D'Rivera y Lázaro Azar inician las PAAX TALKS

José Quezada, enviado

PLAYA DEL CARMEN, QR. julio 1 (EL UNIVERSAL).- En una biografía de Dmitri Shostakóvich, probablemente en El ruido del tiempo, novela de Julian Barnes, se cuenta una anécdota —recuerda el clarinetista cubano Paquito D'Rivera— sobre dicho compositor soviético, cuya salud psicológica se vio afectada en la era estalinista por algo en particular, una anécdota terrorífica: cierta vez, Stalin se levantó de un concierto de Shostakóvich, y este acto lo llevó a vivir con el miedo de ser asesinado o terminar, en cualquier momento, en un Campo de Concentración. Su terror contrastó con la razón verdadera por la que el dictador abandonó la función: sólo le dolía la cabeza, pero se reveló que, en apariencia, Stalin quizá no estaba en contra de la música de Shostakóvich.

"Ustedes no quieren eso para México", dijo D'Rivera, uno de los músicos más destacados del jazz de América Latina, en el conversatorio que ofreció durante el segundo día del Festival PAAX GNP y que moderó el crítico musical Lázaro Azar.

Se trata, además, de la primera de las PAAX TALKS, ciclo en el que músicos y artistas hablan de sus procesos creativos. La charla de D'Rivera se centró en el origen de The Journey. Concierto para clarinete, violonchelo y orquesta, estrenado en México el 29 de junio, durante la inauguración del evento.

"Dicen que un pesimista es un optimista bien informado", recalcó el artista y recordó que hace décadas escucho decir a Mario Vargas Llosa que él sería testigo de la caída del Muro de Berlín. D'Rivera pensó que el escritor peruano "se había vuelto loco, pero sí lo vio, lo vimos todos. Milagros suceden. Esperemos lo mejor para Cuba (...) Nadie escarmienta por cabeza ajena, sobre todo cuando no se quiere escarmentar. Es una falta absoluta de solidaridad, es obvio el sufrimiento de la gente nuestra", continuó el músico.

Sobre The Journey, también conocida como el concierto del arroz con frijoles, y al margen de que fue comisionada por la Sinfónica Nacional de Estados Unidos y la Fundación Wolf Trap, contó que su origen fue casi una broma que hizo con el violonchelista Yo-Yo Ma; él era el "arroz", por su ascendencia china, y D'Rivera, "los frijoles", debido a su sangre cubana.

Estas referencias, de alguna forma, fueron el disparador para empalmar los ritmos latinoamericanos con "la nostalgia y el extrañamiento" del erhu, llamado violín chino, que escuchó por primera vez hace medio siglo, cuando su padre lo llevaba al Barrio Chino de La Habana.

El músico habló también sobre el oficio y la sencillez, y recomendó nunca perder la humildad: "Cuando crees que eres el mejor, aparece uno que te pone en ridículo; si no has alardeado, no tienes de qué temer.

La arrogancia te hace perder el placer de disfrutar la grandeza que te rodea. Hay que lograr que lo que se hace parezca fácil para que sea un arte y no un espectáculo de circo", concluyó.