Dolores de cabeza y palos a granel, los Marlins viven una noche aciaga y larga en La Pequeña Habana
La paliza de los Filis ya estaba en segundo plano. La noticia de que Edward Cabrera no estaba en condiciones de lanzar estremeció un poco más el cierre de temporada de los Marlins que supieron una hora y media antes del juego la partida del dominicano a un hospital debido a síntomas de migraña.
Ese fue el primer dolor de cabeza, porque el segundo se produjo el viernes en la noche por el impacto de una derrota 16-2 que significó el segundo mayor margen de un fracaso en la contienda que algo así como una crónica esperaba ante la no presentación de Cabrera.
Ya de por sí la ofensiva de Filadelfia es potente y Schumaker no tuvo otro remedio que encontrar soluciones sobre la marcha, como la de colocar como abridor a Austin Kitchen antes de que otros cinco relevistas resistieran a duras penas hasta el final del encuentro.
En apenas dos entradas, Kitchen soportó nueve imparables y siete anotaciones, mientras que los otros lanzadores también recibían sus andanadas de batazos de manera inmisericorde ante una alineación que conectó 22 indiscutibles.
A simple vista, Filadelfia no tiene grietas en su ofensiva y todos contribuyeron a la destrucción de Miami, pero con destaque para Trea Turner, quien estuvo a un triple del ciclo, mientras que Kyle Schwarber bateó su 33er jonrón y el estelar Bryce Harper disparó tres hits.
Como si fuera poco, el jardinero dominicano Johan Rojas pegó tres dobles, y Kody Clemens también sumó tres imparables para los Filis que se afianzan como los líderes del Este en la Liga Nacional con balance de 85-56 y que contaron en Zach Wheeler con el veterano probado de siempre al lanzar seis entradas de ua sola carrera.
Ya sin nada que rescatar y para no seguir malgastando a su bullpen, Schumaker finalmente recurrió al jugador David Hensley para lanzar las dos últimas entradas. Y ese fue un signo de lo nefasto de este encuentro que empezó con un dolor de cabeza y terminó con otro.