La economía de Israel, amenazada por los ataques hutíes en el Mar Rojo
WASHINGTON.- En apenas un par de meses, los hutíes de Yemen se han comido una porción importante del comercio marítimo global, y ahora también son una amenaza para la economía de su objetivo jurado, Israel.
Si bien el comercio de Israel depende más del Mediterráneo que del Mar Rojo, y por lo tanto ha demostrado una gran resiliencia, los expertos advierten que los ataques hutíes ya representan una amenaza para su economía, y que podría causar un gran daño si no se frenan por los ataques aéreos liderados por Estados Unidos.
La actividad en el puerto de Eilat, piedra de toque de Israel en el Mar Rojo, se ha desplomado un 85%, según informó en diciembre el administrador del puerto. Si la situación no se revierte, “lamentablemente vamos a tener que desprendernos de algunos trabajadores”, le dijo el funcionario al diario Jerusalem Post.
Pero lanzar misiles contra barcos comerciales en el Mar Rojo, crucial ruta marítima global, es una manera segura de enfurecer a Estados Unidos y sus aliados: casi un 20% de los cargamentos con dirección a la Costa Este de Estados Unidos suele pasar por el Mar Rojo, camino al Canal de Suez, y varias de las principales navieras globales han empezado a enviar sus barcos por la ruta larga, rodeando África.
Desde que comenzaron con sus ataques en solidaridad con los palestinos bajo el bombardeo israelí en la Franja de Gaza, los hutíes sostienen que su objetivo no era alterar el comercio mundial, sino presionar a Israel para que estableciera un alto el fuego en Gaza.
El viernes, el portavoz de los hutíes, Mohammed Abdulsalam, le dijo a la agencia Reuters que los ataques en el Mar Rojo seguirían enfocados en bloquear a Israel y en tomar represalias por los ataques aéreos estadounidenses y británicos. Los ataques, dijo Abdulsalam, “solo son una presión sobre Israel, y sobre algún otro país del mundo”.
Si bien la mayor parte del comercio marítimo de Israel pasa por Haifa y otros puertos del Mediterráneo, Eilat es un punto de entrada clave para algunas importaciones de Asia Oriental, incluidos los autos eléctricos de China, los más vendidos en Israel. La imposibilidad de los concesionarios de reponer inventario, por el ingreso de menos unidades, podría impulsar un aumento de precios de los cero kilómetro, señaló el diario Times of Israel.
En cuanto a los barcos que pasan por el Canal de Suez rumbo a los puertos más activos de Israel en el Mediterráneo, muchos de los principales transportistas han frenado sus actividades dentro o fuera de ese corredor, a pesar de los esfuerzos de la coalición global que intenta garantizar un paso seguro para los barcos, o de los ataques liderados por Estados Unidos contra los hutíes en Yemen. El gigante naviero danés Maersk informó este mes que desviaría todos sus buques hacia el sur, rodeando África, “hasta nuevo aviso”.
La industria naviera ha respondido a esa fijación de los hutíes con los envíos desde y rumbo a Israel. El gigante naviero taiwanés Evergreen informó el mes pasado que ya no aceptaría carga Israelí “por la seguridad del cargamento, de los barcos y la tripulación”. El mes pasado, Maersk introdujo un recargo en el precio de los fletes con destino a Israel para ayudar a cubrir los crecientes costos de seguro. Al final de ese camino, los más afectados por el aumento de los precios de los seguros serán los consumidores.
Hasta el más pequeño cambio en la cadena de suministros puede plantear grandes complicaciones en la provisión de insumos médicos, y en medio de un “número sin precedentes” de víctimas de guerra, apunta Moshe Cohen, director ejecutivo de Yad Sarah, el mayor prestador no estatal de insumos médicos de Israel. Los retrasos causados por los ataques de los hutíes “podrían representar una demora que ponga en peligro la vida de quienes los necesitan con urgencia”, señala Cohen.
La economía de Israel enfrenta problemas más amplios, mientras tiene que lidiar con las consecuencias de su guerra en Gaza, donde han muerto al menos 25.000 gazatíes y que comenzó tras el ataque del 7 de octubre de Hamas, donde murieron unos 1200 israelíes. Desde entonces, miles de trabajadores israelíes han sido llamados a combate.
El Banco de Israel rebajó este mes un 1% sus previsiones para las exportaciones israelíes durante 2024 respecto de su pronóstico de noviembre, cuando los ataques hutíes empezaron a acelerarse. La cifra excluye la exportación de diamantes y de empresas emergentes e incluye servicios como el turismo, que ha disminuido drásticamente desde el inicio del conflicto. Se pronostica que en 2024 las importaciones civiles caerán un 4%, una caída del 5% con respecto a sus expectativas de noviembre, informó el banco central. Las más afectadas probablemente serán las importaciones procedentes de Asia, que normalmente pasan por la desembocadura sur del Mar Rojo, donde los hutíes atacan a los barcos. China es el mayor exportador a Israel y en 2021 concentró más del 14% de sus importaciones, según el Observatorio de la Complejidad Económica, que monitorea datos económicos.
Más que los efectos específicos sobre Israel, la mayor fuente de presión de los ataques en el Mar Rojo sería su impacto económico global, por la sensación extendida entre los aliados de Israel de que toda la región podría quedar sumida en una espiral de violencia. Mientras continúe la guerra en Gaza, “aumentan exponencialmente” los riesgos de que la situación en el Mar Rojo se deteriore aún más y de que cualquier escaramuza regional, como en la frontera libanesa, se convierta en guerra, señala Dan Arenson, asesor geopolítico de la consultora global de riesgos J.S. Held. “Y creo que el gobierno de Biden lo entiende”.
Los analistas anticipan que el aumento del precio de los fletes marítimos desde China a América del Norte hará subir los precios al consumidor, según un informe difundido el martes por la cotizadora de fletes Freightos. Si la economía norteamericana se ve afectada por los ataques de los hutíes, el presidente Biden podría empezar a presionar a Israel para que ponga fin a su guerra en Gaza, señala Arenson. “Es evidente que la paciencia empieza a agotarse”, dice Arenson. Los funcionarios del gobierno de Biden, incluido el secretario de Estado, Antony Blinken, han adoptado en las últimas semanas un tono más duro con Israel, en medio de la preocupación por el creciente número de muertes civiles en Gaza y el aumento de las tensiones en toda la región.
Por Bryan Pietsch
Traducción de Jaime Arrambide