Dramáticos relatos de los sobrevivientes de Bruselas

Mason Wells se encontraba en fila para ser atendido en el mostrador de la aerolínea Delta en Bruselas. Sacó su iPad para ver algo durante la espera, cuando sintió una fuerte explosión.

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Mason Wells tras los atentados. Foto de AP.

Wells, un misionero mormón de 19 años, calcula que se hallaba a unos 10 ó 15 metros del primer atacante suicida que devastó la terminal aérea.

“Yo estaba mirando hacia abajo y, de repente, la gran explosión vino de mi derecha. Creo que mi cuerpo saltó del suelo por un momento y mi iPad estaba en mis manos. No sé lo que sucedió -simplemente desapareció después. Creo que en realidad me golpeó en la cabeza cuando estalló en mis manos”, recordó Mason en declaraciones a la cadena CNN.

“Mi reloj en la mano izquierda desapareció, mi zapato izquierdo fue arrancado y una gran parte del lado derecho de mi cuerpo se puso muy caliente y luego muy frío y yo estaba cubierto de una gran cantidad de fluidos, una gran cantidad de sangre. Y una gran cantidad de sangre que no era la mía tampoco”, dijo.

El joven asegura que no perdió el conocimiento en ningún momento. Logró salir de la terminal aérea por sus propios medios y luego fue transportado a un hospital.

La historia de Mason se ha hecho conocida mundialmente porque el joven estuvo a apenas una cuadra del lugar donde ocurrió el atentado terrorista al maratón de Boston en 2013 -con 3 muertos y más de 200 heridos-, y en noviembre del año pasado estaba en París cuando los devastadores ataques de extremistas islámicos dejaron 130 muertos y cientos de heridos.

Sus padres viajaron a Bruselas a verlo y fue el primer reencuentro familiar en casi dos años, pues a los mormones no se les permite estar en contacto directo con su familia mientras se encuentran en misión.

Mason estaba con otros tres misioneros cuando ocurrieron los atentados -José Empey de Santa Clara, California, de 20 años de edad; Richard Norby de Lehi, Utah, 66 años de edad; y la misionera francesa Fanny Rachel Clain, de 20 años de edad.

Clain contó a CNN que estaba en la fila de Delta y una mujer con un bebé recién nacido estaba detrás de ella. Lo siguiente que recuerda es que estaba tumbada en el suelo.

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Fanny Rachel Clain. Foto de archivo, AP

"Había cenizas por todas partes,” dijo. “Todo estaba gris.”

Olía a carne quemada y su abrigo estaba cubierto de sangre. Abrió los ojos, y llorando salió del lugar tan pronto y rápido como pudo. Afortunadamente, Clain sufrió heridas leves, pero permanece hospitalizada.

Empey fue tratado por quemaduras de segundo grado en sus manos, la cara y la cabeza. Fue operado el martes por heridas en las piernas. Su familia dio en un comunicado que se está recuperando, agradecido y de buen humor.

Norby parece ser el más gravemente heridos en las explosiones, y permanece en un coma inducido.

Sneha Mehta y su marido, Samip, acababan de regresar de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos. La pareja, que espera un hijo, vive en Amberes. Se encontraban abajo en la zona de llegada, cuando escucharon la explosión, y partes del techo empezaron a caer sobre ellos.

“No sabía en qué dirección correr”, rememoró Mehta.

Por un momento pensó que podría morir allí, pero pronto tuvo la certeza de que aún no había llegado su hora.

Nidhi Chapekar, una azafata india de 40 años, había concluido en uno de los últimos vuelos de su aerolínea, Jet Airways, a Bruselas, pues esta decidió cerrar esa ruta.

Chapekar es jefa de las azafatas en viaje trasatlánticos nocturnos y el viaje transcurrió sin contratiempos. Luego debía viajar a Newark, Estados Unidos, y de allí de vuelta a su país.

La mujer se encontraba caminando por el área de salidas cuando la segunda explosión la lanzó al suelo, hiriéndola en un ojo y un tobillo. Aturdida, logró sentarse en una silla de la terminal, donde quedó inmortalizada en una foto que expresa el horror de lo vivido en Bruselas.

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Nidhi Chapekar, der. Foto de AP.

Chapekar permanece en Bruselas donde es atendida por sus lesiones.

Otra imagen icónica de la masacre muestra a un hombre de gran estatura en el piso con una pierna ensangrentada. Se trata de Sebastien Bellin, ex capitán del equipo nacional belga de baloncesto.

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Sebastien Bellin. Foto de Le Parisien.

Su padre, Jean Bellin, contó a CNN que las primeras palabras de su hijo fueron: “No puedes imaginarte la carnicería que vi”.

“Todo lo que sé es que la fuerza de la explosión fue suficiente para lanzarme 6 pies en el aire y caer de nuevo. El tiene metralla en la pierna izquierda y la cadera derecha”.

Se espera que la recuperación del atleta sea larga y difícil.