El egoísmo insensato de Juan José Origel y otros "turistas de vacunación" daña a muchas personas (aunque no sea ilegal)

El conductor de televisión mexicano Juan José Origel viajó recientemente a Miami para vacunarse contra el covid-19, lo que le suscitó una catarata de recriminaciones. El suyo sería un caso más del llamado “turismo de vacunación”: personas que no viven en una localidad y que viajan desde otro sitio, sea del mismo país o del extranjero, para vacunarse contra el covid-19, aprovechando que en su lugar de destino hay mayor flexibilidad, o mayor caos, en el control de a quién se le aplica esa inmunización.

Juan Jose Origel, conductor de televisión mexicano de programas de farándula. (Getty Images)
Juan Jose Origel, conductor de televisión mexicano de programas de farándula. (Getty Images)

“El turismo de vacunación no está permitido… Es aberrante, las personas no deben estar volando hasta aquí para obtener la vacuna y luego volar de vuelta”, dijo a la televisora NBC8 el director estatal de Emergencias de Florida, Jared Moskowitz.

Moskowitz matizó al señalar que aplicar la vacuna contra el covid-19 a personas que viven estacionalmente en Florida, que poseen o alquilan una casa, pagan impuestos y contribuyen a la economía sí es válido. (Son los llamados ‘snowbirds’ que residen en ese estado en el invierno y vuelven en primavera a sus residencias en estados del norte del país)

Pero personas que no tienen esa residencia formal, así sea estacional, en Florida, y desde fuera del estado o desde el extranjero logran de algún modo obtener una cita en los sistemas de registro de vacunación y viajan para ser inmunizados contra el covid-19 estarían realizando una práctica abusiva y de tono inmoral, pues ocupan el lugar de una persona local elegible y consumen una vacuna que fue asignada para su aplicación a la población de un cierta localidad y es pagada con los impuestos de sus habitantes.

Según reportes de prensa, Origel viajó de México a Florida el pasado viernes 22 de enero, fue vacunado el sábado 23 y regresó a México el martes 26.

Origel se ufanó de ello en un tuit, lo que desató un torrente de críticas y reproches en su contra, y también respaldo de algunos que, incluso, dijeron haber también realizado “turismo de vacunación”.

No se ha aclarado si Origel cumplía, más allá del requisito de edad (él tiene 73 años), los criterios de residir en la Florida señalados por Moskowitz. Si no los cumplía él incurrió en el censurable “turismo de vacunación”. En todo caso, su justificación de que fue a Florida a vacunarse porque México “no le brindó esa seguridad” muestra una profunda inconsciencia y un egoísmo insensato. En México, como en Estados Unidos, se han establecido prioridades y turnos para que la población sea vacunada contra el covid-19, con las limitaciones inherentes a la disponibilidad o carencia de la vacuna, cuestiones logísticas, insuficiencias y otros asuntos.

En su momento, Origel iba a tener en México la posibilidad de ser vacunado. Pero como eso no sucedió cuando él quería, no tuvo empacho en viajar a Florida, donde posiblemente resultó inmoral que obtuviera esa “seguridad” arrebatándole a otra persona (entre ellas personas que trabajan diariamente en la primera línea y están en alto riesgo de contagio) esa prerrogativa.

Ello resultaría adicionalmente censurable si se considera que en Florida y en muchos otros lugares personas de la tercera edad han debido cumplir lentos procesos de registro y hacer muy largas filas para ser vacunadas.

Es decir, el desplante de Origel resultó ofensivo tanto para muchos mexicanos como para muchos estadounidenses.

Ciertamente, la información disponible sugiere que Origel aprovechó huecos o inconsistencias en un sistema de solicitud de citas de vacunación de Florida, pues al parecer allí no se solicitaba prueba de residencia para poder registrarse. De ser el caso, Origel no violó ninguna norma o requisito, pero no por ello su acto deja de ser muestra de insensibilidad, oportunismo y abuso.

“Yo apliqué y me mandaron. Es una aplicación que... Me dijo una amiga: ‘Mira, escríbeles aquí y luego ya te dicen’, así me llegó la cita, pero del jueves me llegó para el sábado, o sea, el viernes tuve que arreglar todo y me fui el viernes, saliendo de ‘Ventaneando’, me fui para Miami”, dijo Origel a su regreso a México.

En todo caso, las autoridades de Florida decidieron el pasado jueves 28 de enero, de acuerdo al Daily Mail, modificar sus lineamientos y ahora se exigirá a quien busque ser vacunado contra covid-19 que demuestre que es residente en ese estado. Ello con el objetivo de frenar el “turismo de vacunación”. Aunque quienes ya recibieron la primera dosis se les permitirá recibir la segunda, incluidos, al parecer, los turistas de vacuna.

El abuso de los turistas de vacunación provocó ese cambio, pero ello afectaría también a otras personas. Por ejemplo, inmigrantes indocumentado o personas sin hogar, que con frecuencia no cuentan con documentos a su nombre que prueben que tienen domicilio en Florida (los indigentes, en realidad, carecen de tal domicilio) tendrán dificultades para ser considerados elegibles para la vacunación contra el covid-19.

De acuerdo al periódico Miami Herald, miles de trabajadores agrícolas migrantes en la Florida, muchos de los cuáles son indocumentados, podrían no poder cumplir con el requisito de probar su residencia en el estado. Ahora se pide que el solicitante de la vacuna muestre una licencia de conducir de Florida o una identificación con foto, un recibo de un servicio público (por ejemplo electricidad o agua) a nombre del solicitante o contrato de alquiler. Estados de cuenta bancarios con nombre y dirección en Florida del solicitante también son aceptados.

La televisora NBC6 añadió que incluso desde antes que el estado exigiese prueba de residencia a los solictantes de vacunas contra el covid-19, varios sistemas de salud en Florida, entre ellos Jackson Health System y Memorial Health System, ya pedían una identificación con foto expedida por una autoridad de Estados Unidos y a quien no la tenía se le pedía aportar dos documentos que prueben que vive en Estados Unidos, entre ellos recibos de servicios, contratos de alquiler o estados de cuenta de impuesto predial.

Pero eso no impedía que desde cualquier otro estado una persona viajara a Florida para inmunizarse contra el covid-19. Es decir, ello frenaba el turismo de vacunación proveniente del extranjero, pero no el nacional.

De acuerdo a The Wall Street Journal, a Florida han arribado numerosas personas de otros estados, de Canadá y Latinoamérica para aplicarse la vacuna del covid-19, al parecer aprovechando la laxitud del sistema de citas, que ha sido muy criticado porque mientras resulta lento y difícil de usar para muchos usuarios residentes en la Florida, que tienen dificultad para obtener una cita y luego han de esperar largo tiempo para ser vacunados, al mismo tiempo concede lugares a personas de otros estados o países, que gracias a su poder económico pueden viajar y sacar ventaja de esos huecos en el sistema.

De acuerdo a Bloomberg, hasta mediados de enero de 2021, unas 37,000 personas de fuera de la Florida han viajado a ese estado y han sido vacunadas. Una fuerte proporción serían estadounidenses, pero también cantidades significativas de canadienses y latinoamericanos, sobre todo personas de alto poder adquisitivo.

Florida, indica el Journal, fue de los primeros estados en abrir la vacunación contra el covid-19 a las personas de 65 años o más con una orden ejecutiva del pasado 23 de diciembre, pero eso también generó que autoridades locales y hospitales debieran establecer a toda velocidad sistemas de citas para aplicar un fármaco que está en inmensa demanda.

Eso provocó que algunos de esos sistemas tuviesen fallas y disparidades. Algunos han pedido prueba de residencia y otros no. Aunque, ha de señalarse, en estricto sentido en principio se indicó que bastaba que la persona cumpliera el requisito de tener 65 años o más, sin importar su lugar de residencia, para ser vacunada. Algunos hospitales y autoridades pedían esa prueba y otros no. Origel y otros turistas de vacunación se habrían, así, colado por las rendijas, al parecer anchas, de esos sistemas.

Su acción no sería en ese sentido ilegal, aunque sí resulte deleznable.

En ese contexto, el gobernador Ron DeSantis dijo al Journal que si las personas tienen una segunda casa en Florida, “tienen residencia y no simplemente están volando una noche para quedarse una semana o dos, eso me parece bien… Eso es un tanto diferente de alguien que está solamente haciendo turismo y tratando de venir. Así, estamos desalentando a las personas de que vengan a la Florida solo para vacunarse”.

Por lo pronto, el Departamento de Salud de Florida está investigando incidentes de abuso en el proceso de vacunación contra el covid-19 y ha pedido a la comunidad que reporten todos los incidentes al departamento de salud de cada condado. El requisito de probar que se reside en Florida es un paso para frenar los abusos del turismo de vacunación.

Pero para los cerca de 200,000 trabajadores agrícolas migrantes que viven y trabajan en la Florida, y que son escenciales para la economía y el abasto de alimentos del estado y del país, ese nuevo requisito puede realmente convertirse en una amenaza para su salud, al privarlos de la posibilidad de ser vacunados contra el covid-19. Otros inmigrantes, sobre todo los indocumentados, también lo padecerán.

Esos casos, y el de los indigentes, plantea que ese nuevo requisito, aunque pertinente contra los turistas de vacunación, crea nuevas desigualdades y afecta a personas en sí ya muy vulnerables y desprotegidas.

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