre la vida de los vecinos. Antepone su visión personal a la realidad regional, mundial y los intereses de la nación. Hoy defiende al que ríe cuando comenta cómo lo “dobló” y le impuso el uso de la fuerza para defender la frontera de los Estados Unidos. No tiene remedio. No entiende que no entiende.

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