¿Los drones de Amazon están por fin listos para un despliegue masivo?

(Adriana Zehbrauskas/The New York Times)
(Adriana Zehbrauskas/The New York Times)

Una reciente visita al renovado programa de reparto con drones de la compañía en Arizona me dejó impresionado por los drones, pero con dudas sobre si el público los recibirá bien.

En las últimas semanas, los residentes de Nueva Jersey han levantado la cabeza preocupados hacia el cielo para seguir los movimientos de lo que parecían ser misteriosos drones sobre sus cabezas, formular teorías sobre sus orígenes y elaborar estrategias sobre cómo deshacerse de ellos.

A unos cuantos miles de kilómetros de distancia, justo al oeste de Phoenix, Amazon se encuentra en una ambiciosa misión para convencer a la gente de que los drones de 36 kilos que zumban sobre sus casas no solo son inofensivos, sino que representan el excitante futuro de las compras en línea.

Tal vez hayas oído hablar de los drones de Amazon. La empresa los mencionó por primera vez hace más de una década, cuando Jeff Bezos acudió al programa
60 Minutes
para declarar el arranque de Prime Air, un servicio experimental de entrega con drones que la empresa esperaba que algún día entregara millones de paquetes a sus clientes en 30 minutos o menos.

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Para los adictos a Amazon, la propuesta era irresistible. ¿Necesitas un cargador? ¿Olvidaste la pasta de dientes en un viaje de trabajo? Pulsa un botón, dijo Bezos, y un dron autónomo surcará el cielo para entregártelo en menos de lo que tardarías en ir en coche a la tienda.

Sin embargo, ese futuro no llegó cuando se tenía previsto, y Bezos está ahora más enfocado en enviar cohetes al espacio. Sin embargo Amazon no ha renunciado a los drones. Esta semana, me invitaron junto con Casey Newton, mi copresentador en el pódcast
Hard Fork
, a visitar las instalaciones donde Amazon acaba de lanzar la más reciente encarnación de Prime Air, para ver sus nuevos drones en acción.

Los nuevos drones de reparto de Amazon en el Centro de Entrega en el Mismo Día de la empresa en Tolleson, Arizona. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)
Los nuevos drones de reparto de Amazon en el Centro de Entrega en el Mismo Día de la empresa en Tolleson, Arizona. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)

Nuestra visita ocurrió en un momento inoportuno, en pleno pánico nacional por los drones que sobrevolaban Nueva Jersey. (Por si sirve de algo, los responsables de Amazon dicen que los drones misteriosos no son suyos. Los funcionarios federales dijeron esta semana que la mayoría de los avistamientos notificados habían resultado ser aviones pilotados y drones de aficionados, aunque algunos siguen sin explicación).

Pero Amazon no se deja disuadir. La empresa cree que la conveniencia de la entrega con drones superará cualquier preocupación que la gente tenga sobre los drones en sí.

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“Cualquier forma de tecnología necesita ser útil”, dijo David Carbon, vicepresidente de Amazon y director general de Prime Air, quien nos sirvió de guía durante el día. “Si no tiene utilidad para la población en general, es una molestia”.

Pusimos a prueba esa teoría encargando una entrega con dron de una crema llamada Brazilian Bum Bum a una casa que Amazon había alquilado para ese día en los suburbios de Phoenix. Esta crema es uno de los cerca de 60.000 productos que pueden pedirse para entrega con dron, todos los cuales pesan dos kilos o menos y caben en una caja Prime Air de tamaño estándar. (A pesar de su sugerente nombre, la crema Bum Bum se usa en muchas partes del cuerpo).

Nuestra entrega fluyó sin problemas. También inspiró la visita de un vecino cuya reacción demostró que tal vez al público no le entusiasme un futuro lleno de drones tanto como a Amazon. Pero me estoy adelantando.

Un sueño de drones, aplazado

En 2013, cuando Bezos presentó el plan en 60 Minutes, los drones de Amazon no estaban realmente preparados para entrar en acción.

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Para empezar, la empresa aún no había recibido la aprobación de la Administración Federal de Aviación para poner en marcha un programa de reparto con drones. (Esa aprobación no llegó hasta 2020, cuando la agencia autorizó a Prime Air a operar como una aerolínea y entregar paquetes pequeños con drones. La aprobación se amplió este año para incluir entregas “más allá de la línea de visión”).

Los drones también tenían problemas: tenían un alcance y una capacidad de carga limitados, no podían volar con lluvia o viento fuertes y hacían mucho ruido. También eran ineficaces como vehículos de reparto. A diferencia de las camionetas y camiones repletos de cajas, un dron Prime Air solo podía entregar un paquete.

También había problemas de seguridad. En 2022, Bloomberg informó que un centro de pruebas de drones de Amazon en Pendleton, Oregón, había registrado cinco accidentes de drones en un periodo de cuatro meses, incluyendo uno en el que un dron estalló en llamas y provocó un incendio forestal de 10 hectáreas. (Nadie resultó herido, y la empresa calificó los incidentes como parte de las pruebas rutinarias).

En 2020, Amazon contrató a Carbon, un veterano ejecutivo de aviación, para renovar Prime Air y hacer realidad su visión original. (Carbon dejó Boeing, donde supervisaba la fábrica del 787 Dreamliner de la empresa en Carolina del Sur, luego de que un artículo del New York Times revelara las prácticas de producción apresuradas y la supervisión deficiente de ese lugar).

En 2022, Prime Air inició la entrega con drones con clientes reales en College Station, Texas. Aunque el programa demostró que los drones de la empresa podían volar con seguridad, no fue un éxito entre los clientes, en parte porque el proceso para apuntarse a las entregas con drones era muy complicado.

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Antes de enviar drones a las casas de los clientes, los empleados de Amazon tenían que visitarlas para encontrar un lugar despejado donde dejar los paquetes. Los clientes recibían tarjetas impresas con códigos QR, que colocaban en sus patios o entradas para ayudar a guiar a los drones al lugar correcto.

Todo aquello parecía más una elaborada maniobra de mercadotecnia que un vistazo a un futuro inevitable. (Por aquel entonces, mi colega David Streitfeld describió de forma memorable a Prime Air como “un programa que hace volar tiras para el aliento de Listerine Cool Mint o una lata de sopa Minestrone con salchicha italiana Campbell’s —pero no las dos cosas a la vez— para regalar a los clientes”).

Amazon desarrolló recientemente un nuevo dron —conocido como MK-30— que, asegura, resuelve muchos de los problemas de los modelos anteriores. Los nuevos drones vuelan el doble de lejos, y la empresa dice que son significativamente más silenciosos. Los drones también pueden identificar dónde dejar los paquetes con la ayuda de cámaras y sensores, lo que significa que se acabaron las visitas al patio y los códigos QR.

Este año, Amazon empezó a ofrecer entregas con drones desde unas instalaciones en Tolleson, Arizona, un suburbio de Phoenix, donde, como en Texas, los cielos suelen estar soleados y despejados, por lo que las condiciones de vuelo son óptimas. Sus drones entregan actualmente decenas de paquetes al día a clientes reales en el área metropolitana de West Valley Phoenix. Es una pequeña fracción de lo que podría hacer incluso una camioneta de Amazon, pero también es un paso más hacia la visión original de Bezos.

Las aspas del progreso

Cuando llegamos a Tolleson, Carbon nos dio chalecos de seguridad y nos llevó a visitar las instalaciones de Prime Air. Estas se encuentran en una esquina trasera de un almacén de Amazon que estaría tentado a describir como “enorme” si no fuera porque un representante de prensa de la empresa me dijo que era más pequeño que un centro de distribución típico.

Afuera, en un área cercada conocida como PADDC (por las siglas en inglés de Prime Air Drone Delivery Center), una flota de alrededor de 10 drones MK-30 estaba lista para despegar. Tenían forma de lágrima y eran de un blanco reluciente, con grandes logotipos azules de Amazon y seis rotores de tres aspas alrededor del compartimento de entrega. Estos drones, diseñados a medida, son más grandes y pesados que cualquier modelo que se pueda encontrar en una tienda como Best Buy: cada MK-30 pesa 36 kilos y tiene un tamaño y forma similares a las de un perro labrador. Además, alcanzan velocidades de hasta 117 kilómetros por hora.

En cuanto llega un pedido de Prime Air, un trabajador del almacén lo empaqueta en una caja acolchada especial y lo envía por una cinta transportadora. Otro trabajador lleva el paquete al exterior, a la zona de entrega con drones, lo deposita en un medidor de tamaño y lo desliza por un conducto hasta un trabajador situado dentro del área cercada. Ese trabajador carga la caja en un compartimento dentro del dron. Entonces comienza una cuenta regresiva de 30 segundos. Al llegar a cero, las hélices del dron comienzan a girar y este asciende a alrededor de 120 metros para luego dirigirse en línea recta hacia la casa del cliente.

Conseguir que estos drones despeguen ha exigido hacer algunas concesiones. En la actualidad, Amazon solo puede enviar siete drones por hora desde las instalaciones de Tolleson, y cada uno de ellos solo puede transportar un paquete, con un solo artículo en su interior. Eso cambiará el año que viene, cuando los clientes tengan la opción de añadir varios artículos a una caja, explicó Carbon.

Amazon cobra a los miembros Prime 9,99 dólares adicionales por una entrega con dron (quienes no son miembros pagan 14,99 dólares), y los drones no realizan entregas nocturnas. La empresa también ha tenido que retractarse de la promesa original de Bezos de hacer entregas en 30 minutos; ahora dice a sus clientes que sus paquetes Prime Air llegarán en una hora o menos.

Y la entrega con drones, por ahora, parece muy poco rentable. Carbon no quiso decir cuánto perdía Amazon con cada entrega, pero Business Insider informó en 2022 de que la empresa preveía que las entregas con drones le costarían 63 dólares por paquete en 2025, según documentos internos.

Carbon, un australiano optimista, tiene fe en que todo esto cambiará pronto, a medida que la tecnología de Amazon siga mejorando y el servicio se expanda a más zonas. Su objetivo es entregar 500 millones de paquetes al año en 30 minutos o menos mediante drones para 2029, lo que aún representaría una pequeña fracción del volumen total de paquetes de la empresa pero sería un gran éxito para Prime Air. (Amazon afirma que Prime Air ha realizado “miles” de entregas en Arizona y Texas hasta ahora, pero declinó facilitar cifras más concretas).

Amazon no es la única empresa que apuesta por los drones. Empresas como Wing (la unidad de reparto con drones de Google) y Zipline se están asociando con minoristas como Walmart para probar sus propios programas de reparto con drones. Y empresas como DroneUp y Matternet están desarrollando una tecnología que podría permitir un funcionamiento más fluido de flotas grandes de drones autónomos.

En cuanto a la pregunta que probablemente te estés haciendo sobre todo esto —¿y la gente quiere que drones dejen paquetes en sus patios?— Carbon tiene una respuesta: sí. Al menos algunas personas, algunas veces.

Admitió que no todos los clientes querrían que se les entregaran todas las compras de inmediato. Pero dijo que había muchos casos en los que uno quiere algo lo antes posible. (Puso el ejemplo de un niño que derrama algo sobre su camisa: con Prime Air, un padre podría pedir un jabón y recibirlo con un dron en cuestión de minutos, antes de que la mancha se seque).

“Nadie podrá decirme nunca que la velocidad no importa”, dijo.

Es difícil refutar a Carbon en este punto: en Estados Unidos, nunca es buena idea apostar contra la comodidad. Vivimos en un mundo de gratificación instantánea: cenas en DoorDash y viajes en Uber con solo pulsar un botón. E históricamente, cada vez que Amazon ha acelerado sus entregas —primero a envíos en dos días, luego al día siguiente, luego en el mismo día—, los clientes han respondido pidiendo más cosas y exigiendo que se les entreguen aún más rápido.

Aun así, me pregunté: ¿utilizar drones de última generación para entregar cables USB y frascos individuales de Tylenol no es un poco… loco? En nuestra visita a las instalaciones de Prime Air, vimos cómo cargaban drones con paquetes que contenían artículos tan pequeños como una sola tarjeta regalo. Aunque estos drones (que son totalmente eléctricos) sean mejores para el medio ambiente que una camioneta de reparto normal, son demasiadas molestias para un regalo de última hora.

Pregunté a Carbon si no pensaba que algunas de las cosas que los clientes pedían a Prime Air no eran precisamente esenciales. Él básicamente respondió que lo que los clientes querían no era asunto de Amazon.

“La belleza de Estados Unidos es que la gente decide lo que quiere y cuándo lo quiere, no nosotros”, dijo.

Un aterrizaje suave y un vecino entrometido

Tras nuestra visita a las instalaciones, nos dirigimos a Goodyear, Arizona, cerca de ahí, a una casa que Amazon había alquilado por un día para mostrarnos una entrega con dron real en acción.

Cuando llegamos, saqué mi computadora portátil y pedí una crema Brazilian Bum Bum Cream, uno de los primeros artículos que apareció en una lista de productos elegibles para Prime Air. (Otros productos elegibles son premios para perros, hilo dental y copias impresas de la Constitución de EE. UU.).

El proceso de compra era similar al de cualquier otro pedido a Amazon, con el paso adicional de seleccionar un lugar para que el dron dejara el paquete. Actualmente los drones necesitan unos tres metros cuadrados de espacio abierto; yo elegí un lugar en el patio trasero, junto a la piscina.

Unos 45 minutos después de hacer mi pedido, un dron pasó zumbando por encima de mí. Emitía un ruido perceptible —que Carbon insistía en que no era muy fuerte, pero que a mí me sonaba como un enjambre de abejas furiosas— y generaba una ligera brisa al acercarse.

Cuando estuvo sobre nuestras cabezas, el dron descendió a unos cuatro metros del suelo. Se abrió un compartimento y cayó el paquete. (Los drones no aterrizan, explicó Carbon, porque los clientes —o sus perros— podrían intentar atraparlos). Luego, con la misma rapidez con la que había llegado, se alejó volando.

Lo admito: es una hazaña impresionante, y todo lo relacionado con la entrega con dron fue tan sencillo y cómodo como se anunciaba. Pero también atrajo algo de atención no deseada. Segundos después de que aterrizara nuestro paquete, se acercó un vecino. Se presentó como Geno y preguntó si éramos de Amazon. Dijo que la gente del vecindario había empezado a asociar el zumbido de estos drones con los drones misteriosos de Nueva Jersey.

“Le dieron un buen susto a mucha gente”, le dijo a Carbon.

Cambiando el factor miedo

Hoy en día, la gente simplemente no está acostumbrada a ver drones sobrevolando encima de ellos, lo que los hace parecer siniestros y amenazadores, y a menudo hace que la gente busque explicaciones paranoicas. (¡Extraterrestres! ¡Operaciones militares encubiertas! ¡Material radiactivo desaparecido!)

Esto podría cambiar pronto. Como señaló el gobierno durante su investigación sobre los drones de Nueva Jersey, actualmente hay más de un millón de drones registrados por la Administración Federal de Aviación y certificados para volar en Estados Unidos, y millones más de pequeños drones recreativos que pueden usarse sin licencia. Los drones son cada vez más baratos y accesibles, y ahora se pueden adquirir pequeños y ligeros cuadricópteros por menos de 100 dólares. Dentro de unos años, puede que ya no resulte extraño ver un enjambre de drones sobrevolando el país, tomando fotos, dejando paquetes o entregando medicamentos en los hospitales.

Pero la tecnología cambia más rápido que la cultura, y los primeros indicios sugieren que la aceptación de los drones no será inmediata. Un hombre de Florida fue detenido este año por derribar un dron de reparto de Walmart que estaba dejando un paquete en su barrio. (El hombre aceptó pagar 5000 dólares de indemnización a DroneUp, la empresa propietaria del dron).

Refiriéndose al reciente drama de los drones en Nueva Jersey, el presidente electo Donald Trump sugirió en las redes sociales que una solución sería derribarlos. (Carbon dijo que no se había disparado a ninguno de los drones de Amazon, pero que la empresa llevaría a juicio a quien lo intentara).

A largo plazo, el trabajo de Amazon no consiste solo en demostrar que puede entregar paquetes a los clientes en 30 minutos o menos. Se trata de algo mucho más difícil: convencer a millones de estadounidenses de que, cuando vean y oigan drones sobre sus cabezas, su primer instinto no debería ser agacharse y cubrirse, o echar mano de sus armas.

“Nuestro trabajo es hacer que esto sea normal”, dijo Carbon. “Y hasta que no sea normal, la gente siempre se muestra escéptica ante el cambio, y con razón”.

Si funciona, el programa de drones de Amazon —y otros similares— representará el mayor cambio visible en nuestros cielos desde la llegada del transporte aéreo comercial. Si no, la industria habrá gastado miles de millones de dólares en aprender una dura lección sobre nuestra tolerancia colectiva a las bandadas de robots voladores.

Dado lo que está ocurriendo en Nueva Jersey, dudo que normalizar los drones vaya a ser fácil o rápido, incluso para una empresa con los recursos y el historial de Amazon. Pero Carbon cree que la prueba estará en los resultados.

“Si hago bien mi trabajo, a nadie le va a importar el dron”, dijo. “Lo que les va a importar es: ¿Recibí mi paquete en 30 minutos?”.


Kevin Roose
es columnista de tecnología del Times y presentador del pódcast
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