¿Cómo podría la disminución de la vacunación causar un resurgimiento de la polio?
Puede que el virus esté casi erradicado en su forma original, pero su resurgimiento sigue siendo una amenaza constante.
La mayoría de los padres estadounidenses apenas piensan en la poliomielitis, comúnmente llamada polio, más allá del instante en que vacunan a su hijo contra la enfermedad. Pero hubo un tiempo en este país en que la polio paralizaba a 20.000 personas en un año y mataba a muchas de ellas.
Las vacunas cambiaron la tendencia en contra del virus. En la última década, solo ha habido un caso en Estados Unidos, relacionado con viajes internacionales.
Esto podría cambiar muy rápidamente si disminuyeran las tasas de vacunación contra la polio o si la vacuna fuera menos accesible.
Robert F. Kennedy Jr., un escéptico de las vacunas desde hace mucho tiempo, quien podría convertirse en secretario de Salud y Servicios Humanos, ha dicho que la idea de que la vacunación casi ha erradicado la polio es “una mitología”.
Y aunque Kennedy ha dicho que no piensa retirar las vacunas a los estadounidenses, lleva mucho tiempo sosteniendo que no son tan seguras y eficaces como se afirma.
En fecha tan reciente como 2023, dijo que los lotes de una primera versión de la vacuna de la polio, contaminados con un virus, causaron cánceres “que mataron a mucha, mucha, mucha, mucha, mucha más gente de la que mató la polio”. La contaminación era real, pero la investigación nunca llegó a demostrar su relación con el cáncer.
Aaron Siri, abogado y asesor de Kennedy, ha representado a un cliente que pretendía impugnar la aprobación o distribución de algunas vacunas contra la polio alegando que podrían ser inseguras.
Parece poco probable que estos esfuerzos tengan éxito. Y existe un amplio apoyo a la vacunación entre destacados republicanos, incluidos el presidente electo Donald Trump y el senador Mitch McConnell, quien tuvo poliomielitis de niño.
Pero el secretario de Salud y Servicios Humanos tiene autoridad para desalentar la vacunación de formas menos directas. Podría retirar los fondos federales destinados a los programas de vacunación infantil, acelerar el fin de los mandatos escolares en los estados que ya se muestran reacios a las vacunas o alimentar las dudas sobre las vacunas, lo que exacerbaría el descenso de las tasas de inmunización.
Si las tasas de vacunación contra la poliomielitis disminuyeran, dicen los científicos, el virus podría introducirse en zonas del país donde un número significativo de personas no están vacunadas, causando estragos una vez más. Puede que el virus esté casi erradicado en su forma original, pero su resurgimiento sigue siendo una amenaza constante.
Cualquier decisión que tome el gobierno de Trump en relación con la vacuna antipoliomielítica probablemente tendrá repercusiones en todo el mundo, dijo David Heymann, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y exresponsable de la erradicación de la poliomielitis en la Organización Mundial de la Salud.
“Si Estados Unidos retira la licencia, muchos otros países harán lo mismo”, dijo. Que resurja la polio cuando está tan cerca de la erradicación “sería muy, muy, muy, muy triste”.
Antes de 1955, cuando se introdujo la vacuna, la polio incapacitaba a más de 15.000 estadounidenses cada año y a cientos de miles más en todo el mundo. Solo en 1952, mató a 3000 estadounidenses después de que la parálisis los dejara incapacitados para respirar.
Muchos de quienes sobrevivieron siguen viviendo con las consecuencias.
“La gente subestima realmente lo horrible que fue la polio”, dijo Karen Kowalske, médica y especialista en poliomielitis del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, en Dallas.
Muchos de quienes se recuperaron sufren ahora el “síndrome postpolio”: algunos de los síntomas originales, como debilidad muscular y problemas respiratorios, reaparecen.
Kowalske atiende a unos 100 pacientes postpolio que necesitan aparatos ortopédicos, sillas de ruedas u otros dispositivos para hacer frente a la debilidad progresiva. Algunos son adultos mayores que se infectaron antes de que existiera la vacuna; otros son inmigrantes de mediana edad procedentes de países donde la polio siguió siendo un problema durante mucho más tiempo que en Estados Unidos.
Para algunos supervivientes, la idea del regreso de la polio es inconcebible.
Carol Paulk contrajo la enfermedad en 1943, cuando solo tenía 3 años. Su pierna derecha nunca se recuperó; durante el resto de su vida ha caminado con una pronunciada cojera y ha padecido un dolor casi constante.
Paulk es una de las más afortunadas. Hasta hace poco, no sufría los problemas respiratorios, digestivos o de deglución que suelen atormentar a los supervivientes de la poliomielitis.
Ha tenido “una vida maravillosa, maravillosa”, con un marido y tres hijas, una licenciatura en Derecho y muchos viajes al extranjero.
Pero siempre, en todas partes, está calculando lo lejos que está el próximo asiento, cuánto tiempo aguantará su energía y si una actividad determinada merece un dolor debilitante al día siguiente.
No participó en la Marcha sobre Washington de 1963 ni hizo deporte, como deseaba desesperadamente, ni fue de excursión, esquió o montó en bicicleta con su marido.
Si ahora hubiera una audiencia pública sobre la vacuna antipoliomielítica, “iría, me quitaría la férula, dejaría que me vieran la pierna y les preguntaría: ¿es eso lo que quieren para sus hijos?”, dijo.
Ahora la polio incapacita a muchos menos niños. La vacunación ha eliminado el virus de la mayor parte del planeta, reduciendo el número de casos en más del 99,9 por ciento y evitando unos 20 millones de casos de parálisis.
Aun así, el virus ha resultado ser un enemigo tenaz, y su erradicación ha retrocedido una y otra vez.
En 2024, 20 países notificaron casos de poliomielitis y se detectó el virus en aguas residuales de cinco países europeos, décadas después de su eliminación oficial de la región, y en Australia.
“Cualquier reducción de las tasas de cobertura aumenta el riesgo de polio en cualquier lugar”, dijo Oliver Rosenbauer, vocero del programa de erradicación de la polio de la Organización Mundial de la Salud.
Hay tres tipos de poliovirus, y la erradicación requiere que desaparezcan los tres. Durante años, el objetivo ha estado tentadoramente cerca.
El tipo 2 se declaró vencido en 2015 y el tipo 3 en 2019. El Tipo 1 ya solo circula en Afganistán y Pakistán. En 2021, los dos países juntos tenían solo cinco casos; en 2024, tenían 93.
Pero estas cifras solo cuentan una parte de la historia. En un giro sorprendente, una vacuna oral utilizada en algunas partes del mundo ha mantenido la circulación del poliovirus mucho después de que debería haber desaparecido.
En la mayoría de los países de ingresos bajos y medios, las autoridades sanitarias siguen confiando en una vacuna oral que se administra en forma de dos gotas en la lengua. Es barata y fácil de administrar, e impide la transmisión del virus.
Pero contiene virus debilitados, que los niños vacunados pueden verter al medio ambiente a través de sus heces. Cuando hay suficientes niños no vacunados a los que infectar, el patógeno se propaga lentamente, recupera su virulencia y acaba por causar parálisis.
El problema es el siguiente: desde 2016, la vacuna oral utilizada para la inmunización sistemática no protege contra el virus de tipo 2. Las autoridades sanitarias mundiales tomaron la decisión deliberada de reformular la vacuna con el razonamiento de que el virus de tipo 2 de origen natural había desaparecido.
Eso resultó ser prematuro. En algunas partes del mundo, los niños vacunados por vía oral habían diseminado más virus de tipo 2 de lo que las autoridades habían previsto. Cuando algunos niños no inmunizados, o los que recibieron la vacuna oral más reciente, se encontraron con este virus de tipo 2 “derivado de la vacuna”, se infectaron y quedaron paralíticos.
El poliovirus derivado de la vacuna paraliza ahora a más niños que el virus natural. Por ejemplo, Nigeria eliminó toda la llamada polio de tipo salvaje en 2020. Pero en 2024, el país registró 93 casos de virus de tipo 2 de origen vacunal, más de un tercio del total mundial.
Nada de esto es un problema para los estadounidenses, siempre que estén vacunados.
La vacuna antipoliomielítica inactivada (VPI) utilizada para la inmunización sistemática de los niños estadounidenses protege contra los tres tipos de poliomielitis. Estas fórmulas contienen virus muertos, por lo que no pueden causar enfermedades ni revertir a una forma peligrosa.
Pero, al igual que otras vacunas contra enfermedades infecciosas, no evitan totalmente la infección o la transmisión del virus. Este aspecto está entre las críticas de Siri, el asesor de Kennedy.
Aun así, es menos importante que el poder casi perfecto de las vacunas para prevenir la parálisis, dijeron los expertos.
“Sí, sí, es cierto, la VPI no impide la transmisión”, dijo William Petri, médico especialista en enfermedades infecciosas y expresidente del comité de investigación sobre la poliomielitis de la OMS. “Pero, vaya, es lo mejor que ha pasado para prevenir la parálisis”.
Eso significa, sin embargo, que las personas vacunadas con VPI pueden mantener el virus circulando, incluso cuando ellas mismas están protegidas contra la enfermedad y la parálisis.
He aquí un escenario realista que preocupa a los investigadores: alguien que se vacunó con la vacuna antipoliomielítica oral en otro país podría traer el virus a Estados Unidos y luego diseminarlo, en su forma debilitada. Esto ya ha ocurrido en otros países.
Mientras la mayoría de la población siga vacunada, no es probable que esto desencadene una epidemia. Pero si el virus se abre paso en comunidades con bajos índices de vacunación, este puede propagarse y luego revertir a una forma virulenta que puede causar parálisis.
Eso es lo que ocurrió en Nueva York en 2022, cuando la poliomielitis afectó a un miembro no vacunado de 20 años de una comunidad judía ultraortodoxa del condado de Rockland.
La tasa de vacunación en ese condado era de poco más del 60 por ciento, frente a la media nacional del 93 por ciento.
El virus que paralizó al joven llevaba meses circulando y posteriormente se detectó en las aguas residuales de múltiples condados de Nueva York con tasas de vacunación que rondaban el 60 por ciento, lo que llevó al estado a declarar la emergencia.
Se detectaron poliovirus genéticamente relacionados en muestras de aguas residuales de Gran Bretaña, Israel y Canadá, lo que sugería una transmisión generalizada. Más tarde, las autoridades encontraron dos poliovirus de tipo 2 distintos, derivados de vacunas, en aguas residuales de Nueva York, lo que sugiere dos importaciones distintas.
Si la poliomielitis reapareciera en Estados Unidos, es poco probable que fuera tan horrible como lo fue en las décadas anteriores a la vacuna. Muchos adultos mayores aún recuerdan que de niños no se les permitía bañarse en ríos o piscinas, o en cualquier lugar donde pudiera acechar el virus.
“La razón por la que no se nos permitía jugar en los ríos en la década de los 50 es porque se vertían aguas residuales sin tratar en los ríos”, dijo Heymann.
Eso ya no ocurre, por lo que “no habría una transmisión masiva inmediata en Estados Unidos”, añadió.
Pero aunque solo unos pocos niños quedaran paralizados, “eso sería horrible”.
Apoorva Mandavilli
reporta sobre ciencia y salud en el mundo, y se enfoca en las enfermedades infecciosas, las pandemias y los organismos de salud pública que intentan gestionarlas Más de Apoorva Mandavilli
c. 2025 The New York Times Company